TEHILIM (XIV)

Habla de la destrucción de los dos Grandes templos, el primero a manos de Nabucodonosor y el segundo a manos de Tito.

Para el Director del Coro, [un Salmo] por David: El necio dice en su corazón: “¡No hay Dios!” Las acciones [del hombre] se han vuelto corruptas y abominables, nadie hace el bien. Adonái miró a la humanidad desde el cielo, para ver si hay algún hombre de inteligencia que busca a Dios. Todos ellos se han descarriado juntos; se han vuelto corruptos; no hay nadie que haga el bien, ni siquiera uno. En verdad, todos los malhechores, que devoran a Mi pueblo como devoran el pan, que no claman a Adonái, finalmente conocerán [las consecuencias de sus acciones]. Allí serán presa del miedo, pues Dios está con la generación justa. Vosotros os mofáis del consejo del pobre, que deposita su confianza en Adonái. ¡Si de Tzión viniera la salvación de Israel! Cuando Adonái haga tornar a los cautivos de Su pueblo, Iaacov se alborozará, Israel se alegrará.

TEHILIM (XIII)

Plegaria para que termine este prolongado exilio. Quien sufre angustia ha de rezarla por su aflicción y por la extensión del exilio diaspórico.

Para el Director del Coro, un Salmo por David: ¿Hasta cuándo, Adonái, has de olvidarme? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo ocultarás Tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo debo buscar consejo dentro de mi alma [para escapar a] la pena de mi corazón todo el día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira [mi aflicción y] respóndeme, Adonái; da luz a mis ojos, no sea que yo duerma el sueño de la muerte. No sea que mi enemigo diga: «Pude con él», [y] mis opresores se alborocen cuando vacile. En Tu bondad he confiado, mi corazón se alborozará en Tu salvación; cantaré a Adonái porque El me ha concedido bondad.

Un reproche a quienes difaman, calumnian y adulan.

Para el Director del Coro, sobre el instrumento musical de ocho cuerdas, sheminít, un Salmo por David: Adonái, ayúdanos, pues los piadosos ya no existen; pues los fieles se han esfumado de entre los hombres. Los hombres hablan falsedades unos a otros; hablan con labios lisonjeros, con duplicidad en el corazón. Que Adonái cercene a todos los labios lisonjeros, [a toda] lengua que habla con jactancia. Aquellos que han dicho: «Con nuestras lenguas hemos de dominar, nuestros labios están con nosotros, ¿quién es amo sobre nosotros?» «Por la violencia perpetrada contra los pobres, por los gemidos de los menesterosos, ¡ahora he de levantarme!», dice Adonái; «He de otorgarle salvación», El le dice. Las palabras de Adonái son palabras puras, como la plata refinada en el crisol de barro más fino, purificado siete veces. Que Tú, Adonái, los protejas; que Tú los guardes por siempre de esta [malvada] generación. Los inicuos caminan por todos lados; cuando son enaltecidos es una vergüenza para la humanidad.

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TEHILIM (XI)

«Todas las aflicciones del justo son por su bien, para purificarlo de sus faltas, mientras que el éxito del malvado es a modo de «La riqueza perdura con su dueño, para su detrimento».

Para el Director del Coro, [un Salmo] por David: He depositado mi confianza en Adonái; ¿cómo podéis decirme que yo huyo de vuestra montaña como un pájaro? Pues observa, los malvados doblan el arco, ya han preparado su flecha sobre la cuerda, para disparar en la oscuridad al recto de corazón. En verdad, cuando los fundamentos se destruyen, ¿qué ha hecho el justo? Adonái está en Su sagrado Santuario, el trono de Adonái está en el cielo, [sin embargo] Sus ojos observan, Sus pupilas examinan [las acciones de] la humanidad. Adonái pone a prueba a los justos, mas a los malvados y al que ama la violencia El odia. El hará llover sobre el malvado ígneos carbones y azufre; un viento abrasador será su porción asignada. Pues Adonái es justo, El ama [al hombre de] actos justos; el recto contemplará Su semblante.

TEHILIM (X)

Cuenta de la prosperidad del malvado; cómo se vanagloria de ello, al grado de decir: «No hay ley ni juez. Dios no observa los actos de los mortales».

¿Por qué, Adonái, Te paras a distancia; por qué Te ocultas en momentos de tribulación? El malvado en su arrogancia persigue a los pobres que son atrapados por los ardides que ellos han ideado. Pues el malvado se vanagloria por [el logro del] deseo de su corazón, y el insolente ladrón se jacta de haberse burlado de Adonái. El malvado, en su insolencia, [piensa,] «El no sondea [nuestras acciones]»; todos sus pensamientos son: «No hay Dios [de retribución]». Sus sendas siempre triunfan; Tu retribución está muy lejos de él; él resopla a todos sus enemigos. Dice en su corazón: «No he de vacilar, por todas las generaciones ningún mal caerá sobre mí». Su boca está colmada de juramentos, engaño y malicia; bajo su lengua hay agravio e iniquidad. Aguarda en emboscada en las inmediaciones; en lugares secretos asesina al inocente; sus ojos acechan al desvalido. Acecha en un lugar secreto cual el león en su guarida; acecha para capturar al pobre, captura al pobre cuando extiende su red. [Finge estar] aplastado y encogido, los desvalidos caen presos de su poderío. En su corazón dice: «Dios ha olvidado, El oculta Su rostro, El nunca verá [mis iniquidades]». ¡Levántate, Adonái! ¡Dios, alza Tu mano! No olvides a los humildes. ¿Por qué se burla de Dios el malvado? Dice, en su corazón: «Tú no exigirás». ¡Sin embargo, Tú sí ves! Pues Tú contemplas agravio y enfado. Recompensar está en Tu poder; los indefensos depositan su confianza en Ti; Tú [siempre] has ayudado al huérfano. Rompe el poder de los malvados; luego busca la maldad del inicuo y no la has de hallar. Adonái reina por toda la eternidad; las naciones han desaparecido de Su tierra. Adonái, Tú has escuchado la ansiedad de los humildes; dirige sus corazones [a Ti], haz que Tu oído atienda [a sus plegarias]. Para hacer justicia con el huérfano y el oprimido, de modo que [el malvado] no pueda sembrar más el terror entre los hombres de la tierra.

TEHILIM (IX)

El hombre debe alabar a Dios por salvarlo del enemigo que desea que sufra, y por juzgar a todos con equidad, al justo por su rectitud y al inicuo por su maldad.

Para el Director del Coro, a raíz de la muerte de Labén, un Salmo por David: He de ofrecer alabanza a Adonái con todo mi corazón; he de relatar todas Tus maravillas. He de alegrarme y regocijarme en Ti, he de cantar alabanza a Tu Nombre, Supremo. Cuando mis enemigos retrocedan, tropezarán y perecerán delante de Ti. En verdad, Tú has emitido mi juicio y [defendido] mi causa; Tú estuviste sentado sobre el trono [del juicio], Juez Recto. Tú has destruido naciones, eliminado malvados, borrado su nombre por toda la eternidad. Enemigo, tus lugares desolados quedarán en ruinas para siempre; las ciudades que fueron destruidas a causa de tu iniquidad, su recuerdo mismo queda borrado. Mas Adonái está entronizado para siempre, El ha establecido Su trono para juicio. Y El ha de juzgar al mundo con justicia; El juzgará a las naciones con rectitud. Adonái será un baluarte para los oprimidos, un bastión en momentos de aflicción. Aquellos que conocen Tu Nombre depositan su confianza en Ti, pues Tú, Adonái, no has abandonado a aquellos que Te buscan. Entonad alabanzas a Adonái que mora en Tzión, relatad Sus actos entre las naciones. Pues el Vengador del derramamiento de sangre los recuerda; El no olvida el clamor de los humildes. Sé gracioso conmigo, Adonái; mira mi aflicción causada por mis enemigos, Tú que me alzas de los portales de la muerte, para que pueda relatar todas Tus alabanzas en los portales de la hija de Tzión, para que pueda regocijarme en Tu salvación. Las naciones se han hundido en el foso que han cavado; su pie quedó apresado en la misma trampa que ellos han escondido. Adonái Se tornó conocido con el juicio que El ejecutó; por la obra de sus propias manos quedó atrapado el malvado; reflexionad sobre esto por siempre. Los malvados retornarán al sheól; todas las naciones que olvidan a Dios. Pues no por siempre el menesteroso será olvidado, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre. Levántate, Adonái, no permitas que el hombre [malvado] prevalezca; haz que las naciones sean juzgadas en Tu presencia. Impón Tu supremacía sobre ellas, Adonái; que las naciones sepan que son, en verdad, frágiles seres.

TEHILIM (VIII)

Alabanza a Dios por dar la Torá al mortal en el mundo inferior, suscitando envidia en los ángeles; como decimos [en Iom Kipur]: «Aunque Tu poderío está en los ángeles arriba, deseas alabanza de los formados por materia inferior».

Para el Director del Coro, sobre el [instrumento musical] guitít, un Salmo por David: Adonái, nuestro Amo, ¡cuán poderoso es Tu Nombre en toda la tierra, Tú que has establecido Tu majestad sobre los cielos! De la boca de criaturas y lactantes Tú has cimentado fortaleza, para oponer a Tus enemigos, para poner fin al adversario y al vengador. Cuando contemplo Tus cielos, la obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú has fijado, ¡qué es el hombre para que Tú lo recuerdes, el hijo del hombre para que Tú lo tengas en cuenta! Sin embargo, Tú lo has hecho apenas un poco por debajo de los seres supremos, y lo has coronado con gloria y esplendor; le has dado dominio sobre la obra de Tus manos, has puesto todo bajo sus pies; el ganado bovino y el ovino, todos, y también las bestias del campo; los pájaros del cielo y los peces del mar, todo cuanto pasa por las sendas del mar. Adonái nuestro Amo, ¡cuán poderoso es Tu Nombre en toda la tierra!

TEHILIM (VII)

No te regocijes cuando Dios castiga a tu enemigo, tal como es ingrato el sufrimiento de los justos. David se disculpa ante Dios: él no hizo mal alguno Shaúl –aquel lo trajo sobre sí–, pues sus pensamientos sólo fueron buenos.

Un shigaión por David, que él cantó a Adonái acerca de Kush, el Benjaminita: Adonái, Mi Dios, en Ti he depositado mi confianza; sálvame de todos mis perseguidores y libérame. No sea que él desgarre mi alma como un león, y me aplaste, sin que haya quien me rescate. Adonái, mi Dios, si he hecho esto, si hay iniquidad en mis manos; si he retribuido a mis amigos con mal o he oprimido a aquellos que me odian sin causa, que el enemigo persiga mi alma y la alcance; que pisotee mi vida por tierra y haga estar mi gloria en el polvo para siempre. Alzate, Dios, en Tu ira, elévate en furor contra mis enemigos, y despierta dentro de mí [la fuerza para administrar] la retribución que Tú has ordenado. Cuando la asamblea de naciones Te rodee, aléjate de ella, retorna a Tu morada suprema. Adonái ha de administrar retribución a las naciones; júzgame, Adonái, conforme mi rectitud y mi integridad. Pon fin a la iniquidad de los malvados, mas establece a los rectos. Tú, Dios recto, que sondea los corazones y las mentes. Confío en Dios para que sea mi escudo, Aquel que libera a los rectos de corazón. Dios es el juez justo; y el Todopoderoso se enfurece [con el malvado] todos los días. Si no se arrepiente, El afilará Su espada, curvará Su arco, y lo preparará [contra el malvado]. Y El ha preparado para él armas mortales; El usará Sus flechas contra aquellos que persiguen [a los justos]. En verdad, él concibe la iniquidad, está preñado de malas tretas y da a luz a la falsedad. Excavó un pozo, lo ha cavado hondo, y ha de caer en la zanja que ha hecho. Su maldad se volverá sobre su propia cabeza; su violencia caerá sobre su propio cráneo. He de alabar a Adonái de acuerdo con Su rectitud y de cantar al Nombre del ensalzado Adonái.

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TEHILIM (VI)

Una plegaria para que el enfermo implore a Dios que sane su cuerpo y alma. Recitada con devoción y corazón contrito, seguro que Dios la aceptará.

Para el Director del Coro, con instrumento musical en el sheminít, un Salmo por David: Adonái, no me reprendas en Tu enojo ni me castigues en Tu ira. Sé gracioso conmigo, Adonái, pues languidezco; cúrame, Adonái, pues mis huesos tiemblan de miedo. Mi alma es presa del pánico; y Tú, Adonái, ¿hasta cuándo [sufriré para que me ayudes]? Vuélvete, Adonái, [de Tu enojo,] salva mi alma; ayúdame en aras de Tu bondad. Pues en la muerte no hay recuerdo de Ti; en el sheól, ¿quién ha de alabarte? Estoy fatigado de tanto suspirar; cada noche lloro hasta empapar mi cama, derrito mi lecho con mis lágrimas. Mi ojo se ha enturbiado a causa del enojo, está gastado a causa de todos mis adversarios. Apartaos de mí, vosotros todos los malhechores, pues Adonái ha escuchado el sonido de mi llanto. Adonái ha escuchado mi súplica; Adonái acepta mi plegaria. Todos mis enemigos estarán avergonzados y grandemente aterrados; se arrepentirán y de inmediato sentirán vergüenza.

TEHILIM (V)

Una plegaria para cada individuo: que los perversos sufran las consecuencias de sus actos y los devotos se regocijen en sus buenas acciones.

Para el Director del Coro, sobre el instrumento musical nejilót, un Salmo por David: Presta oídos a mis palabras, Adonái; considera mis pensamientos. Atiende a la voz de mi clamor, mi Rey y mi Dios, pues a Ti ofrezco plegaria. Adonái, escucha mi voz en la mañana; ofrezco [mi plegaria] ante Ti en la mañana, y quedo expectante. Pues Tú no eres un Dios que desea la maldad; el mal no convive contigo. Los jactanciosos no pueden tenerse derechos ante Tus ojos; Tú odias a todos los malhechores. Tú destruyes a los que hablan con mentira; Adonái detesta al hombre sanguinario y traicionero. Y yo, merced a Tu abundante benevolencia, vengo a Tu casa; me prosterno en dirección a Tu Santo templo, con temor a Ti. Condúceme, Adonái, en Tu rectitud, a causa de mis vigilantes enemigos; allana Tu camino delante de mí. Pues en sus bocas no hay honestidad, su corazón es traicionero; su garganta es una tumba abierta, [aunque] su lengua adula. Encuéntralos culpables, Dios; haz que caigan a causa de sus [malvadas] tretas; hazlos sucumbir por sus muchas transgresiones, pues se han rebelado en contra de Ti. Mas todos aquellos que depositan su confianza en Ti han de alegrarse, han de cantar jubilosamente por siempre; Tú has de cobijarlos, y aquellos que aman Tu Nombre se regocijarán en Ti. Pues Tú, Adonái, habrás de bendecir al justo; así como un escudo, lo envolverás de buena voluntad.

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