¿Cómo sabemos que los sucesos de la Torá son ciertos? (III)

9. En el museo de El Cairo, hay un monumento cuya inscripción celebra la victoria del Faraón Meremptá sobre los libios. En dicho monumento, figuran las palabras «pueblo de Israel». El Faraón Meremptá, subió al trono alrededor del año 1230 antes de la Era Común, aproximadamente medio siglo después de que los judíos entraran en Eretz Israel conducidos por Yehoshua. Este monumento atestigua el hecho de que los judíos ya existían como una nación, conocida entonces. En otros documentos de la época se mencionan otros extranjeros a los que se da el nombre de habiru, término que podría vincularse con la palabra «hebreos».

10. En la época de los Jueces (Shoftim), los judíos eran hostigados por los pelishtím, según el Tanaj. Los documentos egipcios confirman la existencia de esta nación, que llaman peleste. El Tanaj, en Amos, afirma que los pelishtím procedían de Caftor, también conocida como Creta. El hallazgo de vasijas de barro de los pelishtím ha permitido determinar que, en efecto, proceden de Creta.

11. Las ruinas de una fortaleza en Tell el Ful (Guivá), se atribuyen al primer Rey israelita, Shaúl. Su sucesor fue el Rey David, que amplió considerablemente el territorio del Reino. Se han hallado las ruinas de ciudades conquistadas por David, así como la laguna de Guivón que se menciona en el Tanaj como el sitio en el que lucharon los soldados del general de Shaúl, Avner.

12. El imperio del rey David fue consolidado por su hijo, Shlomo (el Rey Salomón). El Tanaj, en Melajím 1, 9:15, menciona que Shlomo planificó la construcción de Jazor, Meguidá y Guezer. Esto permite suponer que el proyecto de construcción de las tres ciudades debe de haber sido muy parecido. Las excavaciones a cargo de Igal Iadin, en Israel, determinaron que los portales de la ciudad excavada en Jazor y Guezer eran, sin duda, del mismo tipo que las halladas anteriormente entre las ruinas de Meguidá. Por otra parte, los arqueólogos han hallado la fundición utilizada por Shlomo para la producción del cobre, necesario para construir embarcaciones en Etzión Guever, tal como se menciona en el Tanaj.

13. Otras excavaciones, han revelado pruebas de la existencia de muchos Reyes Judíos posteriores. Por ejemplo: El «Obelisco Negro», hallado en Ninivé, que ahora está en el Museo Británico, muestra a Iehu, Rey de Israel, postrándose ante el Rey asirio Shalmaneser III. Las excavaciones llevadas a cabo en el decenio de 1920 en Tell-el Mutesilim, revelaron un sello que llevaba la inscripción hebrea: «Shemá, sirviente de Ierovóm», refiriéndose a un rey de Israel. La piedra moabita decía: «Omri, Rey de Israel, humilló a Moab durante muchos años.» Las ruinas de Kuiundshik, revelaron una inscripción de Esarhadón que afirmaba: «Yo reuní a los reyes de Asiria y a los del otro lado del mar, Ba-al, el rey de Tiro, Menashé, el rey de Judá.» Esto confirma el relato del Tanaj, en el sentido de que Menashé fue tomado prisionero por los asirios. El así llamado Prisma de Taylor corrobora el argumento del Tanaj, en el sentido de que el Rey Jizkiá no aceptó la autoridad de Sanjeriv y que Sanjeriv, en consecuencia, atacó Judá. En el prisma no se menciona la posterior derrota de Sanjeriv, por cuanto no podría mencionar un fracaso del Gobierno. No obstante, esta derrota, un hecho milagroso descrito en el Tanaj, fue registrado por el antiguo historiador Heródoto, y la afirmación que figura en el Tanaj en el sentido de que Sanjeriv fue finalmente asesinado por sus dos hijos (y no sólo por uno de ellos, como lo señalan las crónicas de Babilonia) fue confirmado por el Prisma de Esarhadón. Por otra parte, se ha hallado la laguna de Siloán, excavada por el Jizkia en la época del sitio de Sanjeriv y las dimensiones de ésta coinciden exactamente con las mencionadas en el Tanaj. Y la historia ha explicado por qué el Tanaj dice que, después de que Israel fue sitiada por Shalmaneser, rey de Asiría, «ellos» la conquistaron después de tres años. El empleo del pronombre plural («ellos» en lugar de «él») tiene sentido por cuanto se hallaron documentos en los que se señala que Shalmaneser murió durante el sitio y que su sucesor, Sargón, completó la tarea. En aras de la exactitud, en el Tanaj se acredita la victoria a ambos.

14. Los acontecimientos posteriores tienen un respaldo aún más sólido. El arqueólogo francés, Marcel Dieulefoy, que excavó el palacio persa hallado en las ruinas de Susa, declaró que las descripciones del palacio que figuran en el Libro de Ester deben de haber sido escritas por una persona que conocía extraordinariamente bien el palacio, por cuanto que éstas eran increíblemente exactas. (Las ruinas habían estado enterradas durante más de 2000 años antes de ser redescubiertas, de manera que el escritor del Libro de Esther debe de haber vivido en la época en que sucedieron los hechos históricos, y no siglos después.) Aún existen monedas que conmemoran la rebelión de los Jashmonaím, base de la festividad de Janucá. En las ruinas de Masada, ahora redescubiertas, y que pueden ser visitadas por el público, hay numerosos artefactos que describen la lucha contra los romanos, así como una Mikvé (casa de baños rituales) construida exactamente como lo indica la ley judía. Este último hecho, demuestra que los mártires de Masada conocían muy bien la ley de la Torá, que nos ha sido transmitida sin modificaciones. Además, las ruinas de la fortaleza de Betar, han revelado los escritos de Bar Kojba, el renombrado luchador de la libertad, más conocido como Bar Kojba, algunos de ellos escritos personalmente por él.
Todos los ejemplos que mencionamos, y que son sólo una parte de las pruebas que siguen acumulándose, se han citado para ilustrar un hecho: Que la historia que contiene el Tanaj, no es el producto de la imaginación de un mitólogo, ni la invención de un comité, escrita centenares de años después de los acontecimientos que se describen. Escritores posteriores no podrían haber poseído los documentos históricos necesarios para darle tal exactitud a sus versiones. Los llamados «críticos de la Biblia» no tienen base alguna para negar la veracidad de la Torá. La Torá es «Torá Emet».

¿Cómo sabemos que los sucesos de la Torá son ciertos? (II)

3. La Torá relata la historia de la Torre de Babel, según la cual, los hombres, procuraron construir una torre que llegara hasta el cielo, sin lograrlo. ¿Es ello imposible? Escasamente. Entre los vestigios hallados de lo que cierta vez se llamó Babilonia (también conocida como Babel) se encontraron zigurats, torres inmensas que a veces alcanzaban una altura de centenares de pies, tal como lo indica el relato de la Torá. Otro aspecto del relato de la Torre de Babel, es que su construcción tuvo lugar en el momento preciso en que el pueblo se dispersó y comenzó a hablar distintos idiomas. Ello indicaría que antes, hablarían un solo idioma universal. Por consiguiente, es interesante observar que muchas palabras griegas y romanas (y en consecuencia inglesas, francesas y alemanas) guardan una notable analogía con sus contrapartes hebreas. Por ejemplo, la palabra hebrea «eretz» es «earth» en inglés y en francés «terre»; la palabra «sapir» se convierte en «sapphire»; «peri» se convierte en «fruit»; «iain» se convierte en «wine» o «vin»; «ain» se convierte en «eye»; «ovev» se convierte en «raven» o «corveau» y «shesh» se convierte en «six» o «sechs». De manera análoga, el alfabeto inglés de hoy se deriva del alfabeto griego, que a su vez se basó en el alfabeto hebreo-semítico. El término mismo «alfabeto» demuestra la influencia del hebreo, cuyas dos primeras letras «alef» y «bet». Las propias letras son prácticamente idénticas: alef-alfa-A; Bet-beta-B; Dalet-delta-D, etc.

4. La Torá afirma que Abraham Avinu nació en Ur Kasdim (Ur de los Caldeos). Muchas personas dudan de que tal sitio existiera alguna vez. Sin embargo, a fines del decenio de 1920, Sir Charles Woolley, condujo una expedición que excavó las ruinas de Ur, en las proximidades del río Eufrates, en la Mesopotamia. Estas revelaron que Ur, fue una ciudad bien desarrollada que se entregó entusiastamente a la adoración de ídolos, lo cual coincide con el relato de la Torá.

5. La Torá describe la destrucción cataclísmica de las ciudades de Sodoma y Gomorra. Los investigadores han determinado que el Mar Muerto, que se encuentra en esa región, tiene una profundidad extraordinaria de unos 1200 pies por debajo del nivel del mar. Hay pruebas de que Sidim, donde estaban ubicadas- Sodoma y Gomorra, cayó repentinamente y quedó sumergido debajo del agua, posiblemente el Mar Muerto. El mar sigue siendo notablemente salado, y en los terrenos bajos surgen árboles muertos con gruesas incrustaciones de sal, lo cual coincide con la afirmación de la Torá de que la esposa de Lot se convirtió en un pilar de sal.

6. La Torá afirma que del matrimonio entre Abraham y Hagar, la doncella de Sara, nació un hijo: Ishmael, que se convirtió en el padre de los pueblos árabes. Por esta razón, los árabes aún hoy continúan reverenciando a Hagar y a Ishmael y oran en la sepultura tradicional de sus antepasados, de Majpelá en Hebrón. Por otra parte, los árabes han mantenido la costumbre de circuncidar a sus hijos a los trece años, exactamente la edad en que, según la Torá, Ishmael fue circuncidado.

7. La Torá afirma que Iosef, el hijo de Iaakov, fue vendido como esclavo a Egipto, y que posteriormente se convirtió en el principal ayudante del Faraón. Algunas personas afirman que durante ese periodo, y el período de la estadía de los judíos en Egipto, ese país se hallaba bajo el dominio de un pueblo extranjero: Los hicsos. Esto tal vez explique por qué se conservaron de esa época tan pocos documentos escritos, si hubo algún tipo de documentos escritos, estos probablemente hayan sido destruidos por los egipcios, que deseaban eliminar todo rastro de esta humillación. Sin embargo, es interesante destacar que un antiguo canal del Nilo en las proximidades de la ciudad de Medinet-el-Fiiyum (80 millas al sur de El Cairo) sigue llevando el nombre de Bahr Iusuf (canal de Iosef), prueba ésta de la influencia de Iosef. Asimismo, la Torá registra que, cuando Iosef se convirtió en virrey de Egipto, se le confirió el cargo mediante la entrega de un anillo, el sello del Faraón, fina ropa de lino y una cadena que pendia del cuello. Hay cuadros y murales en Egipto que muestran que éste era exactamente el método de investidura entonces empleado. Y la Torá dice que cuando Iaakov Avinu murió en Egipto, fue embalsamado. El antiguo historiador Heródoto lo corrobora y señala que ésta era exactamente la forma en que los egipcios enterraban a los muertos. El relato bíblico es correcto.

8. La Torá continúa diciendo que después de la muerte de Iosef, los egipcios esclavizaron a los judíos y los obligaron a construir ladrillos y a erigir las ciudades de almacenamiento de Pitóm y Ramsés. Sobre los muros de una tumba de roca al oeste de la ciudad egipcia de Tebas, se halló una serie de dibujos que describen la vida del Visir Rekhmire. Uno de estos dibujos lo muestra con un cayado en la mano supervisando las tareas de albañilería efectuadas por extranjeros, que aparecen con barbas y pieles más claras: Señal ésta de que eran semitas. Además, en los documentos egipcios se mencionan las ciudades de Pitóm y Ramsés, y una inscripción dice lo siguiente: «PR acarrearon las piedras para construir las grandes fortalezas de la ciudad de Pi-Ramsés-Meni-Amun”. Pi-Ramsés Meni-Amún es el nombre egipcio dado a Ramsés, PR es la forma de referirse a los semitas en los jeroglíficos egipcios. Por último, los dibujos y las excavaciones también han revelado los vestigios de las ciudades de Pitón y Ramsés y ambos contienen las ruinas de graneros y depósitos, exactamente como lo describe la Torá.

Extraido de Lehavin Ulehaskil. Edit. Bnei Sholem

¿Cómo sabemos que los sucesos de la Torá son ciertos? (I)

¿Cómo puede probarse que la historia realmente sucedió tal como la conocemos? ¿Cómo sabemos, por ejemplo, que realmente vivió una persona como Julio César? Después de todo, no existen filmaciones de sus acciones ni grabaciones de su voz. Indudablemente, ninguna persona viva puede afirmar haberlo visto en persona. Sin embargo, los historiadores convienen en que hace muchos siglos vivió un dirigente romano llamado Julio César.

¿Cómo saben que esto es así? Los historiadores se basan en distintas fuentes: Libros escritos acerca de él y de sus hazañas, relatos sobre él que comenzaron a circular en el curso de su vida y que fueron transmitidos oralmente a generaciones posteriores, documentos, inscripciones y obras de arte que datan de esa época, así como los sucesos históricos que fueron el resultado de sus acciones y que afectaron los destinos de muchas personas en el curso de su vida. No nos cabe la menor duda, que Julio César existió. Todas las generaciones que aceptaron su existencia como un hecho no pueden haberse equivocado.
Consideremos ahora la autenticidad de los sucesos que se describen en la Torá. Tampoco en este caso hay una sola persona viva que pueda atestiguar haber visto a Abraham o a Moshé Rabenu, y no había cámaras de televisión que filmaran cómo se abrió en dos el Mar Rojo. Sin embargo, ello no significa que las personalidades y los sucesos que se describen en la Biblia sean mitos, tal como algunas personas afirman vehementemente. Con el paso del tiempo, se han acumulado más y más pruebas que respaldan los datos que figuran en la Torá.
Una razón para creer en ellos se basa en la lógica más simple. Nadie duda de que la Torá sea muy antigua. El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto en 1947 así lo demostró. Estos rollos de la Torá habían permanecido en el mismo sitio desde la época del segundo Bet Hamikdash, durante un período de alrededor de 2000 años, lo cual demuestra que la Torá actual es la misma Torá de entonces.
Las personas que vivieron en la época en que fueron escritos los Rollos del Mar Muerto no estaban demasiado alejadas temporalmente de los acontecimientos descritos en el Tanaj. Ha transcurrido más tiempo desde los días de Julio César hasta nuestra época que entre el Éxodo de Egipto y la destrucción del segundo Bet Hamikdash. Si los judíos de entonces hubiesen tenido alguna razón para dudar de la existencia de Moshé, las dotes de mando de los Jueces o la existencia de los Reyes Judíos, indudablemente habrían considerado el Tanaj un fraude. ¿Habrían transmitido las primeras generaciones relatos de la Torá, especialmente aquéllos que tienen repercusiones negativas, como el pecado del Becerro de Oro o las derrotas sufridas en manos de los cananitas, si estos sucesos no hubiesen ocurrido? ¿Habría estas generaciones basado su religión en una historia inventada que podría haber sido fácilmente desmentida? ¿Habría los primeros judíos aceptado una Torá con tantas leyes difíciles si no hubiesen realmente experimentado la Revelación Divina en el Monte Sinaí o visto la separación del Mar Rojo? El hecho de que vivieran de acuerdo con la Torá y de que no desafiaran su historia da prueba de su veracidad. Pero probablemente, los descubrimientos arqueológicos del último siglo constituyan una prueba aún más convincente, por cuanto que en muchos casos, éstos confirman las aseveraciones formuladas en la Torá.

Los arqueólogos que trabajan en excavaciones en la zona del Oriente Medio, han descubierto numerosas ruinas, artículos e inscripciones antiguas que coinciden con los hechos mencionados en el Tanaj. Cabe recordar, que las obras de excavación continúan y que podrían producirse nuevos descubrimientos, que algunos hallazgos recientes en Siria no son revelados a los eruditos por razones políticas, y que el clima de Eretz Israel no ha sido muy propicio para la conservación de documentos y ruinas. Por consiguiente, hay muchos enigmas en los descubrimientos arqueológicos que se llevan a cabo en la zona mencionada en la Biblia. Sin embargo, lo que se ha descubierto es notable, a saber:

1. La Torá, en su descripción de la Creación, afirma que los organismos más pequeños y menos complejos fueron creados antes que los más complejos, y que las plantas y los organismos acuáticos precedieron a los animales. Esto fue escrito mucho antes de que existieran los geólogos. No obstante, dichas afirmaciones han sido ahora confirmadas.

2. Hay numerosas pruebas de que el Diluvio de Noaj (Noé) realmente ocurrió. Cabe destacar, que naciones muy distintas y separadas entre sí, y que no tenían modo alguno de comunicarse, han registrado relatos escritos casi idénticos acerca de un gran diluvio ocurrido hace mucho tiempo. Entre estas naciones se encuentran los babilonios (en cuya «Epica de Gilgamesh», descubierta alrededor del año 1900, se relata una historia acerca de un dios denominado Ea que ordenó a un hombre llamado Utnapishtim que construyese un barco para huir del diluvio con su familia y animales), (los chinos, según cuya tradición un hombre llamado lao construye el barco), (los indios, que dan el nombre de Satiavrata al constructor del barco), (y los mejicanos, que lo llaman Coxcox). Sería absurdo, afirmar que todos estos pueblos inventaron la misma historia sin fundamento alguno, si ésta no ocurrió en realidad. Esto es especialmente cierto si se tiene en cuenta el hecho de que todos los relatos ubican el diluvio en aproximadamente el mismo periodo de tiempo (hace unos 4000 años) y que las excavaciones demuestran que las poblaciones locales de Oriente Medio disminuyeron repentina y drásticamente precisamente en esa época.

Extraido de Lehavin Ulehaskil. Edit. Bnei Sholem
(Continuará)