Parashá Jukat (Precepto) – Balak (Balac). 12 TAMUZ 5769 (4 de Julio de 2009)

PRIMER COMENTARIO:Abraham Versus Bilam

«Quienquiera que posea los tres rasgos siguientes forma parte de los discípulos de nuestro patriarca Abraham; y quienquiera que posea tres rasgos distintos forma parte de los discípulos del malvado Bilam. Aquéllos que poseen un buen ojo, un espíritu humilde y un alma dócil forman parte de los discípulos de nuestro patriarca Abraham. Aquéllos que poseen un ojo malvado, un espíritu arrogante y un alma codiciosa forman parte de los discípulos del malvado Bilam». (Talmud, Pirkei Avot 5:22)

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En la parashá de esta semana, el Pueblo Judío atraviesa el territorio de Moab. Balak, el Rey de Moab, quiere hacer la guerra contra los judíos, pero se da cuenta de que atacarlos físicamente no sirve de nada. La supervivencia judía se rige por leyes espirituales, y por lo tanto, el único método para derrotarlos es con poderes espirituales. De esta manera, el rey Balak contrata al maestro espiritual más importante del mundo no-judío, un hombre llamado Bilam, para librar una guerra metafísica contra el Pueblo Judío.

¿Quién fue Bilam? ¿Y qué lo distingue de un hombre como Abraham que utilizó sus poderes para el bien de la humanidad? El Talmud identifica tres rasgos fundamentales; a continuación examinaremos uno por uno.

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Un Buen Ojo Versus un Ojo Malvado

Alguien que posee un «buen ojo» se alegra sinceramente por el éxito de los demás, mientras que alguien con un «ojo malvado» envidia el éxito de los demás.

En Génesis 18:2, Abraham se apresura para atender a tres nómadas extraños como parte de su constante lucha por acercar a otros a Dios. En contraste con Abraham, Bilam era un asesino a sueldo contratado para generar malas vibraciones espirituales contra los judíos. Bilam podría haber elegido «bendecir a Moab»; en lugar de esto elige el camino de maldecir a los judíos.

Podemos descubrir si la gente tiene un «buen ojo» o un «ojo malvado» al ver como reaccionan frente a una buena noticia de otra persona. Por ejemplo, si pasas en tu flamante auto nuevo, ¿acaso los demás bailarán alrededor de tu auto cantando «Mazel Tov»?, ¿o acaso harán una mueca, se sorprenderán, y rudamente exclamaran «mmm, sí, muy lindo»?

Aquí en Israel, tengo mi propio método de determinación. Cada vez que uno de los estudiantes de la ieshivá se compromete, se hace el anuncio y se hace una celebración. Por supuesto, es fácil para un estudiante casado celebrar el compromiso de otro. Pero yo siempre me fijo en los estudiantes solteros que están ansiosos por casarse. La forma en que reaccionan frente al compromiso de un compañero es una verdadera prueba para su «ojo».

En la práctica, debemos tener cuidado de no alardear acerca de nuestros éxitos personales – ya se trate de riqueza, de los hijos o de la buena fortuna en general. Porque la triste realidad es que la mayoría de las personas son celosas, y con el fin de sentirse bien, desearan secretamente que perdamos lo que tenemos. Esto no significa que debamos ser paranoicos o que debemos vivir recluidos. Pero sí es bueno ser modestos y discretos, y ser selectivos con respecto a con quien compartir información personal. Ostentar, simplemente es una invitación para el «mal de ojo».

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Humildad Versus Arrogancia

El siguiente rasgo que distingue a Abraham de Bilam es «la humildad frente a la arrogancia». Tal como dijimos en la parashá Bamidbar, la definición de «humildad» es conocer nuestro lugar en relación a los demás – y particularmente en relación a Dios. Abraham personificaba la humildad, porque su misión en la vida era enseñar que todo poder emana directamente de Dios.

Bilam, por su parte, siguió adelante y maldijo los judíos a pesar de que Dios se opuso claramente (Números 22:12). Él vio a Dios como una deidad que podía ser aplacada – o evitada por completo.

Esto se relaciona con nuestra propia observancia. Cuando nos topamos con una mitzvá – ya sea dar caridad, limpiar antes de Pesaj, o asistir a la sinagoga – ¿lo vemos como una obligación de la cual debemos deshacernos o como una oportunidad para acercarnos?

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Alma Dócil Versus Alma Codiciosa

El tercer rasgo es «un alma dócil versus un alma codiciosa». Cuando Abraham viajó a la Tierra de Israel – una metáfora de su viaje espiritual –estuvo dispuesto a rechazar los lujos a cambio de una vida de principios y de valores. Incluso estuvo dispuesto a ser arrojado en un horno ardiente, en lugar de abandonar su integridad moral.

Bilam, en cambio, fue motivado únicamente por la búsqueda de riquezas. De hecho, el Midrash cuenta que él inventó el concepto de los casinos y los burdeles. Él era un agente libre, un mercenario. El propio nombre Bilam es una contracción de las palabras «Bi-lo Am», que significa «sin nación». Su lealtad estaba dictada por quien ofrecía más dinero.

En la práctica, a menudo es difícil descifrar las verdaderas intenciones de alguien. ¿Acaso están motivadas por ayudar a la humanidad? ¿o son egoístas y destructivas? ¿Cómo discernir?

La respuesta se encuentra en nuestra fuente original, en Pirkei Avot, que distingue entre los estudiantes de Abraham y los estudiantes de Bilam. ¿Por qué hablar de «estudiantes»? ¿por qué no simplemente distinguir entre Abraham y Bilam?

La respuesta es que la expresión más auténtica del carácter de una persona es a través de los estudiantes que produce. Por esta razón el judaísmo dice que cuando elegimos un rabino, el carácter es más importante que la erudición. Maimónides, en su obra maestra «Mishne Torá», expresa esto haciendo una lista de las leyes de carácter y comportamiento («Hiljot Deot») ANTES de las leyes del estudio de Torá. Uno puede ser talentoso, sabio, etc., y terminar de todas formas como Bilam, si es que no trabaja para desarrollar un buen carácter.

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Preparando la Montura del Burro

Todavía hay un ejemplo más acerca de la diferencia entre Abraham y Bilam. La Torá nos informa que cada uno de ellos «se levantó temprano en la mañana y cargó su burro». (Abraham en Génesis 22:3, y Bilam en Números 22:21). En hebreo, la palabra para «cargar» (iajvosh) está estrechamente relacionada con el verbo «conquistar». Y la palabra «burro» (jamor) coincide con la palabra «materialidad» (comer).

La interpretación es la siguiente: Cuando Abraham «cargó su burro», conquistó sus impulsos físicos en el servicio de Dios. Por lo tanto, cuando Abraham fue a recibir la profecía en el Monte Moriá, dejó atrás su burro (Génesis 22:5), diciendo de esta manera: «Yo soy libre de las garras del deseo».

Esto contrasta con Bilam, que se levantó temprano en la mañana para planificar la caída de otro pueblo como parte de su búsqueda de riquezas y gloria personal. En el caso de Bilam es el propio burro quien obtiene la profecía (Números 22:25), demostrando que el burro está en un nivel más alto que ¡el propio Bilam! No es de extrañar que Dios prediga la caída de Bilam con las palabras: «Abraham, el antepasado de ellos, ya te ha precedido a ti». (Talmud, Sanedrín 102b)

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Justicia Poética

Es alentador observar que en el análisis final, todo funciona para el bien. En Números 24:5, cuando Bilam intenta maldecir a los judíos, lo que surge es una hermosa bendición: «Cuán buenas son tus tiendas, oh Iaacov, tus moradas Israel». Estas son las primeras palabras que un judío pronuncia cada mañana al entrar en la sinagoga a rezar. Durante 3000 años, los judíos han utilizado las palabras de Bilam para reforzar su compromiso con Dios.

Quizás este es el cumplimiento de la promesa eterna de Dios a Abraham: «Yo bendeciré a los que te bendicen, y maldeciré a los que te maldicen» (Génesis 12:3). Que siempre sea así.

SEGUNDO COMENTARIO:Moisés Golpea la Roca
En la parashá de esta semana aparece uno de los incidentes más desconcertantes de toda la Torá. Los judíos han vagado durante 40 años por el desierto y están sedientos. Entonces, Dios le dice a Moisés que le hable a la roca y que de ella saldrá agua (Números 20:8). La instrucción de «hablarle» a la roca contrasta con el hecho de que, 40 años antes, Moisés siguió la instrucción de Dios de golpear la roca para que el agua fluyera (Éxodo 17:6).

Esta vez Moisés debía hablar. Sin embargo, una vez más golpea la roca. Nada ocurre, entonces, Moisés golpea la roca por segunda vez y el agua comienza a salir.

La respuesta de Dios: «Ya que golpeaste la roca en vez de hablar con ella, no liderarás al Pueblo Judío en su entrada a la Tierra de Israel» (Números 20:11-12).

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Nueva Generación

Leemos esta historia y pensamos: He aquí el poderoso Moisés, que se enfrentó al Faraón, ejecutó las Diez Plagas, dividió el Mar Rojo, recibió la Torá en el Monte Sinai, y defendió a la gente a través de pruebas y tribulaciones en el desierto. Ahora comete un pequeño error y Dios le quita la posibilidad de cumplir su sueño de entrar a Israel. ¡La consecuencia parece demasiado dura!

El primer paso para entender este incidente es apreciar cómo se encontraba el Pueblo Judío en un momento crítico de transición, en el cual pasarían de la vida del desierto a la vida en la Tierra de Israel. Ante la roca, las instrucciones de Dios a Moisés fueron cuidadosamente elegidas para reflejar esta transición. Cuarenta años antes, cuando Dios le dijo a Moisés que golpeara la roca, el pueblo acababa de salir de una esclavitud brutal en Egipto – y «golpear» era un idioma que comprendían. Pero esta vez, Moisés fue llamado para liderar una nueva generación que había crecido en libertad; una generación que requería un enfoque más suave, «hablar».

Hay que tener en cuenta como en nuestra parashá, Moisés golpea la roca dos veces. En primer lugar, golpeó la roca y no salió agua. En ese momento tuvo la oportunidad de reevaluar su enfoque y reflexionar más detenidamente acerca de la instrucción específica de Dios de «hablar». Pero Moisés golpea la roca de nuevo.

Los comentaristas sugieren que quizás simbólicamente, nosotros también podemos aprender a ser flexibles en nuestro enfoque. El castigo de Moisés no es severo, es simplemente una consecuencia de su relación con la nueva generación y las necesidades específicas que ésta generación tenía al momento de entrar en Israel.

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Educación Judía

Podemos aprender de esto una lección crucial sobre la educación. El rey Salomón dice: «Educa a cada niño de acuerdo a su propia manera de ser». El proceso de aprendizaje es diferente para todo el mundo, y el enfoque que es efectivo para uno a menudo no es efectivo para otro.

Esto define la diferencia fundamental entre educación y adoctrinamiento. «Adoctrinamiento» es cuando el profesor se enfoca en implantar su posición. «La educación» es extraer del propio sentido intuitivo del estudiante.

Esta idea es elucidada en el Talmud, que dice: «Aún más que el ternero quiere beber, la madre desea amamantar». El entendimiento simple nos dice que por supuesto el ternero tiene hambre y necesita comer. Pero más aún «la madre desea amamantar» – es decir, la madre está llena de leche y necesita darla.

Sin embargo, he oído en nombre del Rab Simja Wasserman (siglo 20, Los Ángeles y Jerusalem), que la idea del Talmud debe ser entendida de manera diferente. Ya que, si la única preocupación de la madre es deshacerse de su leche, entonces, saldría en un gran chorro, ¡toda de una vez! Y vemos en cambio, que sale en la proporción precisa para satisfacer las necesidades específicas del ternero. Así que cuando el Talmud dice: «Aún más que el ternero quiere beber, la madre desea amamantar», quiere decir que incluso más que el ternero desea comer, la madre quiere que coma – no para el bien de la madre, sino porque eso es lo mejor para el ternero. Y dice el rabino Wasserman, de eso se trata la buena educación.

Los ideales judíos han existido en contra de todos los pronósticos durante 3000 años – no porque hemos introducido a la fuerza estas ideas en la cabeza de las personas, sino porque hemos comunicado estas ideas de forma racional y práctica. El que diga que una ieshivá es una especie de secta está muy mal informado. La ieshivá es precisamente el lugar para discutir los temas, hacer preguntas, trabajar, e interiorizar las ideas.

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Una Mentalidad Diferente

Es interesante que la experiencia de Moisés en el desierto puede ser entendida a la luz de la experiencia del judaísmo en el siglo 20. En un shtetel en Europa, un rabino podía ser capaz de comunicar su descontento a los estudiantes golpeando sus nudillos con una regla. Se trataba de un lenguaje aceptado y comprendido. Pero cuando decenas de miles de judíos se trasladaron a América, aquellos que enviaron a sus hijos a la escuela judía, encontraron a estos mismos rabinos aplicando sus métodos europeos a niños con mentalidad americana. Estos niños, que estaban acostumbrados a un planteamiento más abierto y permisivo, no se podían relacionar con el judaísmo de esta forma. El resultado es que muchos de ellos se alejaron de la observancia.

Ha sido sólo en los últimos 20 años – con rabinos nacidos en América, que han tomado el timón y que han explicado el judaísmo de forma moderna y relevante – que los judíos del continente han presenciado un resurgimiento de la observancia tradicional.

Berel Wein escribe:

«En nuestro mundo incierto, es natural anhelar la seguridad y la estabilidad. Planificadores financieros, planificadores inmobiliarios, expertos de seguros y políticos a cargo, todos ellos intentando convencernos de que de la forma en que es ahora, así también será en el futuro. Sin embargo, todos nosotros en nuestros corazones sabemos que la única cosa cierta sobre el futuro es que no será igual que el presente. Por lo tanto, debemos prepararnos para estar abiertos a las nuevas circunstancias, a un mundo que cambia constantemente. No debemos tener miedo a probar nuevas tecnologías, nuevas ideas y teorías, cambiar carreras y buscar nuestros verdaderos intereses y metas. Hay un anhelo innato de grandeza en todos nosotros. Ese anhelo nunca podrá ser alcanzado sin la voluntad de cambiar, mejorar y probar cosas nuevas».

Al igual que Moisés y la roca, nuestra habilidad para ajustar y personalizar nuestro enfoque – permaneciendo fieles a las normas de la Torá –determinará en gran parte la manera en que nuestros niños, nuestros estudiantes, nuestra nación y nosotros mismos nos moveremos en dirección a la «Tierra de Israel» – en una nueva y apasionante etapa de destino personal y nacional.

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Parashá Jukat (Precepto) – Balak (Balac). 12 TAMUZ 5769 (4 de Julio de 2009)

Resumen de la Parashá Jukat

El Todopoderoso ordenó el precepto de que los Hijos de Israel debían traer una vaca bermeja (pará adumá) sin defecto alguno que sería presentado a Eleazar (el Cohén) para cierto rito de sacrificio para la purificación de aquél que haya estado en contacto con un cadáver. Todo el ritual finalizaba el séptimo día en que quedaba purificado. Este día debía lavarse sus ropas e introducirse en la mikvé.

El Pueblo de Israel llegó al desierto de Tzin, acampando en Kadesh, y en ese lugar murió Miriam, hermana de Moshé y Aharón, y allí fue sepultada. A su muerte dejó de manar el agua del pozo que había acompañado milagrosamente, a los Benei Israel, durante su travesía. Nuevamente comenzaron a protestar contra Moshé por la falta de agua. El Todopoderoso dijo a Moshé y a Aharón que reunieran a la congregación y hablaran a una determinada roca, que de ella manaría agua para todos, gente y animales.

Así cumplieron lo dispuesto por el Eterno, pero ante la impaciencia del Pueblo, Moshé golpeó con su vara, dos veces a la roca y así fluyó agua. Pero eso disgustó al Todopoderoso ya que Él había ordenado hablarle y no golpearla, lo que significó no haber creído en Su palabra y así decretó que ese pueblo no entraría a la Tierra Prometida como tampoco Moshé y Aharón, ya que habían deshonrado al Eterno frente al Pueblo.

Comenzaron las etapas finales de la travesía del Pueblo hacia Eretz Israel. Era necesario atravesar la tierra de Edom al sur del Mar Muerto, por lo que Moshé envió mensajeros desde Kadesh hasta el rey de Edom, solicitando permiso para transitar únicamente por el camino real. Pero la respuesta fue negativa y amenazando enfrentar con su ejército al Pueblo de Israel.

Así los Benei Israel se vieron obligados a cambiar su rumbo, llegando al monte Hor, lugar donde el Eterno designó a Eleazar como Cohén Gadol, sustituyendo a Aharón quien murió en ese lugar y sepultado allí. Durante treinta días el Pueblo hizo duelo por él.

Cuando los israelitas continuaron desplazándose por el camino de Atarim, enfrentaron un ataque del rey cananita de Arad, al que vencieron, exterminándolos. Nuevamente se quejaron por la falta de agua y alimentos, pero Hashem envió como castigo una plaga de serpientes. El pueblo reconoció su error y el Eterno indicó a Moshé hacer una serpiente de bronce sobre una vara, para que aquel que hubiera sido mordido, al mirarla se curaría y así viviría.

Continuaron marchando por el sur, el este y hacia el norte, y acamparon en junto al río Arnón, frontera entre Moab al sur y Ermón al norte. Sijón, el rey de Emor, no les permitió pasar por su tierra y los atacó con su ejército, pero éste fue derrotado por los israelitas.

Posteriormente, debieron enfrentarse al ejército de Og, rey de Basan, a quien también derrotaron y tomaron sus tierras.

Las tierras al este del río Jordán quedaron conquistadas por el Pueblo de Israel y allí acamparon, cerca de Jericó.

Resumen de la Parashá Balak
La parashá comienza relatando que Balak, rey de Moab, vio que el Pueblo de Israel había vencido a los emoritas, y se atemorizó. Sabía que era un pueblo numeroso y temía ser invadido por ellos y para evitarlo se alió a los midianitas. Asimismo, envió mensajeros a Bilham, que vivía en Petor, quien era nigromante, para que los maldijera.
Bilham pidió a los enviados que pernoctaran allí, pues él consultaría con Hashem sobre si podía hacerlo, y habiéndosele aparecido durante la noche, el Todopoderoso le indicó no hacer nada contra ese pueblo, ni que acompañara a los mensajeros. Así lo hizo.
Balak consideró que una segunda invitación surtiría más efecto y envió a otra delegación mayor y prestigiosa que la anterior que llevaba mayores recompensas. Nuevamente Bilham pidió que permanecieran esa noche con él, para volver a consultar al Eterno. En esta oportunidad recibió como respuesta que fuera con los mensajeros, pero que solamente hablaría lo que Él le indicaría.
A la mañana siguiente ensilló su asna y se encaminó hacia Balak. En el trayecto se le apareció un ángel que le obstaculizó el camino. Solamente el asna vio al ángel del Eterno y desvió su camino por lo que Bilham la castigó, pero nuevamente el ángel no le permitió continuar el camino. Luego Bilham vio al ángel y se prosternó y le reiteró que solo hablaría las palabras del Eterno.
Una vez llegado hasta Balak, éste le ofreció una fiesta en su honor. A la mañana siguiente fueron a la colina de Baal, para que Bilham viera de allí al campamento del Pueblo de Israel. Bilham pidió se construyeran siete altares y sacrificaron un carnero y un buey en cada uno de ellos y consultó a Hashem, Quien puso Sus palabras en él, y en su discurso dijo, ¿por qué iba a maldecir a quien Hashem no maldice?, y terminó alabándolo. Esto disgustó a Balak y decidió llevar a Bilham a la cima del monte Pisgá, creyendo tener en ese lugar mejor suerte. Pero nuevamente Bilham lo decepcionó ya que volvió a bendecir al Pueblo de Israel. Balak pidió a Bilham que desistiera de su pedido y finalmente Bilham predijo que ese Pueblo sería soberano y que vencería a Moab, Edom y Amalek.
Los Benei Israel acamparon posteriormente en Shitim, donde mujeres moabitas provocaron a los israelitas para unirse a ellas, adorando a idolatrías e inmoralidades. El Eterno ordenó a Moshé sentenciar de muerte a los pecadores y lo hizo mediante una plaga. Entonces Pinjás, hijo de Eleazar, el Cohén Gadol, vio a un Benei Israel manteniendo relaciones con una midianita, y decidió matarlos a ambos con una lanza. Durante el tiempo que duró la plaga murieron veinticuatro mil israelitas.

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