Parashá de la Semana: Balak (II). Vivir por Hashem

Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.

Nuestros sabios nos cuentan que Bilam tenía increíbles poderes de profecía, los cuales en cierto aspecto eran incluso más grandes que los de Moshé. Sin embargo, él también tenía muchas malas características de personalidad. ¿Cómo pueden estos dos factores opuestos coincidir en una misma persona?

La respuesta es que Bilam nunca se esforzó para llegar a este nivel. A diferencia de los profetas judíos —quienes debían ascender a los niveles más altos de rectitud para alcanzar la profecía—, Bilam recibió sus capacidades proféticas sin habérselas ganado. Bilam conocía la verdad —que el Dios de los judíos era el único Dios verdadero y que respetar la Torá otorgaba la máxima recompensa—, pero nunca internalizó esas verdades y por lo tanto fue incapaz de hacer que su comportamiento fuese acorde a su entendimiento intelectual.

Sin embargo vemos de sus bendiciones a la nación judía que él ansiaba obtener la recompensa espiritual que le espera a los justos. En su primera tanda de bendiciones él expresó este deseo: “Que mi alma muera la muerte del recto y que mi fin sea como el de él” (1). El Or HaJaim escribe que Bilam no sólo ansiaba obtener la recompensa sin haber hecho ningún acto de rectitud, sino que deseaba “que cuando llegara el día de la muerte, él pudiese rectificar sus malos caminos… él deseaba que en el momento de su muerte, el pudiese hacer teshuvá (arrepentimiento) y ser como los rectos de las naciones”. Bilam se dio cuenta que estaba viviendo una vida de falsedad y que sufriría en el mundo venidero, por lo que quería hacer teshuvá, pero sólo al final de su vida.

El Or HaJaim continúa con una asombrosa observación. “De la misma forma, yo he visto malvados que me han dicho que si estuvieran seguros de que si hicieran teshuvá morirían inmediatamente, entonces lo harían, pero ellos saben que no podrían mantener su teshuvá por un período de tiempo prolongado porque la tontería y el viejo rey (el iétzer hará) dominan sobre ellos” (2).

Esta gente, al igual que Bilam, sabía la verdad pero no estaban preparados para vivir de acuerdo a ella, sino que sólo estaban dispuestos a morir por ella. Una actitud como esta pareciera ser muy tonta, pero sin embargo, en cierto sentido, puede afectarnos a todos.

Rav Jaim Shmulevitz zt”l demuestra este punto (3) citando un Midrash que describe los momentos previos a la partición del Iam Suf (el Mar de Juncos). El Midrash relata que cuando el pueblo judío estaba en el mar, las tribus estaban discutiendo entre sí para decidir cuál sería la primera en entrar al mar; ninguna quería dar el primer paso, hasta que se metió Najshon ben Aminadav (4).

Rav Shmulevitz pregunta cómo puede ser que nadie haya querido meterse en el mar. Durante toda la historia los judíos siempre han estado dispuestos a dar sus vidas y las de sus hijos por Kidush Hashem (santificación del nombre de Dios). Entonces, ¿cómo es posible que la generación que vio los grandes milagros del Éxodo no haya sido capaz de hacer el mismo sacrificio?

Responde que si Dios les hubiera ordenado que entraran al mar y que entregaran sus vidas, entonces lo hubiesen hecho con alegría, pero esa no era la prueba verdadera. La prueba era que “se les ordenó entrar para ser salvados, saltar para vivir”. La tarea en el Mar no era morir por Hashem, sino vivir por Él. Es mucho más fácil dar la vida por Dios y estar por tanto exento de las mitzvot, que continuar con vida y enfrentar los desafíos que presenta la vida.

¿Cómo es relevante este principio para nosotros hoy en día? Rav Nóaj Weinberg zt”l solía decir que hay una pregunta básica que toda persona debería hacerse a sí misma: ¿Para qué estoy viviendo, cuál es el objetivo de mi vida? No es fácil responder esta pregunta con sinceridad; una persona puede saber que el objetivo de la vida es acercarse a Hashem, pero este puede ser un concepto muy vago… Hay muchas formas para acercarse a Hashem y no es fácil encontrar una respuesta específica que se adecúe a la situación y a la fortaleza de cada persona. Rav Weinberg da una sugerencia que puede ayudar a hacer que este concepto sea un poco menos abstracto: una persona debería pensar por qué está dispuesta a morir y luego debería decirse a sí mismo: “quiero vivir por eso”.

Podemos ver un buen ejemplo de esta idea en nuestra relación con nuestros hijos: estaríamos dispuestos a dar nuestra vida por ellos, pero, ¿dedicamos suficiente tiempo y energía para vivir por ellos? Hubo una vez un hombre que trabajaba muchas horas para sustentar a su familia, e incluso trabajaba los domingos. Todas las semanas el hijo le preguntaba al padre si tendrían tiempo para jugar el domingo, pero el padre siempre le respondía que tenía que trabajar. Una semana, el desesperado hijo le preguntó a su padre: “Papi, ¿cuánto dinero ganas un domingo?”. El desconcertado padre le contestó su pregunta y entonces el hijo le ofreció pagarle esa cantidad ¡para que estuviera libre para pasar tiempo con él! Esta historia tiene una ironía muy triste: el padre sólo trabajaba tan duro para darle a sus hijos una buena vida pero, eventualmente, fue atrapado por su trabajo y olvidó el objetivo: no estaba siendo un padre para su hijo.

Otro ejemplo de esto es nuestra actitud hacia el pueblo de Israel. Hay muchos judíos que estarían dispuestos a dar la vida por el pueblo judío si hubiera una amenaza de destrucción física o espiritual. Sin embargo, ¿estamos dispuestos a vivir por el pueblo judío? ¿Pasamos algo de tiempo ayudando a los judíos necesitados? Hay miles de judíos que no tienen suficiente comida y millones que no tienen idea de qué se trata el judaísmo. ¿Tomamos un poco de tiempo de nuestra ocupada agenda para ayudarlos? Rav Pam zt”l resalta este punto en su prefacio a la biografía de Irving Bunim zt”l.

“Actualmente se habla mucho sobre amar al prójimo, pero si quieres saber cuál es el verdadero significado de esas palabras traducidas a la acción, entonces lee los capítulos de este libro que tratan sobre los esfuerzos de rescate del Váad Hatzalá, liderados por Rav Aharón, Rav Kalmanowitz e Irving Bunim. Estos hombres, junto a los Sternbuch en Suiza y a Rav Mijael Ber Weissmandel en Eslovaquia, no conocieron límites en su persistente determinación para mover tierra y mar para salvar vidas, para aliviar el sufrimiento. ¡Léelo! Te conmoverá. Te inspirará. Te dará un entendimiento más profundo sobre qué significa tomar responsabilidad por Klal Israel… pero puede que también te moleste, porque puede que induzca un poco de dolorosa reflexión. ¿Realmente hicimos todo lo que pudimos para salvar vidas en ese entonces? ¿Estamos haciendo ahora lo suficiente para responder al llanto, a las necesidades desesperadas de Klal Israel en esta generación (5)?”.

Estamos viviendo en una época en la que el pueblo judío nos necesita; pero no necesita que muramos por Kidush Hashem (santificación del nombre de Dios), sino que necesita que vivamos por ello. Bilam es descrito como un malvado a pesar de su profecía. Él sabía qué quería Dios de él, pero no estaba dispuesto a vivir por ello, sino sólo a morir por ello. Pero nosotros somos mejores que Bilam, estamos preparados a vivir por Hashem; sin embargo, hay veces que podemos perder de vista el bosque por causa de los árboles y olvidar cuál es realmente el objetivo. Si analizamos por qué estamos dispuestos a morir entonces podremos descubrir por qué deberíamos estar viviendo. ¿Y cuál es la recompensa de vivir por Hashem?

En el Iam Suf nadie quiso entrar al agua hasta que Najshon ben Aminadav se metió; él estuvo dispuesto a vivir por Hashem. El Midrash nos dice que fue gracias a este acto que la tribu de Yehudá ameritó el maljut (Reinado) (6). Rav Shmulevitz describe la importancia de este momento: “En ese momento la tribu de Yehudá se sintió responsable por todo Israel, de hacer lo que debían hacer y, a partir de este sentimiento, se tornaron más grandes y elevados que todo Israel y se llenaron de fortaleza para cruzar el mar como si hubiese estado completamente seco. Gracias a esto, Yehudá ameritó maljut (7). Y nosotros también podemos ameritar la grandeza de aprender de la lección de Najshon y vivir por Hashem.


Notas:

(1) Balak 23:10.

(2) Or HaJáim HaKadosh, ibíd.

(3) Sijot Musar, Parashat Beshalaj, Maamar 33.

(4) Bamidvar Rabá 13:7

(5) A Fire in His Soul (Un fuego en su alma), p. 8.

(6) Tosefta, Brajot 4:16

(7) Sijot Musar, Parashat Vaiéshev, Maamar 20.

OBTENIDO DE: https://www.aishlatino.com

Parashá de la Semana: Balak

ESTA PARASHÁ ES LA QUE SE LEERÁ B.H. ESTA SEMANA EN ERETZ ISRAEL, FUERA DE ISRAEL SE LEERÁ ESTA, JUNTO CON LA PARASHÁ JUKAT

Balak, rey de Moav, vió con angustia la victoria de los israelitas sobre los emoritas. Temiendo una invasión a su propio reino, concertó una alianza con sus antiguos enemigos, los midianitas. Luego envió mensajeros a Bilam, de Petor, un famoso hechicero, para solicitarle que maldijera a los israelitas. Bilam pidió a la delegación que se quedara con él toda la noche para darle tiempo de consultar a D´s si podía cumplir con el pedido. Durante la noche fue advertido por el Señor que no fuera con los enviados, de modo que los envió de regreso.

Pensando que una invitación más tentadora resultaría efectiva, Balak envió una segunda delegación, más numerosa y de mayor prestigio, que ofreció a Bilam grandes honores y recompensas si cooperaba. El hechicero, obviamente motivado por su codicia personal, le pidió que permanecieran con él hasta que pudiera recibir nuevamente las instrucciones de Hashem.

Esta vez recibió autorización para ir, pero a condición de que hablara solamente como el Señor le indicara. Balak encontró a Bilam en la orilla del Río Arnón y lo llevó a una ciudad cercana para asistir a una fiesta en su honor. Al Dia siguiente llevó a Bilam a una colina sagrada para los adoradores del Baal, desde donde podía ver parte del campamento israelita. Después, Bilam y Balak sacrificaron un carnero y un buey en cada uno de los siete altares, y Bilam le dijo a Balak que permaneciera cerca de al ofrenda ardiente mientras él se retiraba para consultar a D´s. A su regreso pronunció su primer discurso: «¿Por qué he de maldecir yo al que D´s no maldijo?», preguntó. «…He aquí un pueblo que habitará solitario y no será considerado entre las naciones».

Disgustado por la inesperada alabanza que hizo Bilam de los israelitas, Balak lo llevó a la cima del monte Pisgá esperando resultados diferentes. Pero una vez más Bilam decepcionó a Balak al declarar que Hashem no quebraría Su promesa de bendecir a Israel y que ningún tipo de magia prevalecería sobre ese pueblo. Balak, desesperado, pidió a Bilam que disistiera de maldecir o bendecir a los israelitas. Antes de partir, sin embargo, Bilam predijo la soberanía de Israel y la condena de Moav, Edom, Amalek y demás enemigos del pueblo judío.

Luego, los israelitas acamparon en Shitim. Allí, las mujeres paganas de Moav, aconsejadas por Bilam, tentaron a los israelitas a unirse a ellas en al adoración de Baal pero y partiricipar en una orgía idolátrica e imnmoral. Moshe sentenció a muerte a los pecadores y una plaga se difundió entre la congregación. Pinjas, el hijo de Elazar, el Cohén Gadol, presenció un acto flagrante de inmoralidad entre un israelita y una mujer midianita. Defendiendo fanáticamente las leyes del Señor, ejecutó a ambos pecadores. La plaga cesó sólo después que hubieron perecido veinticuatro mil miembros de la congregación.

Extraido de Lilmod uLelamed

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Parashá Balak (Balac). 14 TAMUZ 5773 (22 de Junio de 2013). Resumen

img41442La parashá comienza relatando que Balak, rey de Moab, vio que el Pueblo de Israel había vencido a los emoritas, y se atemorizó. Sabía que era un pueblo numeroso y temía ser invadido por ellos y para evitarlo se alió a los midianitas. Asimismo, envió mensajeros a Bilham, que vivía en Petor, quien era nigromante, para que los maldijera.

Bilham pidió a los enviados que pernoctaran allí, pues él consultaría con Hashem sobre si podía hacerlo, y habiéndosele aparecido durante la noche, el Todopoderoso le indicó no hacer nada contra ese pueblo, ni que acompañara a los mensajeros. Así lo hizo.

Balak consideró que una segunda invitación surtiría más efecto y envió a otra delegación mayor y prestigiosa que la anterior que llevaba mayores recompensas. Nuevamente Bilham pidió que permanecieran esa noche con él, para volver a consultar al Eterno. En esta oportunidad recibió como respuesta que fuera con los mensajeros, pero que solamente hablaría lo que Él le indicaría.

A la mañana siguiente ensilló su asna y se encaminó hacia Balak. En el trayecto se le apareció un ángel que le obstaculizó el camino. Solamente el asna vio al ángel del Eterno y desvió su camino por lo que Bilham la castigó, pero nuevamente el ángel no le permitió continuar el camino. Luego Bilham vio al ángel y se prosternó y le reiteró que solo hablaría las palabras del Eterno.

Una vez llegado hasta Balak, éste le ofreció una fiesta en su honor. A la mañana siguiente fueron a la colina de Baal, para que Bilham viera de allí al campamento del Pueblo de Israel. Bilham pidió se construyeran siete altares y sacrificaron un carnero y un buey en cada uno de ellos y consultó a Hashem, Quien puso Sus palabras en él, y en su discurso dijo, ¿por qué iba a maldecir a quien Hashem no maldice?, y terminó alabándolo. Esto disgustó a Balak y decidió llevar a Bilham a la cima del monte Pisgá, creyendo tener en ese lugar mejor suerte.Pero nuevamente Bilham lo decepcionó ya que volvió a bendecir al Pueblo de Israel. Balak pidió a Bilham que desistiera de su pedido y finalmente Bilham predijo que ese Pueblo sería soberano y que vencería a Moab, Edom y Amalek.

 Los Benei Israel acamparon posteriormente en Shitim, donde mujeres moabitas provocaron a los israelitas para unirse a ellas, adorando a idolatrías e inmoralidades. El Eterno ordenó a Moshé sentenciar de muerte a los pecadores y lo hizo mediante una plaga. Entonces Pinjás, hijo de Eleazar, el Cohén Gadol, vio a un Benei Israel manteniendo relaciones con una midianita, y decidió matarlos a ambos con una lanza. Durante el tiempo que duró la plaga murieron veinticuatro mil israelitas.

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Parashá Balak (Balac). 16 TAMUZ 5772 (7 de Julio de 2012). VISIONES

«Y se  levantó Bilam por la mañana y ensilló su asna…» (Bemidvar  22,21)

 Una asna salió  de Petor en dirección a Moav, carga en su lomo a Bilam, el hechicero, un  clarividente que carecía de un ojo. La asna y el hechicero, que habían creado  entre ellos lazos de «intimidad» interesantes y extraños emprendían un viaje  para cumplir un cometido que el hechicero decidió llevar a cabo. Incluso  platicaron entre ellos, esta plática entre la asna y su amo se recordará como  una imagen histórica que atestigua sobre los elementos más profundos de esta  sección de la Torá.

 La historia a  la que nos referimos es conocida y famosa, la leemos cada año, de todos modos he  aquí un resumen recordatorio:

 Balak, el rey  de Moav, se asustó muchísimo de la fuerza militar demostrada por Israel en sus  luchas contra los reyes emoritas. La derrota de Sijón, el rey emorita, hizo caer  sobre él un cierto pánico; sospechó sobre la suerte que podría tener su propio  reinado, al parecer el mandato divino de no atacar a Moav era desconocido para  él. Él entendió que en un enfrentamiento bélico armado y directo no lograría  hacer retroceder a Israel. Por lo tanto, para adelantarse a acontecimientos  nefastos, según su perspectiva, prefirió poner en práctica una táctica no común.  Se dirigió a pedir ayuda de la magia, y solicitó la presencia de Bilam, el mayor  de los pensadores de la época, el padre de todos los hechiceros. Su pedio era  que este mago destruya a Israel con la fuerza de sus maldiciones, con la energía  contenida en su boca, poderes que ya habían tejido leyendas entre sus  contemporáneos. Estamos delante de la primera petición internacional en la  historia para condenar a Israel, de manera tal que se pone en cuestionamiento el  propio derecho del pueblo a su existencia, y siendo que el enemigo sabe que los  medios militares no son suficientes para vencerlo, opta por la maldición, el  rechazo vehemente a su presencia.

 Bilam aceptó  cordialmente el ofrecimiento y se entusiasmó con la idea de realizar una campaña  de este tipo. Los motivos que llevaron a este hombre a aceptar el ofrecimiento  de Balak deben tal vez buscarse en las contradicciones internas que él mismo  presenta, a lo largo de la Torá en los trozos en los cuales se lo menciona vemos  características psicológicas encontradas en su personalidad. Mientras dice a los  enviados del rey de Moav que debe consultar a Hashem sobre el tema propuesto, no  duda en presionarse a si mismo para maldecir a Israel:

 «Y  les dijo (Bilam) a ellos: pernocten aquí esta noche y les responderé cuando  Hashem me hable…» (Bemidvar 22,8)

 Al parecer  tenía en su sistema de pensamiento la sensibilidad de consultar al Creador, la  fuente de todos los poderes, en las decisiones críticas que quería concretar, y  está completamente conciente del hecho que no podrá hacer nada sin la  autorización divina. Hashem le contesta de manera clara y simple:

                          «No  vayas con ellos, no maldigas al pueblo porque es bendito» (Ibíd.  12)

Es imposible  dudar de la intención de Hashem, sin embargo Bilam se escabulle, en la intimidad  de su corazón quiere ir con ellos y cuando responde a los enviados de Balak se  expresa de forma diplomática lo que permite muchas interpretaciones:

                       «Vuelvan a su tierra, porque se  niega Hashem a dejarme ir con ustedes» (Ibíd. 13)

 Una frase  indefinida, que no menciona en absoluto la oposición divina explícita al punto  central de esta misión, la intención de parte del rey de Moav de maldecir a  Israel. Bilam oculta la verdad y crea en ellos la sensación, que el Hashem como  si quisiera guardar el honor del propio mago se niega a dejarlo ir precisamente  con ellos, así nos dice Rashí: «No quiere Hashem dejarme ir con ustedes, sino  con ministros de mayor rango…»

 Cuando Bilam  se encuentra en el punto máximo de sus «maldiciones» transformadas por Hashem en  bendiciones deja entre ver algo se su complicada y contradictoria  personalidad:

                           «Que muera mi alma la muerte de  los justos y que sea mi fin como el de ellos» (Ibíd.  23.10)

 El gran mago  del momento, que el Creador del mundo se dirigió a él, quien fue alquilado para  condenar a Israel, y de esta manera destruirlos, esta misma persona anhela que  su fin sea como el de los justos, como el del propio Israel.

Hemos puesto  atención en las contradicciones que reinaban en su propia persona, no es de  extrañar entonces que a pesar que con todo el conocimiento que tenía de la  supervisión divina, en todos sus aspectos, conocimiento que le hizo merecedor de  recibir profecías verídicas, tuviera la esperanza de tener éxito en maldecir al  pueblo de Israel en absoluta oposición a la voluntad del Creador.

Bilam se  apura, un sentimiento destructivo como el suyo no puede esperar, sin embargo  antes de llegar a su destino se encuentra con un contratiempo. La burra sobre la  que cabalgaba se presentó como un elemento que le puso dificultades en el  camino, las cuales no estaban previstas:

 «Y  vio la burra al ángel de Hashem parado en el camino con su espada desenvainada  en la mano… y se salió del camino y se fue al campo… y golpeó Bilam a la  burra para traerla nuevamente al camino» (Ibíd. 22.22)

 Un miedo  terrible se apodera de este animal y lo hace desviarse del camino principal,  este hecho no previsto causa un gran enojo en Bilam que le lleva golpearla para  traerla nuevamente al camino que él necesita… Este suceso, si pudiéramos  congelarlo virtualmente, nos enseñaría una serie de situaciones psicológicas,  así los maestros declaran en el Midrash: «este réprobo va a maldecir a una  nación entera, que no le ha hecho nada, y comienza a golpear una burra para que  no vaya por el campo» (Bemidvar Rabá 20.14). Las peguntas básicas que debemos  hacernos son ¿Por qué Bilam golpea a su asna? ¿Por qué se enoja tanto con ella?  La causa parece clara para todos, ella no le obedece, simplemente se ha  «insolentado», está actuando en estos momentos contra su propia voluntad; para  Bilam correspondía golpearla y el enojo que tuvo contra ella era justificado. Sin embargo, en aquellos momentos precisos Bilam estaba actuando como un  asno, también él se había revelado en contra de la voluntad de su amo, siendo  que sabía que este amo, Hashem, estaba sobre él y claramente le había  declarado:

                                                             «No  maldigas al pueblo porque es bendito…» (Ibíd. 12)

Esta reacción  que tiene es una manifestación del sentimiento de justicia selectivo, que estaba  muy enraizado en el corazón de Bilam. El pedía del otro, poniendo una situación  en la que se presentaba como ofendido, normas de conducta que él se consideraba  exento de cumplirlas; esta doble ética, una externa y otra personal es algo muy  frecuente en la vida cotidiana, así también nosotros solemos, por ejemplo,  castigar a nuestros hijos cuando mienten, y mientras que los amonestamos con el  hecho que mentir es algo prohibido, solemos caer más de una vez en  mentiras.

 Sin entrar en  la explicación del milagro que una asna hay hablado, así como lo enseña la Torá.  Dirigiremos nuestra atención al mensaje ético que se deriva de esta situación;  si preguntáramos por el hecho mismo y su finalidad, es decir el por qué habló la  asna, los sabios declaran: «Para informarte que la boca y la lengua están en  poder de Dios. Que si quiere maldecir, su boca está bajo la supervisión divina»  (Yalkut Shimoni). Es decir que toda la finalidad de este milagro era afianzar la  fe en un solo Dios que supervisa y controla todo el Universo.

El hablar del  asna, que vino a arrancar el error básico del corazón de los hombres, un error  que se basa en la confianza desmedida en las capacidades humanas, como cuando el  hombre ve los avances científicos y piensa que en tales descubrimientos se  proyectan los objetivos de toda civilización formal. Debemos tratar de aprender  de los errores de otro y no caer en ellos nuevamente, sino extender el estudio y  el cumplimiento de Torá que contenga las bases para construirnos y ayudara a  formar una civilización basada en la honestidad.

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Parasha Balak (Balac). 7 TAMUZ 5771 (9 de Julio de 2011)


Nuestra parasha empieza relatándonos acerca de Balak. Rashi explica que Balak no era el verdadero Rey de Moab, él fue nombrado en sucesión para guiarlos a la batalla en contra de Israel.
Balak sabía que la fuerza del pueblo de Israel no estaba en la espada, sino más bien en su boca, es decir, el poder de sus plegarias a Hashem, es por eso que Balak, Rey de Moab, mando a llamar a Vilma, Hombre de midian, porque sabía que Bilam tenía el poder de maldecir, es decir poseía también su fuerza en su boca, así combatiría con la misma arma contra Israel.
Los comentaristas nos mencionan que Bilam poseía un nivel espiritual para recibir profecía de Hashem casi como el de Moshe, solamente que Moshe lo tenía en kedusha y Bilam en tuma.
¿Por qué Bilam poseía este nivel de profecía tan alto? Esto era debido para que en el futuro las naciones no reclamaran a Hashem, “si nosotros hubiéramos tenido un profeta como Moshe entonces hubiéramos seguido el camino de la torah también”, y por eso Hashem les dio a Bilam, solamente que el utilizo su poder para la tuma.
Cuando Balak llamo a Bilam, este espero a la noche para poder tener profecía de Hashem, y que Hashem mismo le dijera si era apropiado ir. Sin darse cuenta Bilam mismo admitía que su poder no procedía de él, sino de Hashem mismo.
Balak mando a llamar dos veces a Bilam y la segunda vez envió emisarios más importantes. La primera vez Hashem se le reveló y le dijo que no fuera con ellos, ya que sus palabras no tendrían efecto contra una nación santa como Israel, la segunda vez Hashem le dio permiso de ir, pero le dijo que solo las palabras que Hashem pusiera en su boca serían las que Bilam hablaría.
Cuando Bilam fue con los emisarios de Moab, está escrito que se levantó muy temprano y ensilló a su asna para el viaje. Los comentaristas explican que esto se debe a que en su corazón quería más que nadie maldecir al pueblo de Israel, más incluso que el mismo Balak.
Cuando iba por el camino Hashem mando un ángel de misericordia para detener a Bilam, ¿cuál era el objetivo de este ángel? Hashem con su infinita bondad quería hacer volver en teshuva a Vilma y que alejara su odio en contra de Israel. Está escrito que su asna vio al ángel, pero el mismo Bilam no lo vio, el asna de Bilam cambió tres veces de camino para desviarse del ángel, cada camino era más estrecho que el anterior. Pero el ángel seguía apareciéndose por delante ¿Que significado tienen estos tres caminos que la asna tomó? El zohar explica que cada camino era una oportunidad para Bilam de hacer teshuva, el primer camino era ancho, esto quiere decir que Hashem le decía si vas a maldecir a la progenie de Abraham, tienes la opción de maldecir a la descendencia de Ishmael, el segundo camino fue más estrecho, esto quiere decir que si quieres maldecir a la progenie de Abraham, ósea a Itzhak, tienes la opción de maldecir a Esav, que era su hijo y no a Yaakob, el tercer camino era muy estrecho sin ninguna salida, esto quiere decir y si tu opción es maldecir a la progenie de Yaakob, no tienes camino por donde maldecirlo, ya que este pueblo es santo para el Eterno, y todo intento que trates de hacer será en vano.
Cuando Bilam vio que su burra se descarriaba del camino, la empezó a golpear para que se enderezara, pero su burra se desviaba más y más, Hashem hizo un milagro y le dio la facultad de hablar a la asna de Bilam, esto fue debido a que Hashem le quería enseñar a Bilam, que el poder del habla estaba en Hashem mismo. Esto también es una enseñanza para nosotros, para que aprendamos que el poder de nuestras palabras es muy fuete, pero quien otorga el poder de hacerlas es Hashem mismo.
Esta escrito en nuestra parasha que Bilam mandó a construir cuatro altares para Balak, en distintos puntos, que Balak vio que eran de energía negativa para el pueblo de Israel. Esto lo hacía ya que poseía el poder de la adivinación por astros, y por medio de ellos vio que en estos cuatro lugares el pueblo sería débil.

Los cuatro Altares

Los cuatro altares de Bilam y Balak, explican los comentaristas, son profecías para el pueblo de Israel. La primera profecía referida a la bendición y el origen del pueblo, la segunda, expresa la seguridad de los judíos en la tierra de Israel, la tercera es referente a la grandeza del pueblo de Israel y la cuarta profecía expresa los eventos que sucederán en la época de David Hamelej y en la época del Mashiaj.
Hashem cambio las palabras de Bilam de maldiciones a bendiciones. El Midrash que a partir de ellas podemos deducir cuales serían las maldiciones de Bilam al pueblo de Israel, cada bendición era contraria a su maldición. Hashem puso bendiciones sobre la boca de Bilam, para que las naciones se diesen cuenta que Hashem mismo cuida al pueblo judío, y que somos uno con Hashem, pero ¿como llegar a ser uno con Hashem? Mediante el estudio de torah y el cumplimiento de mitzvot.
Así bien que por nuestras bocas salgan bendiciones para cada judío y, pidamos una próxima redención para todo el pueblo de Israel y que utilicemos el poder de nuestra boca para la bendición y la kedusha AMEN.
Shabat Shalom

Bajur David Moshe Shallem Lichtenstein

Parashá Balak (Balac). 14 TAMUZ 5770 (26 de Junio de 2010)

«Y se levantó Bilam por la mañana y ensilló su asna…» (Bemidvar 22,21)

Una asna salió de Petor en dirección a Moav, carga en su lomo a Bilam, el hechicero, un clarividente que carecía de un ojo. La asna y el hechicero, que habían creado entre ellos lazos de «intimidad» interesantes y extraños emprendían un viaje para cumplir un cometido que el hechicero decidió llevar a cabo. Incluso platicaron entre ellos, esta plática entre la asna y su amo se recordará como una imagen histórica que atestigua sobre los elementos más profundos de esta sección de la Torá.

La historia a la que nos referimos es conocida y famosa, la leemos cada año, de todos modos he aquí un resumen recordatorio:

Balak, el rey de Moav, se asustó muchísimo de la fuerza militar demostrada por Israel en sus luchas contra los reyes emoritas. La derrota de Sijón, el rey emorita, hizo caer sobre él un cierto pánico; sospechó sobre la suerte que podría tener su propio reinado, al parecer el mandato divino de no atacar a Moav era desconocido para él. Él entendió que en un enfrentamiento bélico armado y directo no lograría hacer retroceder a Israel. Por lo tanto, para adelantarse a acontecimientos nefastos, según su perspectiva, prefirió poner en práctica una táctica no común. Se dirigió a pedir ayuda de la magia, y solicitó la presencia de Bilam, el mayor de los pensadores de la época, el padre de todos los hechiceros. Su pedio era que este mago destruya a Israel con la fuerza de sus maldiciones, con la energía contenida en su boca, poderes que ya habían tejido leyendas entre sus contemporáneos. Estamos delante de la primera petición internacional en la historia para condenar a Israel, de manera tal que se pone en cuestionamiento el propio derecho del pueblo a su existencia, y siendo que el enemigo sabe que los medios militares no son suficientes para vencerlo, opta por la maldición, el rechazo vehemente a su presencia.

Bilam aceptó cordialmente el ofrecimiento y se entusiasmó con la idea de realizar una campaña de este tipo. Los motivos que llevaron a este hombre a aceptar el ofrecimiento de Balak deben tal vez buscarse en las contradicciones internas que él mismo presenta, a lo largo de la Torá en los trozos en los cuales se lo menciona vemos características psicológicas encontradas en su personalidad. Mientras dice a los enviados del rey de Moav que debe consultar a Hashem sobre el tema propuesto, no duda en presionarse a si mismo para maldecir a Israel:

«Y les dijo (Bilam) a ellos: pernocten aquí esta noche y les responderé cuando Hashem me hable…» (Bemidvar 22,8)

Al parecer tenía en su sistema de pensamiento la sensibilidad de consultar al Creador, la fuente de todos los poderes, en las decisiones críticas que quería concretar, y está completamente conciente del hecho que no podrá hacer nada sin la autorización divina. Hashem le contesta de manera clara y simple:

«No vayas con ellos, no maldigas al pueblo porque es bendito» (Ibíd. 12)

Es imposible dudar de la intención de Hashem, sin embargo Bilam se escabulle, en la intimidad de su corazón quiere ir con ellos y cuando responde a los enviados de Balak se expresa de forma diplomática lo que permite muchas interpretaciones:

«Vuelvan a su tierra, porque se niega Hashem a dejarme ir con ustedes» (Ibíd. 13)

Una frase indefinida, que no menciona en absoluto la oposición divina explícita al punto central de esta misión, la intención de parte del rey de Moav de maldecir a Israel. Bilam oculta la verdad y crea en ellos la sensación, que el Hashem como si quisiera guardar el honor del propio mago se niega a dejarlo ir precisamente con ellos, así nos dice Rashí: «No quiere Hashem dejarme ir con ustedes, sino con ministros de mayor rango…»

Cuando Bilam se encuentra en el punto máximo de sus «maldiciones» transformadas por Hashem en bendiciones deja entre ver algo se su complicada y contradictoria personalidad:

«Que muera mi alma la muerte de los justos y que sea mi fin como el de ellos» (Ibíd. 23.10)

El gran mago del momento, que el Creador del mundo se dirigió a él, quien fue alquilado para condenar a Israel, y de esta manera destruirlos, esta misma persona anhela que su fin sea como el de los justos, como el del propio Israel.

Hemos puesto atención en las contradicciones que reinaban en su propia persona, no es de extrañar entonces que a pesar que con todo el conocimiento que tenía de la supervisión divina, en todos sus aspectos, conocimiento que le hizo merecedor de recibir profecías verídicas, tuviera la esperanza de tener éxito en maldecir al pueblo de Israel en absoluta oposición a la voluntad del Creador.

Bilam se apura, un sentimiento destructivo como el suyo no puede esperar, sin embargo antes de llegar a su destino se encuentra con un contratiempo. La burra sobre la que cabalgaba se presentó como un elemento que le puso dificultades en el camino, las cuales no estaban previstas:

«Y vio la burra al ángel de Hashem parado en el camino con su espada desenvainada en la mano… y se salió del camino y se fue al campo… y golpeó Bilam a la burra para traerla nuevamente al camino» (Ibíd. 22.22)

Un miedo terrible se apodera de este animal y lo hace desviarse del camino principal, este hecho no previsto causa un gran enojo en Bilam que le lleva golpearla para traerla nuevamente al camino que él necesita… Este suceso, si pudiéramos congelarlo virtualmente, nos enseñaría una serie de situaciones psicológicas, así los maestros declaran en el Midrash: «este réprobo va a maldecir a una nación entera, que no le ha hecho nada, y comienza a golpear una burra para que no vaya por el campo» (Bemidvar Rabá 20.14). Las peguntas básicas que debemos hacernos son ¿Por qué Bilam golpea a su asna? ¿Por qué se enoja tanto con ella? La causa parece clara para todos, ella no le obedece, simplemente se ha «insolentado», está actuando en estos momentos contra su propia voluntad; para Bilam correspondía golpearla y el enojo que tuvo contra ella era justificado.
Sin embargo, en aquellos momentos precisos Bilam estaba actuando como un asno, también él se había revelado en contra de la voluntad de su amo, siendo que sabía que este amo, Hashem, estaba sobre él y claramente le había declarado:

«No maldigas al pueblo porque es bendito…» (Ibíd. 12)

Esta reacción que tiene es una manifestación del sentimiento de justicia selectivo, que estaba muy enraizado en el corazón de Bilam. El pedía del otro, poniendo una situación en la que se presentaba como ofendido, normas de conducta que él se consideraba exento de cumplirlas; esta doble ética, una externa y otra personal es algo muy frecuente en la vida cotidiana, así también nosotros solemos, por ejemplo, castigar a nuestros hijos cuando mienten, y mientras que los amonestamos con el hecho que mentir es algo prohibido, solemos caer más de una vez en mentiras.

Sin entrar en la explicación del milagro que una asna hay hablado, así como lo enseña la Torá. Dirigiremos nuestra atención al mensaje ético que se deriva de esta situación; si preguntáramos por el hecho mismo y su finalidad, es decir el por qué habló la asna, los sabios declaran: «Para informarte que la boca y la lengua están en poder de Dios. Que si quiere maldecir, su boca está bajo la supervisión divina» (Yalkut Shimoni). Es decir que toda la finalidad de este milagro era afianzar la fe en un solo Dios que supervisa y controla todo el Universo.

El hablar del asna, que vino a arrancar el error básico del corazón de los hombres, un error que se basa en la confianza desmedida en las capacidades humanas, como cuando el hombre ve los avances científicos y piensa que en tales descubrimientos se proyectan los objetivos de toda civilización formal. Debemos tratar de aprender de los errores de otro y no caer en ellos nuevamente, sino extender el estudio y el cumplimiento de Torá que contenga las bases para construirnos y ayudara a formar una civilización basada en la honestidad.

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