Parashá Shemot – (Nombres). 19 Tebet 5772 (14 de Enero de 2012).

וְאֵלֶּה שְׁמוֹת בְּנֵי יִשְׂרָאֵל הַבָּאִים מִצְרָיְמָה אֵת יַעֲקֹב אִישׁ וּבֵיתוֹ בָּאוּ

La palabra Shemot שְׁמוֹת viene de la raíz de Shem שם que significa nombre y el Nombre de Nuestra parasha, empieza precisamente relatándonos acerca de las 70 almas, que bajaron de Eretz Israel a Mitzraim, muchos comentaristas preguntan: si la Torah nos dijo que Yaakob bajo con su familia, entonces por que nos dice el nombre de cada hijo de Yaakob? Rashi comenta que el hecho que Hashem hubiera mencionado a cada hijo de Yaakob era para demostrar su amor a cada uno.

El Nacimiento de Moshe

Nuestra parasha nos relata acerca de cómo empezó la esclavitud del pueblo hebreo, está escrito que un nuevo faraón que no conocía de Yosef subió al trono, nuestros jajamim Z»L lo interpretaron de dos formas, la primera es que hizo como si no conociera a Yosef, es decir cambio su corazón y olvido lo que Yosef hizo por Mitzraim, la segunda es, que verdaderamente subió un nuevo faraón, pero a esto nos preguntamos ¿acaso había alguien en todo Egipto que no conocía acerca de Yosef? La respuesta es, que en verdad todo Mitzraim sabía sobre Yosef, pero este faraón olvidó en su corazón el favor que recibió de Yosef y decidió actuar contrariamente. De acá nuestros sabios aprenden, que cuando una persona decide guiarse por su sentimiento antes que ver la realidad, estará caminando como ciego siempre errando en su camino.

El faraón sabía, por medio de sus astrólogos que iba a nacer un niño de los hebreos y ese niño sería quien liberaría al pueblo judío, esto sumado a que el pueblo hebreo fue grandemente bendecido, debido a que se multiplicaron rápidamente, hizo que el faraón empezara a ver a los hebreos como una amenaza. Así que decidió ponerles trabajo arduo, duro, pero entre mas trabajo ponía sobre ellos, mas se multiplicaban, asi que decidió matar a todos los hijos varones de los hebreos.Precisamente, una hija de Leví con un hijo de la casa de Leví tuvieron un hijo,Moshe. La Torah dice que ellos vieron que era bueno, el midrash nos dice, que cuando nacio este niño, todo el hogar se lleno de luz, también Moshe nació con brit mila.

Moshe creció siendo criado por la misma madre, es decir cuando la hija del faraón, adoptó a Moshe, él no se dejo amamantar de ninguna mujer de Mitzraim, esto se debe a que mas adelante el hablaría las palabras de Hashem, nuestros sabios explican que el que una goyá amamante a un judío, es lo mismo que comer taref y el comer taref, causa un descenso espiritual en el judío, por esto, Moshe tenia que ser amamantado por una mujer hebrea y presisamente la mujer que lo alimento fue la misma madre Yojevet.

Nosotros podemos ver, que en nuestra vida diaria, siempre existe la intervención de Hashem, hoy en dia llamamos algo usual a lo que verdaderamente se define como un milagro, por ejemplo, si kriat yam suf ( abrir al mar de juncos) fuera todos los días, entonces ya seria algo normal, o cotidiano, pero realmente el milagro está, es por eso que muchos Rabanim toman como musar la vida de Moshe y la salida de Mitzraim, ya que de ahí aprendemos que hasta en nuestros momentos mas difíciles, esta la mano de Hashem.

Moshe y La Zarza

Después que la Torah nos relatara, como Moshe llego a midiam, también nos relata acerca de como fue su encuentro con la presencia de Hashem, la Torah dice que Moshe llego a la montaña de Hashem, recibió este nombre porque mas adelante, en esa montaña acontecería Matan Torah entre otros. Cuando él entró a la montaña vio una zarza que ardía pero no se quemaba. Hashem le habló a Moshe y le dijo que sacara al pueblo de Israel a la libertad, Moshe insistió en no hacerlo ya que él no se creía apto, el Midrash explica que Hashem estuvo durante siete días diciéndole a Moshe que liberara al pueblo.

Moshe decía que él no era apto, también preguntó que mérito tenía el pueblo judío para ser liberado y también argumentó que el mismo pueblo no le creería.

Nuestros sabios preguntaron por qué Moshe, cuando metió su mano en el pecho, salió con lepra? La respuesta esta precisamente con mencionado más arriba, es decir, cuando Moshe preguntó por el mérito tenían y sobre que no le creerían, el habló lashon hara del pueblo judío y cuando alguien hablaba lashon hara de otra persona era castigada con lepra, podemos ver que ocurrió lo mismo con Miriam, la hermana de Moshe, cuando ella habló lashon hara de Moshe fue castigada con lepra. Lo mismo que Hashem le causo a Moshe el sufrimiento de la lepra, también apresuró a curarlo, de acá aprendemos que la bondad de Hashem es inmensa.

Nosotros debemos saber, que todo lo que nos rodea en el mundo se debe a la bondad de Hashem, y nosotros debemos responder a la bondad de Hashem con el cumplimiento de Torah y mitzvot.
Asi bien que prontamente podamos liberarnos del Mitzraim que vivimos hoy en dia y que podamos traer la geula para todo el pueblo judío AMEN.
Bajur David Moshe Shallem Lichtenstein

LA MARAVILLA QUE ERES TÚ

El cuerpo requiere más energía y más oxígeno, y asimismo, los músculos exigidos expelen más dióxido de carbono y ácido láctico que provocan molestias y deben ser descartados. El cerebro nota esto, y da la orden al corazón para que trabaje más rápido. Las arterias que irrigan a los músculos se dilatan, mientas que el resto de las arterias se contraen y estos órganos deberán seguir funcionando momentáneamente con menos sangre.

No pensamos que somos maravillosos. Pero eso se debe a que no nos conocemos.

Y eso de no conocernos, no se reduce solamente a un aspecto muy real de nuestras vidas, que ya hemos abordado en otras oportunidades, refiriéndonos a que (muchos de nosotros) ni siquiera hemos ahondado en nuestra conducta, y que creemos – y nos convencemos – que siempre tenemos las mejores intenciones, que hablamos con sinceridad, que actuamos con coherencia, etc.

La verdad es que no solamente no nos conocemos en lo referente a nuestras actitudes, sino que ni siquiera nos conocemos físicamente.

Quizás a Ud. le resulte extraño siquiera recapacitar sobre esto.
¡Cómo podemos no conocernos, si el hombre (ni qué hablar la mujer…) moderno se examina frente al espejo más tiempo que en cualquier otra época de la historia !
El espejo se encuentra en “la cartera de la dama, en el bolsillo del caballero”, frente al acompañante en el auto, en el ascensor, en el palier de entrada del edificio, en el baño, (todo esto aparte de muchos sitios adicionales que reflejan nuestra imagen, y en los que uno se mira a sí mismo en caso de urgencia, como p.ej. vidrieras, etc.).

Efectivamente conocemos nuestra imagen externa (a pesar que existen muchas personas a las que no les gusta su propia imagen, y por eso, al verse en una foto, de inmediato les surge el “que horrible que salí..”, para que otro responda: “¡de qué hablás, si saliste muy hermosa!”).

Sin embargo, esta visión de uno mismo se reduce a su aspecto exterior – y no a su funcionamiento corporal.

¿Y qué sucede en nuestro interior?

La mayoría de las personas recién se enteran del funcionamiento de su cuerpo, con el que conviven desde antes de nacer, cuando – D”s libre – tienen algún problema de salud, ellos o un ser allegado.
En aquel momento se interesan, averiguan, leen, preguntan – y se enteran de uno de los millones de detalles que hacen a que nuestro organismo tan complejo, funcione y cumpla las miles de funciones que lleva a cabo cotidianamente en armonía, e interactuando de manera simultánea.

Pero: ¿acaso no estudiamos todo eso en la escuela? Seguramente que sí.
Pues: ¿por qué no recordamos alguna clase de biología o de anatomía?

Esa es otra cuestión. Nuestro sistema escolar con sus infaltables exámenes, notas, boletines y presiones varias, que se suman a la actitud popular de “zafar” de las obligaciones, más la “ley del menor esfuerzo”, y el poco interés de la sociedad en general por las cosas serias y por el saber, todos juntos atentan contra el estudio que requiere tanto esfuerzo (y que deja tan poco en nuestros cerebros…).

Es así que para muchos de nosotros, la biología, al igual que tantas de las materias que hemos aprendido en la escuela, nos dejan solamente recuerdos de sinsabores de nuestra juventud, y uno de los aspectos más fascinantes de nuestra existencia, pasa desapercibido ante nuestros propios ojos.

Efectivamente, nuestro cuerpo constituye una maravilla. Es el obsequio que D”s le dió a cada persona para que se pueda desarrollar en este mundo y cumplir su rol.

En distintos lugares del TaNa”J y del Talmud se hace referencia a este concepto, e incluso recitamos una bendición en distintas ocasiones, alabando a D”s por la perfección y armonía de nuestro cuerpo.
Si bien a algunos les costará creerlo, no somos los dueños de nuestro cuerpo. Por el contrario, se nos considera responsables por su cuidado, tenemos prohibido ponerlo en riesgo innecesariamente y no lo debemos mutilar. (Respecto a las cirugías estéticas, se debe realizar una consulta halájica con expertos en el tema, y el tatuaje está directamente prohibido).

Volviendo a nuestro cuerpo, intentaremos analizar sus distintas partes, a fin de agradecer a D”s por haberlo dado y mantenerlo, y también para transmitir lo que los Sabios han enseñado a partir de su atenta observación de esta creación de D”s.

Mientras palpite mi fiel corazón

Cada miembro y cada órgano del cuerpo está diseñado de manera extraordinaria, y cumple su función de modo increíble. Aun si no somos médicos, biólogos o profesores de anatomía, verlo todo en conjunto funcionando, maravilla y deja pasmado al observador.
Comenzaremos analizando la actividad de nuestro corazón.

Nuestro organismo necesita alimentarse con los nutrientes que consumimos, y así también requiere que el oxígeno que entra a nuestros pulmones, llegue a cada parte de nuestro cuerpo.
Asimismo, el cuerpo genera muchos desechos que se deben descartar.

El medio por el cual estos elementos vitales alcanzan su destino es la sangre, que llega a los lugares más remotos del cuerpo mediante un sistema de arterias, venas y vasos sanguíneos capilares. Todas las células del organismo se encuentran a escasa distancia de estos vasos, de manera que siempre estarán provistas de los medios que las mantienen con vida.
Pero… ¿cómo llega la sangre a todos estos sitios distantes?, ¿quién la mueve?

No es otro, sino nuestro fiel corazón. Desde antes que nazcamos y por muchos años, trabaja durante el día y la noche, sin cesar. Este músculo jamás se toma un descanso, y bombea continuamente la sangre hacia sus destinos. La dirige hacia el pulmón para que se oxigene, al hígado para que se filtre, y la envía al resto del cuerpo para hacerle llegar los nutrientes. ¡Cinco a seis litros de sangre – toda la que tenemos – circulan por el cuerpo cada minuto!

Ahora bien, estos vasos capilares son muchísimos. Si quisiéramos hacer el ejercicio (no lo recomiendo), y los pondríamos a todos en forma lineal, uno al lado del otro – ¡esta vía se extendería varias veces alrededor de toda la tierra!

Y el corazón le envía sangre a cada uno de estos vasos a cada instante. ¿Entendemos, pues, por qué es importante cuidar de no excederse en el peso?
Porque esto agrega un número enorme de vasos adicionales a los que hay que alimentar – ¡pobre nuestro corazón! – aparte del peso adicional que cargamos y que lo obliga a trabajar mucho más.

La velocidad con la que se contrae y se relaja el corazón no es siempre la misma. Habitualmente, esto sucede unas setenta a ochenta veces por minuto, o sea, más de cien mil veces al día, o sea, cuatro mil trescientos veinte millones de latidos en la vida…

Y no creamos que su trabajo es liviano: equivale a levantar un peso de seis kilogramos a una altura de un metro cada minuto. Luego de apenas hacerlo unas veces, cualquiera de nosotros estaría extenuado y requeriría un merecido descanso. Pero el corazón ¡nunca se cansa! – casi…
En realidad reposa efectivamente – durante fracciones de segundos entre un latido y el próximo (vacaciones muy cortas, pero – algo, es algo…).
También cuando descansamos el corazón – obviamente – sigue latiendo, pero a un ritmo menos acelerado.

Sucede, a veces, que nuestro corazón necesita trabajar más: cuando corremos o hacemos ejercicios. En esas situaciones el corazón puede llegar a latir a una velocidad de hasta 180 latidos por minuto, y bombear muchos litros de sangre más que lo que haría normalmente.

¿Por qué?

El cuerpo requiere más energía y más oxígeno, y asimismo, los músculos exigidos expelen más dióxido de carbono y ácido láctico que provocan molestias y deben ser descartados. El cerebro nota esto, y da la orden al corazón para que trabaje más rápido. Las arterias que irrigan a los músculos se dilatan, mientas que el resto de las arterias se contraen y estos órganos deberán seguir funcionando momentáneamente con menos sangre.

El corazón está rodeado y protegido por una membrana llamada pericardio, y toda esta máquina brillantemente diseñada, está protegida por la caja torácica.

La sincronización

El corazón está compuesto por dos bombas que se encuentran una al lado de la otra, y cada una tiene una cámara superior y una cámara inferior. No hay conexión directa entre los dos lados del corazón. Su diseño se asemeja a una casa de dos pisos con dos habitaciones en cada piso.

Cada una de las “habitaciones” tiene una tarea claramente definida y altamente especializada. Y la sincronización es esencial. La sangre que transporta el oxígeno desde los pulmones, entra en la cámara superior izquierda (aurícula izquierda). Esta cámara se contrae, presionando la sangre a través de la válvula mitral hacia la cámara inferior izquierda (ventrículo izquierdo). A medida que el ventrículo se llena, la válvula se cierra por la fuerza de la presión.
Una fracción de segundo más tarde el ventrículo izquierdo se contrae, bombeando la sangre por la arteria principal del organismo, la aorta. Esta cámara es la más musculosa de todas, pues a través de esa contracción, envía la sangre a su recorrido de 100.000 Km.
La sangre hace todo el viaje desde el corazón hasta las últimas partes del cuerpo y de regreso al corazón en unos 60 segundos.

¿Le parece eficiente?

La sangre que vuelve, entra en la cámara superior derecha del corazón (aurícula derecha). Ésta se contrae, enviándola a través de la válvula tricúspide hacia la cámara inferior derecha (ventrículo derecho).
Una fracción de segundo más tarde, esta cámara ya llena y con la válvula cerrada por diferencia de presiones, se contrae y expulsa la sangre hacia los pulmones a través de la arteria pulmonar, para evacuar su carga de dióxido de carbono no deseado, y obtener nuevo suministro de oxígeno.
Entendemos, pues, por qué tiene que haber un retraso de fracciones de segundos entre la contracción de las cavidades inferiores y las cámaras superiores. Sería de poca utilidad que los ventrículos se contraigan si la sangre aún no ha llegado desde las cámaras superiores. De ahí lo delicado de la sincronización.

La fuerza que provoca que las cámaras se contraigan y lleven a cabo su tarea vital de bombeo es la carga eléctrica contenida en los mismos músculos del corazón: el impulso eléctrico cardíaco. Sin embargo, sin un control interno, el ritmo de los latidos del corazón, no sería suficiente para satisfacer las demandas hechas por la amplia gama de actividades del organismo.
De ahí la necesidad del marcapasos!

¿Quién marca el paso del corazón?

El marcapasos natural del corazón, el nódulo sinusal, marca el ritmo del corazón y se halla situado en la pared de la aurícula derecha. Envía impulsos eléctricos al nódulo aurículoventricular, y luego de un retraso de fracciones de segundo, continúa desde allí a todo el músculo cardiaco, haciendo que este músculo se contraiga y se relaje.
Pero… si la contracción seguiría directamente hacia los ventrículos, se contraerían demasiado pronto, porque aún no se habrían llenado de sangre!

¡No se preocupen, todo ha sido pensado!

Todo este complejo mecanismo es posible gracias a un tipo especial de músculo que sólo existe en el corazón. Se denomina miocardio, y combina las propiedades de las otras dos clases de músculos que se encuentran en el resto del cuerpo: el músculo estriado y el músculo liso.

Los estriados, como los que tenemos en los brazos y las piernas, son músculos voluntarios; se mueven con rapidez, siguiendo órdenes, pero también se cansan muy rápido. Los músculos lisos, como los del estómago y los intestinos, son músculos involuntarios; no pueden moverse a voluntad y son incansables. El músculo cardíaco es liso y estriado. Mantiene latiendo el corazón constantemente, pero puede cambiar de ritmo durante períodos de tiempo cortos cuando es necesario.

¡Increíble!

¿Nuestro corazón necesita “comer”?

Más bien que sí. Puesto que es el músculo que más trabaja, requiere alimentarse correspondientemente. Sin embargo, el corazón no se alimenta con la sangre que bombea, sino que tiene su propio flujo de nutrición por las arterias coronarias que se ocupan del tema.

Es dudoso que encuentre otra máquina en cualquier lugar del mundo donde la necesidad de la sincronización exacta sea tan importante.Es dudoso también si en cualquier parte del mundo se encuentra una máquina que requiera tal grado de complejidad y sofisticación en su construcción, y que, sin embargo, funcione tan eficientemente.

¿Por qué creemos que el corazón representa los sentimientos?

Por último, sabemos que la expectativa ante algo especial que creemos que está por suceder también provoca palpitaciones: al sentir miedo, o la excitación por encontrarnos con alguien, lo sentimos en los latidos acelerados de nuestro corazón. También este fenómeno tiene su explicación fisiológica, pero no vamos a ahondar en ella ahora, sino en su significado.
Como veremos a continuación, en las palabras de la Torá y luego de los Sabios, el corazón es efectivamente el símbolo de los sentimientos humanos, de sus intenciones y designios, de su voluntad y tesón, de sus inclinaciones y pasiones y de su intelecto. Citaremos, pues, algunos ejemplos que avalan algunos de estos conceptos.

En primer lugar, nos enseñan la importancia de identificarse con el dolor ajeno: “Del mismo modo que el corazón que se identifica con el prójimo, siente su dolor en el corazón, así también se sienten las alegrías primero en el corazón, y (por tal motivo) en el futuro, en el momento de la redención, D”s consolará al corazón antes que a los demás miembros del cuerpo” (Midrash Rabá, Shmot 19:1).

Así también las personas que se solidarizan con el sufrimiento del otro, son las primeras que oportunamente serán reconfortadas y revividas por la Presencia Di-vina.
Así entendemos también la conclusión a la que llegó Rabí Iojanán ben Zakai cuando entre todas las respuestas que dieron sus alumnos al pedirles: “Salgan a analizar cuál es la cualidad que debe procurar el hombre”, eligió como más valiosa y abarcativa la de Rabí Eleazar ben Araj, que dijo: “un buen corazón” (Pirkei Avot 2:9).
En este contexto, no podemos dejar de mencionar la famosa frase de los Sabios: D”s requiere el corazón (de la persona – Sanhedrín 106:)

Asimismo, nos señalan al corazón como asiento de la voluntad de la persona: “Los malvados están en manos de su corazón, mientras que los tzadikim tienen su corazón en sus manos” (Midrash Rabá, Bereshit 34:10).

Lo cual se entiende – en otras palabras – que la gente sin escrúpulos morales está entregada desenfrenadamente a sus pasiones, sin poder impedir caer presa de sus impulsos, mientras que los justos que actúan según sus convicciones, dominan sus inclinaciones y propensiones, canalizándolas según lo que entienden correcto.
Por lo tanto, en el Shmá diario se nos advierte sobre no desviarnos tras “los ojos y el corazón”, pues “el corazón y los ojos son los dos espías al (servicio) de la persona” (Midrash Rabá, Bamidbar 17), si no están correctamente encaminados.
Todos los días colocamos los Tefilín. Aquel que se ubica en el brazo, se sitúa por ese motivo a la altura del corazón.

También en el Shmá, cuando la Torá nos exige amar al Todopoderoso, se manifiesta con la expresión: “con todo tu corazón”, duplicando la letra “Bet” en la palabra “levavjá”. Esto se entiende en el sentido de servir a D”s con ambas inclinaciones: la propensión hacia lo espiritual, y la atracción hacia lo material. Es así, que se nos requiere ser íntegros en nuestra devoción hacia el Todopoderoso: “D”s advierte a Israel: ‘cuando ustedes recen, no lo hagan con doble corazón’” (Midrash Tanjumá, Ki Tavó 1).

Únicamente respecto a los ángeles (quienes no poseen una opción moral como la tenemos los seres humanos), se habla en términos de “lev” (corazón) con la “bet” única: “Satisfagan vuestro corazón” (Midrash Rabá, Bereshit 48:11).

No solamente se habla del corazón como sede de los sentimientos, sino como “residencia” del intelecto, y se nos hace saber que distamos en nuestro entendimiento y capacidad respecto a las generaciones anteriores: “El corazón de las generaciones anteriores era (grande) como el portón de la antesala (del Bet haMikdash – Ulam), el de las siguientes (era grande) como la puerta del Santuario (Heijal), y el de las actuales es (pequeñísima) como el orificio de una aguja (Eruvin 53.).

Reconociendo este fenómeno, debemos actuar con reverencia y deferencia en cuanto a las enseñanzas de quienes nos precedieron.

Dejamos por hoy, pues el tema es muy largo. Les deseamos todo lo mejor – de todo corazón.

Daniel Oppenheimer .http://ajdut.com.ar/

Parashá Shemot – (Nombres). 18 Tebet 5771 (25 de Diciembre de 2010).Comentarios

Primer comentario (Boletin Judaicasite www.judaicasite.com)
Segundo comentario (Rab Moshe Hoffer,
fabibbk@einstein.com.ar)
Tercer comentario (Rab Daniel Oppenheimer, http://www.ajdut.com.ar)


Primer comentario – El Examen nuestro de cada día


«El lugar sobre el que estas parado, tierra de santidad es» (Shemot/Exodo 3:5)

El Jafetz Jaim comenta que cuando una persona se encuentra en una circunstancia complicada o absorbente, frecuentemente se dice: «Cuando Hashem mejore o aliviane mi situacion, ENTONCES podre estudiar Tora

y cumplir mas mitzvot». Y la persona se envuelve mas y mas en sus problemas hasta posponer todas sus obligaciones. Es a esta realidad en particular que el versiculo se puede aplicar: «El lugar sobre el que estas parado…». En otras palabras, si la situacion es dificil, ES EXACTAMENTE en esa situacion que Hashem desea que la persona Lo sirva.

Todo ser humano recibe un numero de tests o pruebas cada dia de su vida. Estos pueden materializarse bajo diferentes formas: una prueba puede ser la riqueza, otras la pobreza, las desavenencias, las ofensas, los celos o, Di-s libre, la enfermedad. La forma en que pasamos cada prueba depende naturalmente de muchos factores pero ciertamente, entre los mas importantes estan nuestro bitajon (confianza) y emuna (fe)en Hashem, el alcance de nuestra percepcion de la Hashgaja Pratit (La Divina Providencia). Debemos saber que toda situacion, dificil o no, que se nos presente, debemos aceptarla como una oportunidad mas que se nos da para ascender espiritualmente, y es allí precisamente donde Hashem nos examina de acuerdo a nuestra reaccion y conducta.

Abraham fue probado por Hashem diez veces en su vida; la ultima de las pruebas (Akedat Itzjak) fue sin duda la mas dificil. Dice el Talmud (Trat. Sanhedrin): «Yo te He probado a ti (Abraham) en numerosas ocasiones y has pasado con éxito todas las veces. Ahora, mantente firme por Mi Nombre en esta prueba tambien, para que no sea dicho: no hubo verdad en las anteriores». Surge una interesante pregunta: «Aun si Abraham no hubiera podido pasar la prueba final, de ninguna manera podria eso disminuir el gran merito de haber pasado las anteriores, ya que la ultima era la mas dificil. Entonces, por que habria de decirse: no hubo verdad en las anteriores? Los exegetas explican que si Abraham no hubiese pasado la prueba de la akeda (atadura de Itzjak), podria pensarse que sus previos logros fueron resultado del hecho de que tenian mas sentido espiritual para el. Pero no hubieramos sabido como seria capaz de responder a una prueba que requiriera un absoluto Mesirut Nefesh (entrega y confianza total)como esta. Al aceptar tambien este dificil pedido de Hashem, Abraham demostro poseer un altisimo nivel de fe, confianza y autosacrificio, el mismo demostrado en todas las anteriores pruebas.

En la epoca actual, como antañio, estamos constantemente confrontados con desafios. En realidad, hoy dia se presentan muchas dificultades que casi no existian en pasadas generaciones.

Tenemos problemas con la crianza de nuestros hijos? O acaso nos cuesta mantener la armonia en nuestro hogar? Vivimos en soledad y tenemos poca comunicación con la gente? Perdimos el empleo que constituia nuestro medio de sustento? Aun no encontramos la pareja adecuada? En cualquier situacion que nos encontremos, debemos recordar que Hashem es Hakol Iajol, el Todopoderoso. El puede hacerlo todo. No importa el status en que una persona se halla hoy, las cosas pueden radicalmente cambiar para mejor. En nuestras plegarias decimos «Bore Refuot; Nora Tehilot; Adon Haniflaot» (Di-s crea la cura, es venerable (o temible) para las alabanzas, es el Señor de las maravillas). La primera frase significa que la cura es lograble. La segunda, nora tehilot, indica que aun si la cura no es obvia o aparente, una persona debe rezar a Hashem y haciendo eso sera respondido. La tercera frase nos debe hacer reflexionar en que, aun si los primeros pasos no han sido exitosos, El, que es el Senor de las Maravillas, puede cambiar todo en unos instantes. De hecho nosotros, Bene Israel, somos una nacion fundada sobre milagros.

Habia una vez un judio que paso a traves de los mas inimaginables horrores del Holocausto. Cierta vez, cuando averiguo que los Nazis habian planeado exterminar a todos los habitantes del guetto al dia siguiente, acudio a su Rebe y le pregunto si en esas extenuantes circunstancias le estaba permitido quitarse la vida. El Rebe simplemente le constesto: «Como podemos nosotros perder jamas las esperanzas si esta escrito: Ieshuat Hashem keheref ain -la salvacion de Hashem (llega) en un abrir y cerrar de ojos?». Y, naturalmente, un milagro en verdad ocurrio y los planes fueron misteriosamente cambiados. Y este judio sobrevivio a la guerra y pudo contar al mundo su historia.

Sepamos enfrentar las situaciones dificiles con entereza y fe porque «el lugar en que estamos parados es sagrado», es donde Hashem nos puso para probarnos y ver como respondemos. Recordemos que El no da a ninguna persona una carga mas pesada de la que puede soportar; y que la salvacion llega en el momento mas inesperado. Si supimos pasar bien la prueba, habremos ganado muchisimo: nos habremos fortalecido y elevado uno o varios peldanios en la escalera espiritual. Y esa es precisamente nuestra mision!! Tengamoslo presente!!

(Basado en Rab D. Goldwasser)

Segundo comentario – Nació para ser Líder

El libro Bereshit nos relata acerca del asentamiento de los iehudim en Egipto. Shemot nos comenta los acontecimientos que le ocurrieron a los iehudim que descendieron alli. Desde la cima en el tiempo de Iosef, hasta el abismo de la esclavitud a Parho, el desagradecido. Parho «el que no conocio a Iosef». A partir de la esclavitud en Egipto y en el transcurso de las generaciones, los iehudim hemos padecido distintos sufrimientos. Los exegetas de la Tora tratan de explicar los siguientes planteos: ¿Por que sufrimientos? ¿Por que exilio? ¿Por que un exilio tan dificil y tan cruel? ¿Por que de esta forma y no de otra? Al margen de las explicaciones a estas preguntas, mirando hacia atras, nosotros debemos agradecer, pues los problemas aportaron al caracter del pueblo. Por lo menos frente a un resultado educativo, se puede afirmar que no hubiese existido un avance sin ellos. Los problemas no fueron en vano. Nos referimos al grupo de personas debiles, a los que son minoria en la sociedad. A esa gente desprotegida. En esa epoca la mayoria que era fuerte hacia oidos sordos a esa clase de personas debiles. No podian concebir que ellos tambien tuvieran derechos. Eso no solamente ocurrio en la epoca de Egipto, sino tambien miles de años despues, incluso en Grecia, donde cultivaban la filosofia, los esclavos no eran tratados como seres humanos. La Tora demostro tener principios opuestos a los ideales del mundo. Ella considera que debemos tener en cuenta nuestro origen para de esa manera dar un buen trato a un esclavo o a un extranjero. El exilio que nos oprime nos enseña a tratar a los demas. Estas exigencias de la Tora no vienen para senialar la igualdad de derechos sino para recordarnos «…Y ustedes conocen el alma del peregrino». Esto nos va a servir para considerar mas al pobre cuando lleguemos a gobernar. Vamos a ilustrar esto con el siguiente relato: un rey iehudi tenia un hijo al que le faltaba poco tiempo para cumplir el Bar Mitzva. Contrato a un maestro para que le enseñe y llegue bien preparado para ese dia tan esperado. Luego de prepararlo, el padre le pregunta al maestro: ¿Haz terminado de enseñarle todo lo que mi hijo debe aprender? No, -respondio el maestro- falta una leccion pero no se la quiero enseniar porque se que te opondras. El rey le dijo: «enseñale lo que debes; yo no me opongo». Entonces el maestro tomo al chico, le quito sus ropas y le dio una fuerte paliza con un cinturon. El niño llego desesperado a su casa y el rey mando a colgar al maestro en una horca. Lo tomaron al maestro y antes de matarlo le dijeron que haga su ultimo pedido. este solicito poder hablar con el rey. La gente murmuraba: «Despues de la brutal paliza que le dio al hijo, ¡aun tiene la desfachatez de solicitar hablar con el rey!». este le concedio el pedido, entonces le dijo el maestro al rey: «¿Tu te acuerdas que yo te dije que te opondrias a la ultima leccion?» El rey le dice: «¿de que leccion me hablas?» El maestro le responde: «El dia de mañana tu hijo tambien se convertira en rey, y cuando sepa que alguien obro mal, tal vez lo sentencie a diez latigazos, porque… de todos modos a el no le duele. Ahora que los golpes los sintio en carne propia, antes de determinar el castigo recordara su propio sufrimiento y sabra cuanto castigar al transgresor».

Moshe Rabenu sale al encuentro de sus hermanos y vio sus sufrimientos.

Cuando el se pone en el lugar de ellos, ese es el instante en que se lo designo el lider iehudi. Moshe sale a ver a sus hermanos y ve a un egipcio pegando a un hebreo. Moshe mata al egipcio. Al otro dia ve una situacion peor: la pelea entre hermanos. Estos, en lugar de agradecerle a Moshe, denunciaron que mato a un egipcio. Cuando Moshe se escapa a Midian, ve a unas señoritas que fueron a extraer agua y los pastores las estaban maltratando y las defendio. Por el primer caso huyo a Midian, por el segundo sufrio calumnias y por el tercero demostro como se exponia con tal de hacer justicia. Luego vimos su negativa de ir a hablar con Parho por si Aharon se sentia mal, la justicia el no dañar a su hermano, su piedad y humildad formaron al dirigente ideal.

Rab Moshe M Hoffer

Tercer comentario – Gracias a las mujeres

Si hubo una período en la historia que más nos marcó a los judíos para todo el futuro, entonces fue la época en la cual fuimos esclavizados en Egipto. Si tantas veces nos recuerda la Torá que no olvidemos nuestra pasada condición de esclavos, es para que esta marca no se borre en nuestras mentes y que, por siempre, seamos sensibles al dolor ajeno y a las injusticias que surgen a partir del adueñarse los unos de las vidas de los demás y del aprovechamiento del más débil en manos de los más poderosos (Irmiahu – Jeremías cap. 34).

Dado que tenemos el privilegio de haber nacido en una era en la cual no conocemos esta clase de esclavitud (al menos, en nuestro medio), toda la historia de la servidumbre de Egipto nos puede parecer un tanto remota y alejada, cuanto más, si contemplamos los dibujos de la Hagadá de Pesaj, que casi siempre pintan las cosas en términos un poco infantiles y superficiales. Por lo tanto, nos será muy útil estudiar lo que dice el Talmud (tratado de Sotá 11) que analiza en forma pormenorizada los versículos de Shmot (Exodo) que nos relatan acerca de las condiciones en las cuales se desarrolló la opresión egipcia. De la lectura correcta de los textos, sabremos no solo lo que ocurrió, sino cuáles eran los objetivos del Faraón y como sobrevivieron los israelitas todas sus indignas intenciones.

En primer lugar, podemos observar los nombres de los lugares en los cuales los israelitas construyeron para el Faraón. Uno era Pitom y el otro Ra-amsés. Pitom y Ra-amsés no eran lugares aptos para la edificación. Pitom se llamaba así, porque la tierra se «tragaba» las construcciones que allí se erigían. Por otro lado, el nombre Ra-amsés significa que a medida que montaban sus construcciones, éstas se iban cayendo. Lo cual nos lleva a una pregunta obvia. ¿Qué sentido tenía para el Faraón ocupar a la gente edificando cosas que no durarían en el tiempo? No podemos atribuir esta conducta aparentemente tonta a la falta de eficiencia en la jerarquía egipcia, pues en ese sentido los egipcios demostraron ser sumamente sabios y racionales.

Lo cual nos lleva a suponer que había otra intención oculta en la cabeza del Faraón que estaría relacionada con su objetivo de desmoralizar al pueblo de Israel para que perdieran esa identificación con su raíz y su pasado común. Mientras el ser humano se siente bien con si mismo y con la actividad que desarrolla, entonces mira adelante con optimismo y su mente se mantiene sana e íntegra. Es posible que tenga mucho trabajo, pero eso no lo va a desalentar. Al contrario, el trabajo y no el ocio, dignifica al ser humano.

Sin embargo, cuando la labor que hace no es para nada productiva y no se ven resultados de su esfuerzo, ésto en si es un factor que desanima y quita todas las ganas de vivir y de ser alguien. La persona a quien ésto le sucede se va sumiendo en una peligrosa caída de abatimiento y desesperación (I-ush) que no le permite ver más allá sino con pesimismo. Los Sabios nos advirtieron en distintas citas del Talmud, para que nos cuidemos de no caer en ese tipo de desesperanza. De ahí, la importacia que se le da a la Simjá (alegría) en todos los emprendimientos de la vida. El Faraón bien conocía la correlación que existe entre la libertad física y la espiritual. Mientras el hombre está limitado por la urgencia de sobrevivir y de llegar a fin de mes (o al fin del día) para pagar sus cuentas, le es muy difícil – y para algunos parece imposible – ver otro aspecto de la vida, aunque, si tuviese el espacio mental para concentrarse, éste le sería más importante y caro con el correr del tiempo. Moshé inicialmente le hablaba al pueblo del significado de la libertad espiritual, pero «no lo escuchaban por impaciencia de espíritu y a causa de la dura servidumbre» (Shmot 6:9). Querían escuchar, pero no estabn en condiciones.

El Faraón, a su vez, manifiesta que: «ociosos estáis, ociosos, por eso decís: «Vayamos a ofrendar para nuestro Eterno»» (ibid 5:17). Al cansancio anímico que sentían por la humillación y la falta de efectividad en su tarea, se sumó el decreto de arrojar a los niños israelitas recién nacidos al Nilo. Se escuchaba decir a la gente: ¿para qué procrear y gestar hijos, si de todos modos, los tirarán al río? Esta sensación confirmaba el hecho que los egipcios los dominaban totalmente, hasta en su vida íntima (Rash»i sobre B-midbar 26:5). Parecía ser que estaban por «tocar fondo». Fue en esa situación, que las mujeres hicieron lo suyo para salvar a sus maridos de desmoronarse psíquicamente.

Si bien, según algunas fuentes del Talmud que mencionamos, las mujeres también tenían que cumplir tareas para los egipcios, y, acorde a la manera sadista de someter de los amos egipcios, las obligaciones de las mujeres eran tan poco adecuadas para su forma de ser femenina, como la de los hombres para la suya, igual apoyaron a sus esposos para que no se sumieran en la depresión espiritual. Con intrepidez y energía, estas mujeres valerosas salían al campo adonde sus maridos construían para ofrecerles la comida caliente y brindarles el ánimo suficiente para imaginar un futuro mejor. No por nada nos dice allí el Talmud que «en mérito de las mujeres valerosas de aquella generación, salieron los israelitas de Egipto».

Estamos acostumbrados a que la fuente de ingresos para sostener a la familia fluctúe pues eso ya es moneda corriente para quienes meditamos sobre los vaivenes de la vida. Desde que Adam fue echado del Gan Eden, sabemos que el pan se gana con incertidumbre («beitzavón tojelena»), con la transpiración de la frente («bezeat apeja tojal lejem») y que un día puede haber trabajo, y otro – no. La cuestión pasa por la actitud que toma quien quiere ayudar a aquel que está mal. «Mal» porque no alcanza el dinero, «mal» porque no puede cumplir con las expectativas habituales de su cargo de ser padre y no llega a alimentar a su familia, «mal» porque siente la condena de la sociedad por su fracaso laboral. No es fácil ayudar a una persona que perdió las esperanzas de todo. Casi siempre, al que está decaído le falta la energía para emprender cosas nuevas. La reacción común frente a los consejos y las buenas intenciones de los demás, son de escepticismo y descreimiento, porque cree que no lo entienden. Si las sugerencias vienen por parte de la propia esposa, a quien por la ley de la Torá el marido debe alimentar, pues entonces la vergüenza que percibe es aun mayor, porque siente que se están revirtiendo los roles y que deja de ser «hombre». Como resultado, muchas veces, la reacción a la falta (aparente) de hombría se manifiesta por una mayor agresividad, verbal o física, para mostrar su fuerza y mantener «su cargo» en el seno familiar y social. Es muy difícil aconsejar al otro, sin que éste se sienta como si la intención fuese la de ocupar o avasallar puestos ajenos. Saber escuchar al otro, puede ser útil en la auto-estima de la persona que está mal y ayuda a relajar las tensiones creadas en el ambiente laboral. Quien relata sus pesares a la persona en quien confía, lo hace para descargarse y para sentir que no está solo. Al prestar atención con empatía, uno no debe apresurarse en comparar la vida del otro con la propia, ofrecer soluciones instantáneas y obvias ni aleccionar al otro sobre temas filosóficos. No hay peor sentimiento que aquel que está embotellado en un callejón sin salida.

La vida en Egipto, de acuerdo a lo que describimos por las citas del Talmud, no habrá sido muy distinta a este cuadro pesimista. Quizás sea este, uno de los significados del versículo: «las sabias entre las mujeres construyen sus hogares» (Mishlé – Proverbios 14:1, según la explicación de Rash»i). En la situación límite de la vida de aquella época tan difícil, con sus maridos abatidos sirviendo a amos tan severos y ofensivos, en una tarea degradante e interminable, las mujeres demostraron que, desde su rol de esposas bien cumplido, pudieron levantar el ánimo de sus maridos para que miren hacia adelante. «Gracias a ellas – dicen los Sabios – salieron nuestros padres de Egipto».

Daniel Oppenheimer

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Parashá Shemot – (Nombres). 23 Tebet 5770 (9 de Enero de 2010).Moshé en el palacio real

Los caminos del Todopoderoso son una incógnita para nosotros. De todas maneras, cuando estudiamos el capítulo maravilloso de Moshé, el Profeta de D-s, nos obligamos a hacernos unas cuantas preguntas:

1) ¿Por qué salvó Batia, la hija del Faraón, a Moisés? 2) ¿Por qué vivió Moshé tanto tiempo en el palacio real? 3) ¿Fue Batia una figura diferente dentro del panorama social del Egipto Pagano? 4) ¿En qué condiciones llegó el niño Moshé al palacio real y cómo se preparó para su trascendente misión?

Nuestros Sabios nos transmitieron que Batia, la Princesa de Egipto, sufría de lepra, y por consejo de sus médicos tomaba diariamente baños en el agua del río “Yeor” (Nilo). Al tocar el arca de caña en el que yacía el cuerpo de Moshé, y que estaba revestido con asfalto y alquitrán, la joven egipcia se curó, y desde ese momento nació su amor por el niño. (Shmot Rabá)

La Torá nos indica que Batia poseía una gran piedad: ”Ella, abrió, y vio al niño, y he aquí que un niño que llora, y se apiadó de él.” (Shmot 2:6)

A pesar de tener un alto rango como hija de un rey poderoso, no adquirió las perversas cualidades que caracterizaban a la familia real. “Por esta razón, la hija del Faraón, fue protegida por la Divina Providencia, y reconocida como Bat-Iá, la hija de D-s.” (Pirké de Rabí Eliezer)

Nuestros sabios comentan que, poseer Batia esta brillante virtud, es considerada parte del grupo de los piadosos de los pueblos del mundo, y por este mérito tiene derecho a una porción en el mundo venidero. (Tosefta Sanedrín 13:2)

Hay quienes opinan que Batia se convirtió al judaísmo, siendo recordada como una de las mujeres virtuosas por haberse ocupado de Moshé, y como recompensa entró en el Gan Eden en vida (Midrash, Mishlé 31)

El Creador, que dirige y encausa todo lo que acontece en el mundo, hizo que fuera Batia quien salve a Moshé, y que éste entre en el palacio del Faraón. Para así habituarse a las costumbres palaciegas, y de esta manera, no adquiera los hábitos de los esclavos.

Rabí Abraham Ibn Ezra, (famoso interprete bíblico de la época de oro de España) nos explica:

“Es factible que D-s hiciera que Moshé crezca en la Casa Real, para que se habitúe a convivir en un marco elevado de estudios y maneras, y no en el ambiente de los esclavos, donde reina un bajo nivel cultural. Ya vimos que mató al policía egipcio por haber maltratado y vapuleado a uno de sus hermanos, y también salvó a las hijas de Itró de las manos de los pastores de Midian que las oprimían exigiéndoles que les dieran de beber de las aguas que ellas mismas habían extraído del pozo. Si hubiese Moshé crecido y educado entre sus hermanos, no le hubieran respetado ni temido, ya que lo habrían considerado uno de ellos.”

Otros sabios comentan que Moshé abandonó su casa a los doce años (Shmot Rabá) A esa edad, el niño se convirtió en adolescente, por lo tanto tenemos que pensar que el joven Moshé adquirió una cantidad de virtudes, valores y vivencias que le crearon una infraestructura espiritual que influyó en su alma, creando en él una fuerte personalidad, factor importantísimo para la formación de un futuro dirigente.

Moshé vivió dentro de la vida lujosa del palacio real, y a pesar de esto no se desentendió de la terrible situación en la cuál vivían inmersos sus hermanos: “Y Moshé sale hacia sus hermanos…”

Los eruditos del Talmud nos describen con gran realismo los pensamientos de Moshé en momentos en los cuales se preparaba para tomar la importante misión ordenada por D-s de sacar a sus oprimidos hermanos hacia la libertad física y espiritual.

“Salió hasta sus hermanos y vio sus trabajos pesados” (Shmot 2:11). ¿Qué significa Y vio? Vio Moshé sus sufrimientos, y llorando decía: “¡Cuán grande es mi dolor! ¿Ojalá pudiese morir yo por ustedes?” Ya que no hay trabajo más duro como el trabajo del barro, por eso les ayudaba en su ardua labor”.

Parashá Shemot – (Nombres). 23 Tebet 5770 (9 de Enero de 2010).

Resumen de la Parashá

La parashá Shemot correspondiente al segundo libro de nuestra Torá, Shemot (Éxodo), comienza recordándonos los nombres de los hijos de Yaacob. Su descendencia fue fecunda y se multiplicaron.

Un nuevo Faraón surgió en Egipto que no conocía lo que Yosef había logrado para Egipto, y temía que los Hijos de Israel se volvieran más fuertes que el pueblo egipcio y por ello inició una política opresora hasta llegar a convertirlos en esclavos. Así fueron obligados a edificar fortalezas y las ciudades de Pitom y Ramsés. Pero los judíos continuaban creciendo aún más, el numero de nacimientos sigue incrementándose. Entonces el Faraón ordenó a las parteras hebreas a que todo varón hebreo recién nacido, fuera arrojado al río Nilo. Pero las parteras no hicieron lo ordenado por el Faraón, dejando así vivir a los niños, bajo la excusa de que las mujeres hebreas daban a luz antes de que ellas llegaran.

Dos miembros de la tribu de Leví, Amran y Iojéved ya eran padres de dos hijos, Miriam y Aarón. Pero Iojéved, en tiempos del decreto del Faraón dio a luz a un otro varón, que fue escondido durante los primeros tres meses de vida y luego colocado dentro de una canasta entre los juncos de la ribera del río. Su hermana Miriam quedó cerca de ella y observó cuando se acercó a la canasta, la hija del Faraón. Esta vio que había dentro de ella un niño y adoptó al bebe a pesar de que se dio cuenta de que era un hebreo. Miriam se acercó para ofrecerle una nodriza para amamantarlo, a lo aquella accedió. Así Iojéved alimentó y crió a su propio hijo. Fue creciendo y luego fue llevado al palacio real donde se puso el nombre de Moshé, que significa “sacado de las aguas”.

Ya grande, Moshé observó la opresión y sufrimiento de sus hermanos. Vio como un capataz egipcio golpeaba con dureza a un hebreo. Moshé, que observó si había alguien cerca, decidió matar al egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente, vio a dos israelitas discutiendo, y quiso intervenir para apaciguarlos, a lo que uno de ellos le respondió si él los juzgaría y mataría como lo hizo con el egipcio. Moshé comprendió que se sabía lo acontecido y que debía huir, ya que su vida estaba en peligro. Huyó hacia Midián, llegó a un pozo donde ayudó a las hijas de Itró a abrevar sus ovejas. Fue invitado a vivir con ellos e Itró le dio por mujer a su hija Tzipora. Tuvieron dos hijos, Guershom y Eliézer.

Mientras tanto, el Faraón había fallecido y su sucesor continuó con la opresión hacia los hebreos, aumentándola. Los judíos pedían ayuda al Eterno. Hashem recordó su Pacto con Abraham. Mientras Moshé apacentaba las ovejas de su suegro Itró, vio una zarza que ardía sin consumirse, y el Todopoderoso por primera vez le habló y le ordenó quitarse su calzado pues estaba en tierra sagrada. Le ordenó ir al Faraón para liberar a Su pueblo, a lo que Moshé consideró que él no era digno para esa misión. Hashem le prometió que Él daría Su ayuda Divina. Ante la pregunta de Moshé sobre cuando los hebreos le preguntaran el nombre del Eterno, Le respondió que debía decir: “Yo soy el que soy”. Moshé debía informar a los ancianos sobre su aparición y que debían presentarse ante el Faraón para pedirle dejara salir al pueblo para ofrecer sacrificios al Eterno en el desierto. También le indicó que el Faraón no los dejaría ir y que luego Él extendería su mano para forzar al Faraón a dejar salir al pueblo.

Moshé dudó si le creerían, pero el Todopoderoso le demostró su poderío transformando su vara en una serpiente, le indicó poner su mano sobre el pecho y le apareció a Moshé lepra y luego milagrosamente, sanó. También el Eterno le dijo si los israelitas no le creyeran, debía tomar agua del río Nilo y al verterla sobre tierra seca, se transformaría en sangre. Moshé señaló su falta de “palabras”, ya que padecía de problemas de habla, a lo que el Eterno indicó que su hermano Aharón sería su vocero.

Moshé contó lo sucedido a su suegro Itró, quien le contestó que fuera a sacar a sus hermanos de Egipto. Moshé partió con su familia y se encontró con su hermano Aharón en el monte Horeb y le contó todas las palabras del Eterno y luego los ancianos creyeron en Hashem.

Moshé y Aharón fueron ante el Faraón y le solicitaron dejara salir al pueblo a ofrecer sacrificios al Eterno en el desierto, pero se negó ante el pedido e impuso decretos más duros contra los judíos. A partir de ese momento no recibirían paja para fabricar los ladrillos, pero debían continuar elaborándolos. Nuevamente los ruegos ante el Faraón fueron rechazados. El Todopoderoso aseguró a Moshé que ante Su mano fuerte, el Faraón finalmente dejaría salir al pueblo.