Parashá Ékev (Por consiguiente). 20 Av 5773 (27 de Julio 2013). Enfoques sobre la Parashá

tablas«Cuando te dijeres a ti mismo: Son numerosos los pueblos estos, más que yo; ¿cómo podré desterrarlos?  No habrás de temer de ellos; recordar habrás de recordar lo que ha hecho Hashem tu Di-s, a Paró y a todo Egipto.» (Devarim 7:17-18)

En otras palabras: Solo cuando entiendan que a través de su propia habilidad y sin la ayuda de Di-s no podrán sobrepasar a las naciones, entonces no tendrán nada que temer.

Pero si imaginan que van a poder sacar a las naciones con su propio poder, entonces deben empezar a preocuparse, porque Di-s no les dará la ayuda necesaria.

(Maase Hashem)

«No te quebrantes ante ellos, pues Hashem tu Di-s está en tu seno, Di-s Magno y Temible» (Devarim 7:21)

Si una persona ama a su prójimo y lo respeta, de ninguna manera esto desvirtúa su amor y respeto por Di-s.  Si una persona teme solo al ser humano, esto es una señal de que sus sentimientos de veneración por Di-s son muy bajos, pero si alguien es genuinamente «veneradora de Di-s», entonces no teme a ningún hombre.  Por eso la Torá nos dice aquí » No te quebrantes (no tengan miedo) ante ellos» – frente a las naciones – «pues Hashem es Magno y Temible».  Solo Di-s es grande e imponente, y si temen a ellos, no pueden ser «temerosos de Di-s».

(Maharil Mangolios z»l)

«Comerás y te saciaras y bendecirás a Hashem tu Di-s por la tierra buena que te ha dado.» (Devarim 8:10)

Rabí Levi destacó una contradicción entre dos versículos de Tehilim (Salmos): En uno dice «El mundo y su plenitud son de Hashem» y en el otro dice «El mundo que Él le ha dado al hombre».  Realmente no hay contradicción: el primer versículo se refiere a la situación antes de que una persona diga una berajá (bendición), mientras que el segundo se refiere al momento después de decir la berajá (bendición).  Dijo Rabí Janina «Quien tiene placer del mundo físico sin hacer una berajá primero es como si le robaría a Di-s…»

(Talmud Tratado Berajot 35a)

«Cuando digas en tu corazón `estas naciones son muy numerosas para mí, cómo voy a poder sacarlas’ No les temas» (Devarim 7:17-18)

En otras palabras, solo cuando comprendas que si dejado a tus propias habilidades, y sin la ayuda de Hashem, no podrás ganarle a las naciones, entonces no tienes nada que temer. Pero si piensas que vas a poder expulsar a las naciones por tu propia fuerza, ahí es cuando debes empezar a preocuparte, porque entonces seguramente Hashem no proveerá la ayuda requerida.

(Ma’ase Hashem)

«No serán derrotados ante ellos, pues Hashem, tu Di-s, está entre ustedes, un gran y asombroso Di-s» (Devarim 7:21)

Si una persona ama a su prójimo y le da respeto, en ningún modo esto reduce su amor y respeto a Hashem. Sin embargo, si alguien les teme a meras personas de la carne y sangre, esta es una señal segura de que su sentimiento de asombro a Hashem es poco menos que perfecto. Si una persona es genuinamente `temerosa de Di-s’, entonces no le teme a ningún hombre.

(HaKtav V’HaKabalah en nombre de Maharil Margoliot z’l)

«Pues el hombre no vive de pan solamente, sino de todo lo que sale de la boca de Hashem el hombre vive» (Devarim 8:3)

¿Cómo es posible que el alma, cuya esencia es espiritual, sea sostenida por algo tan físico como la comida? La respuesta es que en realidad la totalidad de la Creación existe solo como resultado del poder del pronunciamiento original de Hashem al momento de la Creación (como está escrito en Bereshit «Por la palabra de Hashem, los Cielos fueron creados»).

 Es este mismo poder de la palabra de Hashem envuelto en la comida la que nutre al alma. Cuando un judío toma una manzana y hace una bendición sobre ella, despierta el poder espiritual latente en la fruta desde el momento de la Creación, y viene a ser alimento para el alma.

(Adaptado del Arizal)

«Lábrate dos Tablas de piedra iguales a las primeras…» (Devarim 10:1)

Puede ser que Michelángelo haya tenido más o menos idea de lo que es la pintura, pero en lo que se refiere a la anatomía judía, le erró de lejos…

 Al pintar a Moshé, le hizo cuernitos.  La confusión de Michelángelo provenía de una mala traducción de la palabra hebrea «keren», que, sí, significa «cuerno», pero también significa «rayo de luz».  Muy probablemente, la palabra corona, en el sentido de «aureola» provenga de la palabra hebrea «keren».

 ¿Cómo fue que Moshé recibió «cuernitos»?  Después de que el pueblo judío oyó los Diez Mandamientos en el Sinaí, Moshé subió a la montaña el 7 de Sivan, para recibir el resto de la Torá. Descendió el 17 de Tamuz, y fue recibido por la triste imagen del becerro de oro. Moshé rompió las dos Tablas de la Torá, arrojándolas al suelo.

Esas primeras tablas fueron hechas por Hashem y fueron talladas por Hashem. En ellas estaba comprendida toda la Torá: las guemarás, las agaditas, etc.  Todo lo que hacía falta para llevar a cabo las instrucciones del Hacedor. Por ejemplo, las primeras tablas contenían todos los detalles de cómo hacer tefilín: que tenían que ser cajas negras perfectamente cuadradas hechas de cuero de un animal kasher… Asimismo, en esas dos tablas Hashem inscribió todos los minúsculos detalles de las leyes del Shabat. Pero cuando Di-s le dio a Moshé las segundas tablas, ellas solo comprendían la Torá escrita. Las instrucciones detalladas, vale decir, la Torá Oral, le fue dada en forma verbal.

Después de que Hashem le perdonó al pueblo judío su infidelidad con el Becerro de Oro, Moshé subió a la montaña nuevamente, el primero de Elul, para recibir las segundas tablas. Y descendió cuarenta días mas tarde, en Yom Kipur. Cuando los Hijos de Israel vieron a Moshé, su rostro resplandecía con una corona  radiante.

 ¿Por qué el rostro de Moshé no brilló antes?  El Midrash dice que cuando Moshé terminó de escribir la Torá, un poco de la tinta que quedó de su pluma le tocó el rostro, y de allí provenía todo el brillo. Sin embargo, la Torá misma afirma que los rayos de luz provenían del hecho de haber hablado con Hashem. Pero si Hashem habló con Hashem varias veces con anterioridad, ¿por que recién ahora su rostro se volvió luminoso?

 Y… ¿cuál era la verdadera causa del aura?  ¿La tinta de la pluma o el hecho de haber hablado con Hashem?

>Uno podría pensar que la segunda entrega de la Torá fue un acontecimiento de segunda clase. Después de todo, las primeras tablas fueron escritas por Hashem, en una roca que fue tallada por Hashem, mientras que las segundas tablas eran obra de un mortal, y únicamente lo que estaba escrito era de origen Divino.

 Daría la impresión de que la primera entrega fue de un nivel superior, ¿no?  Pero en realidad, es al revés. Cuando Hashem dio por primera vez la Torá, el pueblo judío iba a ser la vasija que contendría la Torá. Igual que el Arca Sagrada, contendríamos a la Torá, pero no seriamos parte de la Torá, así como la caja simplemente contiene lo que hay adentro, pero no es lo que hay adentro.

 Pero con las segundas Tablas, el pueblo judío se transformó en la Torá misma.

 Los rayos que provenían de la tinta que quedaba en la pluma de Moshé eran la Torá Oral. Todas las instrucciones verbales que originalmente habían sido escritas en las primeras Tablas ahora habían sido grabadas en la mente de Moshé. Todo lo que tiene la capacidad de ser entendido por una mente humana fue escrito en la mente de Moshé. La tinta de la eternidad de la pluma de Moshé era exactamente como que Hashem le hablara.

Así fue como el pueblo judío se hizo socio de la Torá.  Nos transformamos en el pergamino en el que escribió Hashem, usando la tinta de la eternidad.

(Beit ha Levi)

«Él os afligió y dejó que conocieseis el hambre, y luego os alimentó el maná, que no conocíais» (Devarim 8:3)

Una de las características más típicas del hogar judío es el encendido de las velas en honor al Shabat. El versículo antedicho es la fuente de este concepto.

 Es verdad que no resulta fácil ver la conexión entre el maná, el alimento milagroso que comió el Pueblo Judío en el desierto y el encendido de las velas del Shabat. Pero ¿cuál es la conexión?

 El hombre es un animal relativo. Nuestra percepción opera en términos de contraste. Sabemos lo que es el día porque al anochecer el cielo se oscurece y se ennegrece. Si no hubiera noche, no solo que no tendríamos concepto de la noche, sino tampoco concepto del día.

Las palabras delinean. Las palabras separan una cosa de otra. «Es esto, no aquello».  Si todas las partes del mundo todo el tiempo estuviesen bañadas con la luz del sol, no sabríamos lo que es el día, ni tampoco tendríamos palabras con que definirlo.

 Cuando los Hijos de Israel estaban en el desierto, Di-s les proveyó un alimento milagroso llamado «man». El man podía tener el sabor de cualquier comida, pero de todos modos los Hijos de Israel se hartaron de él y se quejaron ante Moshé, diciendo que no tenia ningún sabor. ¿Cómo es posible que algo que podía tener cualquier sabor no tuviera sabor a nada?

 Nuestra apreciación de la comida no es producto únicamente de las papilas gustativas. La satisfacción de comer viene también de ver lo que estamos comiendo. El Talmud nos enseña que el ciego no se satisface con lo que come porque no puede experimentarlo visualmente. La presentación visual de la comida es un arte en sí mismo y parte integrante de la satisfacción de comer.

 En cierto sentido, la generación del desierto era como gente ciega, porque aunque el maná podía tener cualquier gusto que se desease, visualmente no se modificaba. Siempre tenía el aspecto del maná.

 Gastronómicamente, la variedad era infinita. Visualmente, era monótono. A través de esta idea podemos entender cómo es que los Sabios deducen del versículo antedicho el concepto de las velas del Shabat. El Shabat se le dio al Pueblo Judío como un deleite y un placer. Parte del placer son las tres comidas que se comen durante el Shabat. Si comiésemos la comida de noche, a oscuras, no experimentaríamos el goce máximo de la comida. Y entonces habría un defecto en el Shabat. Por eso, a fin de poder disfrutar al máximo de la comida, tenemos que ser capaces de verla, porque si no pudiésemos ver la comida, sería como el maná de los Hijos de Israel en el desierto.

(El Jida en Maiana shel Torá)

 Shabat Shalom.

 http://www.mesilot.org

Parashá Ékev (Por consiguiente). 20 Av 5770 (31 de Julio 2010). Resumen

Primer comentario (Rab Moshe Hoffer)
Segundo comentario (Selección de comentarios del Lubavitcher Rebe M.M. Schneerson, http://www.jabad.org.ar/)
Tercer comentario (Rab Moshe Walles, bitzjak@prodigy.net.mx )


Primer comentario – El Hombre en busca de la superacion

Una de las palabras mas usuales en la actualidad es «proyecto». Una pregunta recurrente es: «¿Cuales son tus proyectos?» Por lo general son aspiraciones, ambiciones o algun otro deseo que queremos realizar. Pocas veces vemos personas que proyectan mejorar sus modales o perfeccionar su conducta, generalmente proyectamos sobre nuestras vacaciones o nuestros temas comerciales. Si intentamos corregir a alguien que procede incorrectamente este nos contesta «yo soy asi».

Otros piensan que el hombre es un animal mas, pero que se diferencia del resto por su capacidad racional. Muchos tienen otra postura, sostienen que no es necesario cumplir la Tora para ser una buena persona. Rabi Elazar ben Azaria decia: «Si no hay Tora no hay Derej Eretz (educacion), si no hay Derej Eretz no hay Tora». La Tora no puede perdurar sin la educacion, el Derej Eretz tampoco sin la Tora. Muchas personas expresan proverbios, frases celebres, pero sin Tora no puede haber una etica secular, duradera y efectiva.

Por otro lado necesitamos un sentido innato del Derej Eretz, para que la Tora pueda perdurar. Ser reconocedores del bien en las personas que nos favorecen implica reconocer la generosidad de Hashem, por eso en esta Perasha esta tres veces el imperativo de «Lalejet Bidrajav» – «Encaminarse en sus sendas»:

1) Observaras, pues los mandamientos del Eterno, tu D»s, para andar en Sus caminos y temerLe. (Debarim cap 8, vers 6).
2) Y ahora Israel, ¿que requiere el Eterno, tu D»s, de ti, sino temer al Eterno, tu D»s, andar por todos Sus caminos, amarLo y servir al Eterno, tu D»s, con todo tu corazon y con toda tu alma.
3) Pues si observareis cuidadosamente todos estos mandamientos, que Yo os ordeno cumplir para amar al Eterno, vuestro D»s, para andar por todos Sus caminos y para ligarse a el. La primera vez esta escrito Lalejet Vidrajav para recordarnos que debemos temerLo a Hashem y es al principio de la perasha, la segunda para saber que hay que amarLo y esta parte esta ubicada en el centro de la misma, la tercera se menciona para rescatar el apego a D»s.

Es preciso apegarnos a Hashem, de esa manera estariamos superandonos. Esto se encuentra al final de la perasha. Se dice que la superacion es la expresion maxima del ser humano. Los animales no pueden cambiar. Crecen pero permanecen igual que aquel dia en que nacieron: no razonan. Los hombres, por el contrario, se modifican. Esa capacidad de superacion que poseen los individuos hace que estos entren en la categoria de «sobrenaturales». El animal permanece a nivel natural de la misma manera siempre, el hombre modifica su naturaleza; precisamente por esa caracteristica que tiene de poder superarse, hay tres niveles en lo que concierne a Avodat Hashem (servicio a D»s): el primero -como dijimos- esta vinculado al temor, el segundo al amor y el tercero al apego a Hashem. Explica el Jafets Jaim que la diferencia que hay entre el amor y el apego es que este ultimo es el amor impregnado en el corazon, y por lo tanto se une a D-s en forma constante.

En cambio, amar a D-s incluye un carinio que se despierta solo esporadicamente. Para tener el zejut de llegar a estos niveles tan elevados, la Tora nos ensenia que debemos anticipar el encaminarnos en Sus sendas y asemejarnos a el: ser piadosos, misericordiosos y conceder favores. No puede existir una elevacion espiritual ni tampoco en cosas relacionadas entre el hombre y Hashem sin que se anticipe el perfeccionamiento de los modales y la conducta entre el hombre y sus companieros. Tanto para temer a Hashem como para amarLo o para apegarnos a el necesitamos un requisito: «Lalejet vidrajav»; eso significa ir en busca de las buenas midot (cualidades). Cuando pensemos en nuestros proyectos, que el principal sea superarnos como personas.

Rab Moshe M Hoffer

Segundo comentario – Calor y frío

Cuídate, no olvides a Di-s… quien te condujo por el el grande y temible desierto, víbora, serpiente y escorpión…– Deuteronomio 8:11-15

La parte más solemne y sagrada de nuestras plegarias cotidianas es la Amidá (la plegaria recitada «de pie»), donde el alma logra el pico de intimidad en su comunión con su Creador.

Tan sacrosanta es esta plegaria que el Talmud instruye: «Aun cuando un rey lo saluda, no debe responder; incluso si una serpiente se enrosca alrededor de su talón, no debe interrumpirla» [1].

Sin embargo, el Talmud prosigue explicando la definición de esta ley declarando que la «serpiente» en cuestión es una cuyo veneno no pone en riesgo la vida. Así, si un escorpión, cuya picadura puede resultar mortal, amenaza a la persona mientras ésta está orando, debe interrumpir sus plegarias [2].

Como el ser humano al que viene a instruir, la Torá consiste de un «cuerpo» -un código legal que gobierna la vida física del hombre- así como también de un «alma», una dimensión interior que encara nuestro ser espiritual. Y cada parte del cuerpo de la Torá tiene su contrapartida en el alma de la Torá. Cada ley del Talmud y el Shulján Aruj encapsula dentro de sí un significado más profundo, instruyendo respecto de la vida interior del hombre además de hacerlo en cuanto a su comportamiento exterior.

Lo mismo es cierto de la distinción legal entre una «serpiente» y un «escorpión» en lo que concierne a la interrupción de la plegaria.

Nuestros Sabios nos dicen que la serpiente inyecta a la persona un veneno «ardiente», mientras que el veneno del escorpión es «frío» [3]. Traducido en términos de «el servicio del corazón» que es la esencia interior de la plegaria [4], hay dos tipos de dolencias espirituales que amenazan al alma en su procura de acercamiento a Di-s.

La primera es un «veneno ardiente», el ardor y la pasión por los anhelos terrenales. Una segunda amenaza espiritual es la del veneno de la «frialdad», la apatía que deja a la persona indiferente a cualquier cosa, material y espiritual por igual.

En la descripción de Maimónides acerca de la búsqueda de verdad por parte de Avraham y su reconocimiento del Di-s Unico, leemos que Avraham, inicialmente, estaba «inmerso entre los necios idólatras de Ur Kasdím; su padre, su madre y la población por entero -él entre ellos- todos adoraban ídolos» [5]. Pregunta Rabí Shneur Zalman de Liadí: ¿Por qué es importante que sepamos que el primer judío adoraba ídolos alguna vez? Pero es precisamente en razón de que Avraham adoró ídolos, responde Rabí Shneur Zalman, que llegó a reconocer la verdad Divina. Es porque le importó, porque apasionada y devotamente sirvió a aquello que erróneamente se le había enseñado que debía considerar digno de veneración, que su sincero deseo maduró hasta convertirse en un deseo de Di-s. De haber sido él indiferente a los ídolos de su tierra nativa, nunca hubiera emprendido la búsqueda y llegado a descubrir al verdadero Di-s.

Así, dice el Talmud: «Aun cuando una serpiente está enroscada alrededor de su talón, no debe interrumpir». Aun cuando te sientes amenazado por un ardor venenoso, continúa rezando. Ponte en manos de Di-s e implórale que te oriente a la verdad. Si tus intenciones son puras, tu calor profano se transformará en un fuego santo.

Por otra parte, si la persona se ve amenazada por el frígido veneno de un escorpión, debe interrumpir sus plegarias. Cuando la persona encara el helado aguijón de la indiferencia -aun si sólo es su «talón» (es decir, una parte marginal e inferior de su ser) lo que se ve amenazado- debe llevar a cabo una plena reevaluación y reorientación de su vida espiritual.

Nada santo y positivo puede resultar, jamás, de la frialdad.

Basado en Likutéi Sijot, Vol. II, pág. 375

Notas:
1. Talmud, Berajot 30b.
2. Ibíd., 33a.
3. Erkéi HaKinuím, sobre «najásh».
4. Talmud, Taanit 2b.
5. Mishné Torá, Leyes de la Veneración Idólatra, 1:3.


Tercer comentario

«Y sabrás en tu corazón que como un hombre castiga a su hijo, así el Eterno, tu D-s, te castigó a ti» (Deuteronomio 8:5).

La Torá compara la lección que D-s nos da con la lección que el padre brinda a su hijo. ¿Qué tiene de especial la lección del padre?

La siguiente metáfora lo explica: Cierta ocasión fue un padre a pasear con su hijo al bosque. Antes de entrar, le advirtió que no se separara de él, ni siquiera por un minuto, ya que se pondría en peligro su vida, si andaba solo por el bosque.

Al principio el niño siguió las instrucciones del padre y no se separó, pero después de un tiempo miró algo que le llamó su atención y se quedó observándolo, sin darse cuenta de que su padre había continuado por el camino.

Cuando el niño quiso regresar con su padre y no lo encontró, se asustó y comenzó a llorar y a buscarlo, no obstante se confundió cada vez más y penetró más profundo en el bosque.

El sol se puso, llegó la noche y la oscuridad comenzó a dominar en el bosque. De todos lados se escuchaba el ruido de las aves, de los animales, inclusive de los lobos, leones y leopardos. Obviamente, el niño entró en pánico y extrañaba terriblemente a su padre.

De repente, el niño sintió un fuerte dolor en su mejilla, debido a la bofetada que alguien le había dado. Antes de alcanzar a gritar por el dolor, el niño se dio cuenta que era su padre el que le había pegado. No obstante, en lugar de llorar por el dolor, comenzó a gritar de alegría y felicidad: ¡papá, papá, estoy feliz de estar de nuevo contigo!

Cuando la persona, actúa en contra de la orden divina, se está alejando de D-s y se encuentra en la misma situación del niño que se alejó de su padre, de igual forma que éste, el pecador se siente lleno de tristeza e infeliz.

Sin embargo, cuando D-s nos llama la atención y nos damos cuenta de que se acuerda de nosotros, a pesar del dolor existen motivos de alegría por la oportunidad que nos brinda de acercarnos de nuevo a El.

Este es el punto de vista que debe de tener el yehudí referente a los golpes que nos llegan a ocurrir en la vida.

El rey David sufrió mucho en su vida. Desde su infancia fue rechazado por sus hermanos. Cuando lo ungió el profeta Shmuel, lo empezó a perseguir el rey Shaul. Cuando se le había nombrado como rey, se rebeló su hijo Abshalom contra él, hasta que finalmente murió. Estos sufrimientos, entre otros muchos más, se forman en una cadena de problemas, tragedias y sufrimientos a lo largo de toda su vida.

Sin embargo, el rey David dijo: «Tu bastón y tu apoyo me consolarán», lo que significa que él tomó el consuelo, no nada más cuando D-s le dio su apoyo, es decir, cuando le mandó cosas buenas, (que de por sí fueron muy pocas veces), sino también cuando recibió golpes (los cuales abarcaron la mayor parte de su vida), los recibió como consuelo ya que ésto le demostraba que D-s se preocupaba por él, como un padre que está interesado en el comportamiento de su hijo.

Rab Moshe Walles