JAG MATAN TORAH — JAG SHAVUOT SAMEAJ

SHAVUOT 1

PERSONALIDADES DE SHAVUOT: RUTH

Rut-Booz-y-RutQuizás la razón más importante para la lectura del Libro de Ruth en este festival sea el hecho de que nos brinda una vivida descripción del perfecto Guer Tzedek, el prosélito o converso al judaísmo.

Shavuot es la época de la «Entrega de Nuestra Ley», y cuando la recibimos, nosotros también, como el Guer Tzedek, juramos aceptar la Torá y cumplir sus 613 Mitzvot —mandamientos—.

Los sinceros judíos de todas partes, no cesan de enorgullecerse por su aceptación sin vacilaciones de la Torá y sus magnificas enseñanzas. A pesar de todas las aparentes restricciones y responsabilidades, que coloca sobre los hombros de todo judío adulto, éste siempre tiene conciencia del privilegio de formar parte del «pueblo elegido» por Di-s. Nosotros, los judíos, no buscamos prosélitos, o conversos.

Cuando un Guer viene y dice que quiere abrazar el judaísmo, nuestra Torá nos dice que es deber nuestro indicarle todas las dificultades y el peso de la responsabilidad que cabe a cada judío para cumplir dignamente la Torá. Debemos demostrarle que está eligiendo un camino muy difícil, y un modo de vida que no es popular en el resto del mundo.

Si, a pesar de todas estas consideraciones y advertencias, el Guer insiste en su deseo de abrazar el judaísmo, entonces sí podemos estar orgullosos de aceptar un hombre así en nuestra congregación, pues seguramente será un judío devoto y sincero. Onkelos, el famoso autor del Targúm (traducción armaica de la Biblia), fue un Guer Tzedek, y también lo fue Ruth.

Ruth era una princesa Moabita que profesaba altos ideales.

No estaba satisfecha con la adoración de ídolos en su propio pueblo, y cuando se presentó la oportunidad, abandonó los privilegios de la nobleza en su tierra para aceptar una vida de pobreza entre el pueblo que admiraba.

He aquí cómo ocurrió.

Eran los días en que los Jueces regían Israel.

Los hijos de Israel se habían alejado de la observancia de la Torá, haciéndose acreedores al castigo de Di-s. El hambre reinaba en toda la tierra.

Había un cierto personaje en Judea llamado Elimelej. Era un rico mercader que no estaba acostumbrado al hambre y la pobreza, y pensaba que podía escapar a la miseria yéndose a otro lado. Junto con su esposa Naomí, y sus dos hijos, emigró a Moav.

Ruth se hizo amiga de la familia judía, y comenzó a comparar su modo de vida, diferente, con el que ella llevaba.

Aprendió a admirar las leyes y costumbres judías, y la desazón que había sentido ante la vacía adoración de ídolos por parte de su pueblo se transformó en abierta crítica.

De esta manera, cuando uno de los hijos de Naomí le propuso matrimonio, se sintió feliz y orgullosa de aceptar.

No tuvo remordimientos por lo que dejaba atrás, su vida plena de luz en el palacio, su título real, las posibilidades de riqueza y honores en futuro. Todo lo que veía era el egoísmo y la crueldad de su gente, y diferencia notoria con los judíos, a quienes ya se sentía profundamente ligada.

Elimelej y sus dos hijos murieron, y Naomí se convirtió en una pobre viuda, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.

Por eso, dijo a Ruth y a su otra nuera, Orpá (también moabita):

—Hijas mías, debo irme, y he decidido regresar a mi ciudad natal, Bet-Lejem. Las cosas no pueden estar muy bien allí, y no hay razón para que vosotras también sufráis. Aceptad mi consejo, entonces, y regresad a la casa de vuestros padres. Vuestros esposos están muertos, y quizás, si os quedáis en vuestra propia tierra, podréis encontrar otros hombres y volver a casaros. Yo he perdido a mis hijos para siempre, pero vosotras sois jóvenes, y podréis encontrar nuevos maridos.

Orpá se entristeció, besó a su bondadosa suegra y se despidió de ella. Ruth se aferró a Naomí llorando y le suplicó que le permitiera ir con ella.

Se lo imploró con palabras emocionadas, diciendo:

—No me pidas que te deje y me vuelva, pues donde tú vayas, allí iré yo, y donde tú te hospedes, allí me hospedaré yo; tu pueblo es mi pueblo, y tu Di-s mi Di-s; donde tú mueras yo moriré, y allí seré enterrada; que esto y más me haga el Señor si nada más que la muerte nos separa.

Ruth era perfectamente consciente de lo que hacía. Naomí le había recordado las dificultades que el judío enfrentaba en todo momento, pero con todo, permaneció firme en su propósito de seguir a su suegra y aferrarse a la fe de su adopción, que se había vuelto tan preciosa para ella.

El futuro probaría que Ruth seria recompensada con justicia por su resolución, mas, aún en su pobreza, Ruth no tuvo remordimientos.

Era la época de la cosecha cuando Rut y Naomí llegaron a tierra de Iehudá —Judea—.

Ambas estaban cansadas de su viaje, y Ruth insistió que Naomí descansara, mientras ella salía a los campos de Bet-Lejem para encontrar algo con qué paliar el hambre.

Ruth penetró en un campo donde muchos hombres estaban ocupados cortando trigo, mientras otros los ataban con hojas y otros más los apilaban en carretas para su transporte.

Un poco vacilante, pero alentada por el hambre y el pensamiento de que debía obtener algo de comer para su suegra, Ruth ingresó al campo y se sentó a descansar, y ver si allí tenía suerte. — ¡Di-s sea contigo, extraña!

Ruth hizo señas de haber recibido el amable saludo. Se sintió aliviada al escuchar a la misma persona bondadosa continuar:

— ¿Por qué no te adentras más en el campo? No temas. Junta algo de grano para satisfacer tu hambre.

Boaz mismo, el dueño del campo era el que así hablaba a Ruth. En ese momento, él era el Juez de Israel.

Ruth le agradeció y recogió algunas mazorcas.

Estaba por retirarse cuando la misma voz bondadosa le instó a quedarse y juntar aquellas que los hombres habían dejado de cosechar en las esquinas del campo, como «Peá». — ¿Qué es peá? —preguntó Ruth.

Nuestra Torá nos dice que cuando el dueño de un campo ha cortado el grano, debe dejar las esquinas para los pobres, los necesitados y los extranjeros, quienes pueden venir a cosecharlo ellos mismos y llevarse el fruto de su trabajo —contestó Boaz. — ¡Qué maravilloso! —exclamó Ruth.

Se quedó pues a cortar el grano de una punta del campo, y culminada su labor se preparó para retirarse.

—No necesitas irte todavía —insistió Boaz— ¿Por qué no te quedas y te beneficias con Léket? — ¿Qué quiere decir Léket? —preguntó nuevamente Ruth. — Según nuestra Torá, si un cosechador no corta de un solo golpe la espiga, o no la ve, no puede volver atrás, sino que debe dejar el grano que no ha cortado, o se le ha caído, como beneficio para los pobres y extraños—explicó Boaz pacientemente.

Ruth no dijo nada, pero no vio razón alguna para rehusar beneficiarse con las leyes de la Torá que ella misma había abrazado sin reservas.

Cuando hubo recogido toda una canasta, volvió a Boaz, le agradeció muy sinceramente por su bondad y se dispuso a partir.

—Aun puedes quedarte —insistió Boaz—. Puedes tomar Shijejá.

—La Torá es verdaderamente ilimitada al velar por aquellos menos afortunados —dijo Ruth— ¿Ahora dime por favor qué es Shijejá?

—Cuando el propietario de un campo lleva su carga de grano hacia los depósitos, es posible que haya dejado por olvido algunos fardos en el campo. Pues bien, la Torá le prohíbe regresar y recogerlos, y debe dejarlos para los pobres, las viudas, los huérfanos y los extraños.

Ruth se alegró con su buena fortuna.

Había juntado casi más de lo que podía llevar. Naomí y ella estarían ahora a salvo del hambre, por un buen tiempo. Agradeció a Boaz una vez más, y éste le hizo prometer que volvería.

Ruth estaba llena de emoción mientras se dirigía en busca de su suegra. Le relató todo lo que le había sucedido en los campos de Boaz. Naomí se sintió feliz con el éxito de Ruth y con el hecho de que ésta hubiera agradado a Boaz, el generoso terrateniente. Además, le dijo a Ruth que Boaz era pariente de Elimelej. Entretanto, Boaz había hecho averiguaciones sobre la extraña que había capturado su corazón, y descubrió que era la nuera viuda de Naomí. Debido al parentesco existente, y de acuerdo a las leyes de la Torá era recomendable que Boaz contrajera enlace con Ruth y así se lo hizo saber.

Cuando Boaz pidió a Ruth que se casara con él, Naomí le recomendó aceptar.

De esta manera Ruth fue imprevistamente recompensada con riqueza y felicidad.

Ruth y Boaz tuvieron un hijo llamado Oved, quien fue padre de Ishai. El hijo menor de Ishai fue David, quien se transformó en el ungido del Señor y querido rey de todo el pueblo judío.

Extraído de “Shavuot, día de días” . Gentileza de Kehot Lubavitch Sudamericana. Todos los derechos reservados.

Por Nissan Mindel

SHAVUOT: 50, el número de la trascendencia

SHAVUOTEl número 50 es el distinguido número de la trascendencia. La cuenta hasta 50 se compone de dos etapas esenciales y diferentes.

La primera fase es la progresiva elevación paso a paso desde el 1 al 49. Como el cuadrado de 7 (7²=49), 49 denota el ciclo completo dentro del universo físico (1). Este es un desarrollo natural. Puede ser el límite más extremo en lo que respecta a la naturaleza, pero no es el punto final. El destino final de un judío es su llegada a la segunda fase, la fase donde da el salto sobrenatural necesario para pasar desde el 49 al trascendental 50.

La progresión desde el 49 al 50 tiene como precedente el peldaño que lleva del 7 al 8. El alma se compara con el séptimo centro de santidad dentro del cuerpo que santifica las 6 direcciones del mundo físico hacia búsquedas espirituales (2). A través de este proceso, el alma puede elevarse (acarreando también al cuerpo) hacia la perfección (3). En términos numéricos, el 8 es sinónimo de la entrada a un plano más elevado y trascendental (4). Y la llegada al 50 marca similarmente la entrada a este estado elevado.

Un pasaje a Sinaí

Quizás la cuenta hacia el número 50 encuentra su expresión histórica más conocida en el Éxodo.

Éxodo: 50

El evento crucial que conmemora el nacimiento de los hijos de Israel como nación fue el Éxodo de Egipto. No sólo recordamos dos veces al día este hito (5), sino que gran parte de la observancia de las mitzvot está marcada por repetidas referencias al Éxodo. Su importancia central se debe a que este evento celebra el nuevo estado de existencia del pueblo judío.

La salvación no fue solamente de la esclavitud física, sino también de la visión de mundo egipcia. El Éxodo nos liberó de una visión restringida por el ámbito natural (6). La redención catapultó a Israel a un estado alternativo de realidad. Ellos intercambiaron lo restringido por lo irrestricto, lo natural por lo sobrenatural y lo ordinario por lo extraordinario. Fue el evento trascendental que definió a Israel: el pueblo elegido de Dios. Su calidad trascendental se volvió evidente luego de su liberación vanguardista.

El evento histórico del Éxodo es mencionado en la Torá un total de 50 veces (7). Y el proceso de redención que comenzó en el primer día de Pesaj llegó a su completitud 50 días después en el monte Sinaí. De hecho, Dios liberó a los hijos de Israel para que ellos aceptaran la Torá. La instrucción Divina que Dios le dio a Moshé en la zarza ardiente fue guiar a Israel fuera de Egipto y llevar a la nación a servir a Dios en esa montaña (8).

Shavuot: día 50

Las 50 etapas de redención requirieron un intervalo mínimo de 49 días para lograr la metamorfosis nacional. Antes de su liberación, los hijos de Israel se habían hundido hasta el punto más bajo de impureza espiritual: el nivel 49 de impureza. El Éxodo introdujo un proceso de limpieza espiritual. Israel se embarcó en un camino gradual de ascenso, un nivel tras otro. El de ellos fue un incremento fenomenal desde su degradada posición en el nivel número 49 de impureza hasta el nivel número 49 de pureza (9). Finalmente, ellos llegaron al pináculo espiritual más alto en el día 50 (10).

Este periodo abarca las fiestas de Pesaj y Shavuot. Hay una alusión a dicho camino en la famosa mitzvá que conecta este espacio de tiempo: la Cuenta del Omer de 50 días desde el día de la recolección de la medida de un Omer de la nueva cosecha de cebada, la cual era ofrecida en el Templo en el segundo día de Pesaj: «Y contarás para ti… 7 semanas que serán completas hasta la mañana después de la séptima semana; y serán 50 días…»(11).

Torá: 50.

Shavuot es la única fiesta que no es mencionada en relación a una fecha específica del calendario judío lunar. Su clasificación como el momento de la entrega de la Torá aparece registrada como el día 50 después del Éxodo. Esto establece firmemente a Shavuot como el clímax del Éxodo. En la relación entre Dios e Israel, la entrega de la Torá en Sinaí es llamada ‘el día de tu boda’ (12).

El matrimonio celebra el compromiso total de dos partes. Las obligaciones de un acuerdo matrimonial judío son registradas en la ketuvá, el contrato matrimonial. La compensación monetaria que fue asignada para una mujer soltera es de 50 shekels de plata (equivalente a 200 zuz/dinares en la moneda de la época de la Mishná) (13). Esta suma encuentra su perfecto paralelo en la entrega de la Torá, en donde los deberes contractuales del día de boda de Israel se hicieron efectivos en el día 50 después del Éxodo.

Allí Dios le entregó a Su querida nación el mejor regalo de bodas de todos: el regalo de la Torá. La calidad metafísica de la Torá generalmente es representada como cualidades del intelecto Divino. Su naturaleza trascendental está por encima de la existencia física de este mundo. De forma sumamente apropiada, la Torá fue entregada al comienzo de la 8va semana después del Éxodo, con lo cual ingresó en el simbolismo del número 8 que trasciende el ámbito natural representado por el número 7. Además, el número 50, que viene luego del ciclo de 7 semanas, comparte la cualidad de «fuera de este mundo» del número 8 (14).

Shavuot, que corresponde al día número 50 después de la salvación egipcia —en la semana 8—, se relaciona con la naturaleza trascendental de la Torá (15). En su forma singular, se dice que la palabra Torá aparece 50 veces en la Torá (16).

Paralelo al número 8, el nivel 50 se relaciona con aquello que está «fuera de este mundo» (17). El Mishkán (Santuario) y posteriormente el Beit Hamikdash (Templo) giraban en torno a la Torá, que era representada por la Lujot (Tablas), las cuales eran guardadas en el Kodesh Hakodashim (Santo Sanctórum). (En sí misma, la construcción de una Casa para Dios sirvió para inmortalizar la entrega de la Torá en Sinaí) (18). La compra del terreno del Templo se llevó a cabo a través de los 50 shekels de plata que pagó cada tribu (19). La máxima edad para que un Levi sirviera en el Templo era 50 años (20). La cámara más interna, el Kodesh Hakodashim, se relaciona particularmente con este nivel trascendental del número 50 (21). Y había 50 ganchos dorados sobre la extensión del techo que estaba directamente arriba de la cortina que cubría la entrada al Kodesh Hakodashim (22).

Por sobre la naturaleza

Hemos visto que 50 representa el camino completo hacia la aceptación de la Torá en los 50 días que hay entre Pesaj y Shavuot. El pasar por la vida hace un llamado al judío para que imite el viaje nacional hacia Sinaí; él debe proceder hasta el final natural, y luego seguir más allá de él. Debe trascender lo finito y tocar la sublime 50ava puerta, la cual está más allá de las reglas naturales de este mundo (23).

50: a la distancia.

El número 50 se utiliza como la medida que pone algo a la distancia. El Talmud habla del uso de una cuerda que mide 50 codos para asuntos como la medición de una distancia de 2.000 codos del tejum de Shabat, la distancia que uno puede recorrer en Shabat que está más allá de la ciudad (24). Debido al impacto negativo de un granero, una curtiduría de cuero y un cementerio, estos no tenían permitido halájicamente estar a menos de 50 codos de la ciudad (25). Y obviamente el viaje de 50 días desde Egipto a Sinaí aseguró que Israel dejara de estar bajo la pecadora influencia de su pasado idolatra.

Se requirieron nada menos que 50 etapas de redención, paralelas a las 50 veces que el Éxodo aparece en la Torá, para alcanzar una clara ruptura con el pasado. Y en el día 50, Shavuot, se rompieron finalmente las cadenas de la esclavitud. Esto aparece registrado en el relato del Éxodo en el versículo de apertura de los 10 Mandamientos: “Yo soy Hashem tu Dios Quien te sacó de la tierra de Egipto de la casa de la esclavitud” (26).

50: Puertas de entendimiento.

La formación del pueblo de Israel en los 50 días entre Pesaj y Shavuot entra también en otro aspecto de simbolismo que se encuentra en este número. Dios creo el universo con 50 Puertas de Entendimiento (Shaarei Biná) (27). Las 50 puertas se relacionan con los niveles espirituales ascendentes en el mundo a través de los cuales el hombre debe pasar para descubrir los secretos internos de la creación y para comprender los poderes, las capacidades y las fuerzas vitales que hay dentro de ella (28).

En cierto sentido, los 50 Shaarei Biná representan la lejana distancia que existe entre el hombre y la sabiduría de Dios. Es imperativo que el hombre atraviese estas Puertas del Entendimiento en un viaje para descubrir la sabiduría Divina que está escondida en las palabras de la Torá. Esto a menudo implica utilizar el razonamiento deductivo (biná en hebreo) para derivar «una cosa de otra» (29). Biná se relaciona con la palabra bein, que significa ‘entre’ (30), lo cual indica la distancia que el hombre debe atravesar para acercarse a su Creador.

Los 50 días del Omer son paralelos a los 50 Shaarei Biná (31). La palabra biná se relaciona además con la palabra binián, ‘edificio’ (32). La cuenta del Omer hacia Shavuot es el proceso de construcción en el cual el judío se construye a sí mismo desde el precario nivel de un animal hasta las alturas espirituales de un ser Divino (33). Es una invitación a recorrer los 50 portones de sabiduría Divina, en la cual el hombre intenta trascender lo natural y tocar el ámbito supernatural en el cual ganará una percepción más clara de Dios.

El nivel más alto que es humanamente posible es el de 49 puertas; es Dios quien le permite a la persona dar el salto final de 49 a 50. El ser humano que pasó a través de las 49 puertas completas fue Moshé (34). Sin embargo la ultima puerta, la número 50, estaba más allá de su alcance. El secreto de este último paso está dentro de la naturaleza secreta de Yovel (35).

Yovel: el año número 50.

Los 7 ciclos semanales de 7 días que duran hasta el día 50, Shavuot, tiene su paralelo obvio con los 7 ciclos de Shemitá, ciclos sabáticos de 7 años que culminan en el año 50, el Yovel (Año del Jubileo) (36). Yovel marca la conclusión de una época. Todo lo que ha ocurrido anteriormente —incluso algo que es llamado le olam, para siempre (37)— termina. La pizarra queda limpia. Todo regresa a su estado original para permitir que el proceso comience nuevamente.

Shemitá es clasificado como santo y como Shabat; Yovel es Santo de los Santos y «Shabat de Shabatot» (38). En realidad, la descripción de Yovel como Shabat de Shabatot es compartida por la fiesta de Iom Kipur, el Día del Perdón (39). En esta fecha, la nación judía fue perdonada por el pecado del Becerro de Oro que había menoscabado a la Torá que fue entregada en el Día 50. Una nueva era comenzó cuando Moshé le entregó a Israel las segundas Tablas en Iom Kipur (40). Esto demostró que Dios había perdonado a Israel, asegurando que Él no los destruiría.

El proceso de teshuvá, arrepentimiento —el cual está relacionado con biná (41)—, hace que el pecado sea erradicado. ¿Qué ocurre? La persona se relaciona con sus raíces trascendentales, regresa a Dios, y emerge como una nueva creación (42). Interesantemente, hay un total de 50 días de teshuvá desde Rosh Jodesh Elul (29 días) hasta el final de Hoshana Rabá (21 de Tishrei) (43).

La palabra yovel también se refiere al cuerno-shofar de un carnero (44). De hecho, el año 50 asumía el estatus de año de Jubileo solamente una vez que sonaba el shofar (45). El yovel/shofar era tocado en Iom Kipur (46) del año 50. Proclamaba que las personas y los objetos volvían a su posición original. Los campos vendidos regresaban a sus dueños originales, y los esclavos judíos eran liberados de su cautiverio (47). Ellos regresaban libremente a su verdadera identidad.

Yovel replica el impacto del shofar de despertar al hombre hacia el arrepentimiento (48). La libertad de Yovel no tenía obstáculos de ningún tipo. Denota el punto trascendental que se estira más allá de cualquier atadura previa.

50: todo en uno

En este mundo no puede haber una expresión humana independiente en el nivel 50; éste sigue siendo la máxima e inalcanzable dimensión Divina, la cual puede ser caracterizada como elevada o aparte de todo lo que la precede. Trasciende el mundo natural y la experiencia humana (49).

En un aspecto, el 50 es el número incontable. El periodo del Omer dura por 50 días, pero sin embargo solamente se cuentan 49. La cuenta de 49 lleva automáticamente a la llegada del 50. Este estado elevado fue alcanzado en Sinaí. Sobrepasó todo lo que venía antes de él (50). Fue en el día 50, Shavuot, que la unión entre Israel y Dios fue solemnizada al igual que un matrimonio (51).

Con este acto, la nación judía trascendió sobrenaturalmente la existencia de este mundo para unirse con Dios (52). Israel alcanzó esta unidad cuando llegaron a Sinaí a acampar en un estado unificado: como una sola persona con un solo corazón (53). Los nombres de las 12 Tribus de Israel, que fueron grabados en las Piedras que usaba el Kohen Gadol, tienen un total de 50 letras (54), y fueron fusionadas como una sola entidad con su Creador.

Así, el 50 es el punto de llegada. Es el punto en que el hombre ha llegado al final de su travesía. Este es el nivel máximo; él hombre ha completado exitosamente las etapas del pasaje natural que se requieren y ha progresado para trascender y elevarse al nivel Divino de eternidad. Ésta es la dimensión de la Torá, de entendimiento Divino, de verdadera libertad. Es donde Israel trasciende para convertirse verdaderamente en uno con Dios.


 

(1) Ver “49: Medida completa”.

(2) Ver “7: Una chispa divina”.

(3) Ramjal, Dérej Hashem 1:3. El reingreso del alma al cuerpo después de la resurrección está destinada a impulsar al hombre a un nivel espiritual más alto del que podría alcanzar en vida.

(4) Ver “8: Fuera de este mundo”.

(5) Brajot 12b.

(6) La raíz de la palabra מִצְרַיִם se relaciona con la palabra מֵיצַר, aprietos, como en el versículo, todos sus perseguidores la sobrepasaron dentro de los aprietos (בֵּין הַמְּצָרִים) (Eijá, 1:3).

(7) Zohar 2, 85b; 3, 262a. Ver Sfat Emet, Shabat HaGadol 5634, sobre cómo las 50 referencias al Éxodo corresponden a las 50 semanas y 50 Shabatot en cada año. Ver también el Gaón de Vilna, Tikunei Zohar, p. 84.

(8) Shemot 3:12.

(9) Ver «49: Medida completa».

(10) Su desarrollo es bellamente simbolizado en el periodo de maduración de 50 días de una manzana, una alusión a recibir la Torá. El Midrash cuenta que la manzana tarda 50 días en madurar y que esto ocurre en Siván (Shir Hashirim Rabá 2:2). Esto es una referencia al periodo de 50 días que hay entre Pesaj y Shavuot, cuando la nación judía abrazó la Torá. (La manzana simbólicamente se relaciona con la declaración Naasé venishmá, «Haremos y escucharemos», Shabat 88a. Ver Tosafot, ad loc. sobre cómo la manzana se relaciona con el etrog).

(11) Vaikrá 23:15-16.

(12) Shir Hashirim 3:11 y Rashi ad loc.

(13) Mishná, Ketubot 1:2. Una mujer viuda divorciada que vuelve a casarse tiene derecho a la mitad de esta suma, es decir 100 zuz. La cantidad básica de 50 shekels de plata para una soltera se aprende de las leyes de la penalización que debe pagar un hombre que viola o seduce a una mujer soltera. (Devarim 22:29; Ketubot 10a).

(14) Maharal, Tiferet Israel 25.

(15) Maharal, ibid. Aunque la cuenta del Omer se dice que es por 50 días, solamente se cuentan 49. Uno no cuenta, y de hecho no puede contar, el 50. No es simplemente otro día que sucede al día 49. Es separado y está aparte; va más allá de lo posible, más allá de lo contable.

(16) Rokeaj, Devarim 6:7.

(17) Ver Tanjumá, Pinjas 15, sobre cómo Shminí Atzeret, el octavo día después del comienzo de Sucot, debiera haber sido puesto idealmente 50 días después de Sucot, tal como el día de Shavuot fue puesto 50 días después de Pesaj. Ver «8: Fuera de este mundo».

(18) Rambán, Shemot 25:1 (Introducción a Terumá). Ver «410: Primer Templo».

(19) Zevajim 116b. Ver también Suca 53a y Sifri, Naso 42 por sobre cómo David compró el sitio del altar por 50 shekalim.

(20) Ver Bamidbar 4:3, 23, 30, 35, 39, 43, 47.

(21) Maharal, Jidushei Hagadot, Rosh Hashaná 21b. Ver «8: Fuera de este mundo».

(22) Shemot 26:6. Ver Rokeaj, Shemot 26:6, p. 141, sobre cómo los 50 ganchos de oro que unen las cortinas son paralelos a las 50 veces que la palabra Torá es mencionada en singular en el Jumash.

(23) Ver Maharal, Netivot Olam, Netiv HaTorá 1 sobre cómo el 50 es incontable ya que pertenece al etéreo y elevado mundo que no está subordinado al tiempo.

(24) Eruvin 57b.

(25) Bava Batra 24b-25a. Ver Rambam Hiljot Beit HaBejirá 7:13.

(26) Shemot 20:2.

(27)Rosh Hashaná 21b; Nedarim 38a. «Las 50 ocasiones que el Éxodo es mencionado en la Torá corresponden a las 50 Puertas de Entendimiento» (Gaón de Vilna, Aderet Eliyahu, Balak).

(28) Rambán, Introducción a Sefer Bereshit. Ver también Gaón de Vilna, Safra D’Tzniusa 1.

(29)Ver Rashi, Shemot 31:3.

(30) Iben Ezra, Shemot 31:3; Rav S.R. Hirsch, Bereishit 41:33.

(31) Gaón de Vilna, Aderet Eliyahu, Balak.

(32) Ver Nidá 45b.

(33) El Omer que se llevaba en Pesaj era una ofrenda de cebada, un grano que se usa para alimento animal. En contraste, los dos panes de Shavuot eran hechos de trigo, un alimento humano. Esto simboliza la transformación de una bestia no espiritual a un humano espiritual. Ver Sota 15b; Maharal, Tiferet Israel 25.

(34) Rosh Hashaná 21b. Ver «49: Medida completa». Paralelo a la inhabilidad de Moshe de alcanzar las 50 Puertas de Entendimiento, él no pudo pasar sobre el Río Jordán, cuyo ancho se dice que es de 50 codos (Tosafot, Sotá 34b), ni pasar sobre ni siquiera 1 codo del suelo de la Tierra Santa (ver Baal HaTurim, Devarim 3:25 y Rokeaj ad loc).

(35) Rambán, Introducción al Sefer Bereshit.

(36) Vaikrá 25:8-13.

(37) Shemot 21:6; Kidushin 21b. Esto se refiere al sirviente judío que rechaza quedar libre después de sus originales 6 años de esclavización.

(38) Maharal, Jidushei Hagadot, Rosh Hashaná 21b.

(39) Vaikrá 23:32.

(40) Ver Taanit 26b extendiéndose sobre el versículo, el día de Su boda (Shir HaShirim 3:11). Ver Rashi ad loc.

(41) En la Amidá, la bendición de teshuvá es yuxtapuesta a biná (Megila 17b). Ver Shelá HaKadosh, Julin, Tora Or 63, Shelá Toldot HaAdam, Beit Jojmá (segundo) 24. Ver Rav Tzadok HaKohen, Pri Tzadik, Tu BeAv, 6, sobre cómo el nivel de 50 Puertas del Entendimiento es el nivel de conocimiento entregado a un penitente.

(42) Ver Rav Itzjak Hutner, Pajad Itjak, Iom HaKipurim 1. Ver Shelá Toldot HaAdam, Beit Jojmá (segundo) 24, sobre como Iom Kipur es una fuente de biná, regresar el año pasado a sus raíces y fuente.

(43) Ver Panim Yafot, Vaikra 16:30.

(44) Rosh Hashaná 26ª y Rashi, Shemot 19:13 en la aceptación de la Torá en Sinaí, un sonido extendido del yovel (shofar) indicó que la Shejiná se había ido y el pueblo podía ahora subir a la montaña (Shemot 19:13). Esto también se relaciona con el cese de una fase.

(45) Rosh Hashaná 9b.

(46) Ver Minjat Jinuj, Mitzvá 335.

(47) Vaikrá 25:10-13. Ver también «9: ¿Hacia dónde dirigirse?».

(48) En Iom Kipur la puerta número 50 y la más profunda de todas se abre, el nivel más cercano de alcanzar entendimiento sobre los caminos de Dios (Sfat Emet, Iom Kipur 5653).

(49) Incidentalmente, podemos explicar con esto la razón de que, en la narrativa de Purim, Hamán haya construido una horca que era específicamente de 50 codos de alto (Ester 5:14). Simbólicamente, el malvado Hamán se presentó a sí mismo como un dios que «supuestamente» no estaba sujeto a la ley natural de la tierra (Maharal, Or Jadash, Ester 5:14). Ver también Maharal, Or Jadash, p. 175 y Beer Hagolá 4:14 para el simbolismo de esta horca de 50 codos construida de madera del Arca de Noaj (Yalkut Shimoni, 1056). Ver también Rav Tzadok HaKohen, Pri Tzadik, Purim, 2, sobre cómo la horca de Hamán de 50 codos corresponde a las 50 Puertas de Entendimiento.

(50) Maharal, Rosh Hashaná 21b, Jidushei Hagadot.

(51) Quien abusa de una jovencita debe darle a ella 50 monedas de plata para casarse con ella (Devarim 22:29). Esto es paralelo a que Israel recibe la Torá en Shavuot, el día 50 después de haber dejado Egipto (Rokeaj, Bereishit 32:11).

(52) Ver Tikunei Zohar, final del Tikún 22.

(53) Shemot 19:2 y Rashi ad loc.

(54) Las 12 Tribus de Israel estaban representadas en las Avnei Shoam, las piedras que estaban pegadas en los hombros de la vestimenta del Sumo Sacerdote. Había 6 nombres, que consistían de 25 letras, en cada una de las 2 piedras, un total de 50 letras (Sota 36a-b).

Extraído del libro Jewish Wisdom in the Numbers

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Costumbres en Shavuot

Este próximo domingo 27 de Mayo, 2012, celebramos la Fiesta de Shavuot -se inicia al atardecer del sabado. Conocida tambien como Fiesta de las Semanas porque desde el inicio de Pesaj contamos los días de Omer a lo largo de Siete Semanas o Cincuenta dias para ser mas exactos. También se le conoce como Fiesta de las Primicias o de los primeros frutos o Habikurim porque Israel es reconocida por sus frutos de trigo, cebada, uvas, higos, aceitunas, granadas y dátiles. También se le conoce como Fiesta de la Cosecha ya que se celebra en la época de la cosecha de Trigo, y también como Fiesta de la Conclusión ya que se culmina el proceso que se inició en Egipto con la liberación de Pesaj, terminando con la entrega de la Torá.
Shavuot es marcado como Matán Torá, la entrega de la Torá. El día mas grande de la historia judía ya que sin este precioso regalo el pueblo hubiera sido un pueblo más como las demás naciones. Este el día en que D-os pregunta al pueblo de Israel si acepta la Torá e Israel contento y hechido de gozo responde: «Haremos y entenderemos». Se acostumbra en este día:
1.- Desde Rosh Hodesh Sivan hasta 6 días después de Shavuot no se dice Tajanun.
2.- Debe purificarse y santificarse en la víspera de Shavuot, representándose que en el día de Shavuot recibe uno la Ley del Monte de Sinaí de parte del Creador.
3.- Shavuot se festeja en la Diáspora el 6 y 7 de Sivan. En esta oportunidad comienza el sábado 26 de Mayo por la noche, cayendo el segundo dia en la diaspora el 28 de Mayo por la noche.
4.- Se suele adornar con flores las Sinagogas y los Sifré Tora.
5.- Si no hizo los adornos en la víspera de Shavuot puede hacerlo llegando Shavuot siempre y cuando preparó de antemano las flores con este objetivo (Sefer Hatodaa, página 273).
6.- Si la víspera de Shavuot cae en Sábado, no se pueden hacer los adornos ese día, aún si las flores fueron preparadas de antemano el viernes, ya que está prohibido preparar en Shabat para Yom-Tov.
7.- Se acostumbra tomar comidas de leche y miel en Shavuot. Esto porque la Tora es simbolizada por las palabras «miel y leche bajo tu paladar» que se interpreta como dulzura y pureza.
8.- La noche de Shavuot solo se dice Kidush después de la salida de las estrellas, puesto que Shavuot solo entra una vez transcurridas 7 semanas completas desde Pesaj y el día solo se completa al anochecer. La segunda noche de Shavuot se puede decir Arbit y Kidush aún antes del anochecer.
9.- Algunas comunidades hasídicas acostumbran permanecer despiertos la primera noche de Shavuot y estudiar trozos de todo el Tanaj (Biblia), así como del Zohar, en honor a la Torá que se recibe de nuevo cada año en esta fecha.
10.- Se acostumbra recitar en Shavuot la Meguila de Ruth y las Azaharot -Es costumbre en las comunidades sefardíes leer el poema de Shlomó Ibn Gabirol -escritor y pensador del Siglo XI- llamado Azaharot -,el pueblo suele reunirse para leer este poema que contiene los 613 preceptos en forma de rima.. (Los Ashkenazim acostumbran antes de la lectura de la Torá leer un poema exaltando la grandeza de D-os, llamado Akdamuth Milin). En la Sinagoga se abre el arca donde reposan los Sifrei Tora y se lee públicamente una Ketubá, o sea un contrato matrimonial, en donde D-os es el Katán -novio- e Israel es la Kalá -novia-, la dote es la Torá y la Ketuba solo contiene palabras de amor de intercambio y en donde los novios se comprometen a respetar el contrato eternamente.

חג שבועות שמח, לכם ולכול עם ישראל

 

KETER LE ISRAEL QUIERE DESEAR A TODOS SUS AMIGOS, SEGUIDORES, LECTORES, VISITANTES Y A TODO EL AM ISRAEL UN JAG SHAVUOT SAMEAJ

SHAVUOT 5771 (8 y 9 de Junio de 2011).¿Por qué Comemos Lácteos en Shavuot?

Ah… la lujosa delicia de los blintzes y el cheseecake (tarta de queso). Comer una cena láctea en Shavuot se ha convertido en una tradición. Pero, ¿cuál es su fuente? Aquí hay seis fascinantes razones:

Razón #1

Cuando el Pueblo Judío recibió la Torá en el Monte Sinai, en ella estaban incluidas las instrucciones de cómo matar a los animales y preparar la carne para comerla. Hasta entonces, los judíos no habían seguido estas leyes, por lo tanto toda su carne – además de las ollas – eran ahora consideradas «no casher». Por lo tanto, la única alternativa fue comer lácteos, lo que no requería preparativos anticipados.

Esto, sin embargo, hace surgir una pregunta: ¿Por qué los judíos no mataron nuevos animales, «casherizaron» sus ollas en agua hirviendo (hagalá), y cocinaron carne fresca?

La respuesta es que la revelación en Sinai ocurrió en Shabat, cuando matar animales y cocinar está prohibido.

Increíblemente, ese día en Sinai fue la primera vez que los judíos comieron productos lácteos. Hay una prohibición general de «comer un miembro de un animal vivo» (ever min hajai) que lógicamente debería incluir a la leche, el producto de un animal vivo. Ever min hajai es en realidad una de las Siete Leyes de Noé que los judíos observaban antes de Sinai (y que recaen sobre toda la humanidad desde los días de Noé).

Sin embargo, al recibir la Torá, que se refiere a la Tierra de Israel como una tierra de la «que mana leche y miel» (Éxodo 3:18), los productos lácteos pasaron a estar permitidos para los judíos. En otras palabras, en el mismo momento en que la carne que tenían se convirtió en prohibida, lo lácteo se convirtió en permitido. Ellos comieron lácteos en ese primer Shavuot, y nosotros lo hacemos hoy también.

(Vea la aclaración técnica al final de este artículo)

Razón #2

La Torá es comparada con la leche, como dice el verso, «Como la miel y la leche [la Torá] se encuentra bajo tu lengua» (Cantar de los Cantares 4:11). Como la leche tiene la habilidad de nutrir al ser humano (es decir un bebé que es amamantado), así también la Torá provee la «nutrición espiritual» necesaria para el alma humana.

Razón #3

La guematria (valor numérico) de la palabra en hebreo para leche, jalav, es 40. Comemos productos lácteos en Shavuot para conmemorar los 40 días que Moisés pasó en el Monte Sinai recibiendo instrucción sobre toda la Torá. (Moisés pasó 40 días adicionales en Sinai, rezando para pedir perdón después del Becerro de Oro, y luego un tercer período de 40 días antes de retornar con un nuevo juego de tablas de piedra).

El valor numérico de jalav, 40, tiene un significado adicional, hubo 40 generaciones desde Moisés quien recibió la Torá Escrita hasta la generación de Ravina y Rab Ashi, quien escribió la versión final de la Torá Oral, el Talmud.

Más aún, el Talmud comienza con la letra mem – guematria 40 – y también termina con mem.

Razón #4

De acuerdo al Zohar, cada uno de los 365 días del año se corresponde con uno de los 365 mandamientos negativos de la Torá. ¿Qué mitzvá corresponde al día de Shavuot?

La Torá dice: «Traigan Bikurim (los primeros frutos) al Sagrado Templo de Dios; no cocinen al cabrito en la leche de su madre» (Éxodo 34:26). Ya que el primer día para traer los Bikurim es Shavuot (de hecho, la Torá llama a Shavuot «la fiesta de los Bikurim»), la segunda parte de ese versículo – acerca de la carne y la leche – es el mandamiento negativo correspondiente al día de Shavuot. Así, en Shavuot comemos dos cenas, una de carne y una de leche, teniendo cuidado de no mezclar las dos.

Curiosamente, somos instruidos de no utilizar la misma hogaza de pan para una cena de carne y luego para una cena de leche, por temor a que alguna sustancia de carne haya salpicado el pan. Por lo tanto al comer dos cenas – una de leche y una de carne – inevitablemente tenemos dos hogazas de pan. Estas corresponden a las «Dos Hogazas de Pan» especiales que eran ofrendadas en el Templo para Shavuot.

Razón #5

Un nombre alternativo para el Monte Sinai es Har Gavnunim, la montaña de las cimas majestuosas. La palabra en hebreo para queso es gevina, relacionada etimológicamente a Har Gavnunim.

Además, la guematria de gevina (queso) es 70, correspondiente a las «70 caras de la Torá».

Razón #6

Moisés nació el séptimo día de Adar, y se quedó en casa por tres meses con su familia antes de ser puesto en el río Nilo el seis de Siván.

Moisés fue rescatado por la hija del Faraón, quien adoptó a Moisés y lo llevó a vivir en el palacio del Faraón. Pero inmediatamente surgió un problema: ¿con qué alimentar al bebé? En aquellos días no existía la leche maternizada en polvo, así que cuando la madre biológica no estaba disponible, había que contratar una nodriza. En el caso de Moisés, él se rehusaba constantemente a ser amamantado por nodrizas egipcias. El Talmud explica que su boca necesitaba mantenerse totalmente pura, ya que algún día se comunicaría directamente con Dios. Finalmente, la hija del Faraón encontró a una mujer de la cual Moisés accedió ser amamantado – Yojeved ¡La madre biológica de Moisés!

Aprecien la ironía: el decreto homicida del Faraón en contra de los bebés judíos fue planeado específicamente para prevenir una nueva generación de liderazgo judío. ¿Qué pasó en cambio? Moisés, el futuro gran líder judío, fue criado, educado y entrenado – justo bajo las narices del Faraón, en su propia casa, ¡a costas del Faraón! Y además de todo eso, ¡a la madre de Moisés se le pagaba un sueldo!

El comer alimentos lácteos en Shavuot conmemora este fenómeno de la primera infancia de Moisés, que ocurrió el sexto día de Siván, el día en que cae Shavuot.

Fuentes:

Razón #1: Mishná Brurá 494:12, Talmud – Bejorot 6b; Rabino Shlomo Kluger (HaElef Lejá Shlomo – YD322).
Razón #2: Rabino Meir de Dzikov – Imrei Noam.
Razón #3: Deuteronomio 10:10, Rabino Menajem Mendel de Ropshitz.
Razón #4: Talmud – Makot 23b; Jidushei HaRim; Rema (OC 494:3, YD 88:2).
Razón #5: Salmos 68:16; Midrash – Bamidbar Rabba 13:15; Rebbe de Ostropole; Reb Naftali de Ropshitz; Rabino David Meisels.
Razón #6: Talmud – Sotá 12b; Yalkut Itzjak.

Clarificación técnica para la «Razón #1»:

Si los judíos comieron lácteos por primera vez en el Monte Sinai, esto hace surgir la pregunta de cómo Abraham pudo haber servido productos lácteos a sus tres invitados. (Génesis 18:8).

La respuesta requiere un entendimiento técnico de la prohibición de ever min hajai, «miembro de un animal vivo». Una forma es definir «miembro» como un pedazo de carne que contiene huesos y/o tendones. Es este tipo de ever min hajai que ha estado desde siempre prohibido para los no-judíos. Esta prohibición no incluye la leche, porque aunque la leche proviene de un animal vivo, no contiene huesos o tendones. Por lo tanto, Abraham tenía permitido darle de comer leche a sus invitados no-judíos.

Hay una segunda, y más amplia, definición de ever min hajai que abarca a todos los productos de un animal vivo – incluyendo la leche. Es esta la definición que estaba prohibida para los judíos. Así es que no fue hasta la entrega de la Torá, con su referencia a la «tierra de leche y miel», que los productos lácteos pasaron a estar permitidos para los judíos.

La distinción es explicada claramente por el gran Rabino Shlomo Kluger, en «HaElef Lejá Shlomo» (Yoreh Deah 322).

Otro punto a clarificar: ¿Cómo pudieron los judíos obtener leche en Shabat si ordeñar un animal cae dentro de la actividad prohibida de mefarek?

La respuesta es que los judíos ya tenían leche disponible desde antes de Shabat, que habían estado utilizando para alimentar a los varios animales que acompañaban sus viajes por el desierto.

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SHAVUOT 5771 (8 y 9 de Junio de 2011).Comentarios del Midrash sobre los 10 Mandamientos

Estos son los Diez Mandamientos (Exodo 20:2-14): Yo soy Di-s tu Señor; No tendrás otros dioses delante de Mí…; No pronunciarás el Nombre de Di-s, tu Señor, en vano…; Recuerda el día de Shabat para santificarlo…; Honra a tu padre y a tu madre…; No matarás; No cometerás adulterio; No robarás; No darás falso testimonio en contra de tu prójimo; No codiciarás… Cinco mandamientos fueron inscriptos en una tabla y cinco en otra. Tal fue la enseñanza de Rabí Janiná ben Gamliél.

– Los cinco [de la segunda tabla] se corresponden con los cinco [de la primera tabla]. No matarás se corresponde con Yo soy Di-s tu Señor…, pues aquel que quita la vida a otra persona ha reducido la imagen de Di-s.

– No cometerás adulterio se corresponde con No tendrás otros dioses…, lo que nos enseña que la idolatría y el adulterio son equivalentes. Así, el versículo (Jeremías 3:9) declara: Y fue por la voz de su infidelidad que la tierra quedó contaminada cometiendo adulterio con ídolos de piedra y madera.

– No robarás se corresponde con No pronunciarás el Nombre de Di-s tu Señor en vano…, pues quien roba ciertamente jurará en falso.

– No darás falso testimonio… se corresponde con Recuerda el Shabat para santificarlo…; es como si el Santo, bendito sea, dijera: Si prestas falso testimonio en contra de tu prójimo, Yo lo consideraré como si estuvieras negando que Yo creé Mi Mundo en seis días y descansé.

– No codiciarás la mujer de tu prójimo… se corresponde con Honra a tu padre y a tu madre…; pues aquel que codicia la esposa de su prójimo llegará a tener un hijo de ella, y aquel honrará a un extraño como si fuera su padre y maldecirá a su propio padre.

Los Diez Mandamientos entregados en el Monte Sinaí constituyen la generalidad de toda la Torá. Además, las 613 mitzvot están incluidas en las 613 letras que conforman los mandamientos. Así también en las Tablas mismas, las inferencias y deducciones de la Torá estaban escritas entre cada uno de los mandamientos. El Talmud -que contiene todas estas inferencias y deducciones- es comparado con el océano, y así como en el océano entre cada ola grande se suceden otras pequeñas, del mismo modo entre cada mandamiento se encontraban escritas numerosas deducciones e inferencias. [Las 613 letras mencionadas aquí se cuentan desde la palabra Anojí -«Yo soy»- hasta, pero sin incluir, las dos últimas palabras asher lereéja -«de tu prójimo»-. Las siete letras adicionales de estas dos palabras aluden a las siete leyes de Nóaj.]

* * *

Los Diez Mandamientos -Aséret HaDibrot- entregados en el Monte Sinaí se corresponden con las Diez Declaraciones -Asará Maamarot- con las cuales Di-s creó el mundo.

– El mandamiento Yo soy Di-s, tu Señor…, se corresponde con la declaración Y Di-s dijo: Que haya luz… (Génesis 1:3), como expresa el versículo (Isaías 60:20): Y Di-s será para ti luz eterna.

– No tendrás otros dioses… se corresponde con Di-s dijo: Haya firmamento en medio de las aguas, y que éste separe las aguas de las aguas (Génesis 1:6). El Santo, bendito sea, declaró a Israel: Formad una separación entre Mí y la idolatría, que es como `agua estancada´ [agua contenida en una vasija, en contraste con el agua `viva´, que fluye, y por lo tanto simboliza a Di-s], como expresa el versículo (Jeremías 2:13): Me han abandonado a Mí, fuente de aguas vivas, haciendo para sí cisternas quebradas, incapaces de contener agua.

– No pronunciarás el Nombre de Di-s, tu Señor, en vano… se corresponde con Di-s dijo: Que se acumulen las aguas… (Génesis 1:7). El Santo, bendito sea, declaró: Las aguas Me presentaron sus respetos y se retiraron, pero vosotros no Me rendisteis honor absteniéndoos de pronunciar Mi Nombre en vano.

– Recuerda el día de Shabat… se corresponde con Di-s dijo: Que la tierra haga brotar vegetación… (ibíd. 1:11). El Santo, bendito sea, declaró: Sea lo que sea que comiereis en Shabat Me causa honor, pues el mundo fue creado sólo para que el hombre se abstenga del pecado, viva eternamente y coma del producto de la tierra.

– Honra a tu padre y a tu madre… se corresponde con Di-s dijo: Que haya luminarias en el firmamento del cielo (ibíd. 1:14). El Santo, bendito sea, declaró: He creado para ti dos luminarias, tu padre y tu madre. Debes cuidarte de guardar su honor.

– No matarás se corresponde con Di-s dijo: Que las aguas produzcan numerosos seres [marinos]… (ibíd. 1:20). El Santo, bendito sea, declaró: No sigáis el ejemplo de los peces, entre quienes los más grandes se comen a los más pequeños.

– No cometerás adulterio se corresponde con Di-s dijo: Que la tierra produzca criaturas vivientes, cada cual según su especie… (ibíd. 1:24). El Santo, bendito sea, declaró: He creado una pareja para ti. Cada uno debe unirse y serle fiel a su propia pareja.

– No robarás se corresponde con Di-s dijo: He aquí que os he dado toda hierba que porta simiente… (ibíd. 1:29). El Santo, bendito sea, declaró: Que nadie de vosotros robe o tome para sí la propiedad de su semejante. Por el contrario, tomad solamente aquello que no tiene dueño, como las hierbas del campo.

– No darás falso testimonio… se corresponde con Di-s dijo: Hagamos un hombre a nuestra imagen… (ibíd. 1:26). El Santo, bendito sea, declaró: He creado a tu semejante a Mi imagen, y tú también fuiste creado a Mi semejanza. Por lo tanto, no prestes falso testimonio en su contra.

– No codiciarás la mujer de tu prójimo… se corresponde con Di-s dijo: No es bueno que el hombre esté solo… (ibíd. 2:18). El Santo, bendito sea, declaró: He creado una compañera para ti. Cada cual debe apegarse a su propia pareja y no desear la esposa de su semejante (Pesiktá Rabatí 21).

Extraido de Nosotros y el tiempo por Eliahu Kitov

SHAVUOT 5771 (8 y 9 de Junio de 2011).Preparativos para la entrega

En Rosh Jodesh Siván – primer día del mes de Siván (que en aquel año, 2448, cayó en el primer día de la semana), los Benei Israel arribaron al desierto de Joreb.

¿Por qué fue que Hashem no presentó a Su pueblo la Torá tan pronto como ellos abandonaron Egipto? ¿Por qué El esperó siete semanas entre ietziat Mitzraim y matán Torá (salida de egipto y entrega de la Torá)?

En el medio del año escolar, un joven muchacho cayó enfermo y fue obligado a permanecer en su hogar. El tuvo que yacer en cama por muchas semanas. Cuando finalmente le fue permitido levantarse, se sentía fatigado y lucía pálido. Un día después, el teléfono sonó en la casa del muchacho. Era el director de la Ieshivá local quien dijo al padre, «Yo escuché que vuestro hijo ya no está enfermo. ¡Es tiempo para él de regresar al colegio!»
«¡Imposible!» protestó el padre. «El muchacho no está listo para eso. Permítale permanecer en casa por dos o tres meses para convalecer y volver a ganar su fuerza por medio de una nutritiva dieta. ¡Luego él será capaz de asistir a la escuela!»

Similarmente, Hashem no consideró a los Benei Israel aptos para recibir la Torá inmediatamente después de su partida de Egipto. El dijo, «Ellos aún sufren de los efectos posteriores del trabajo esclavizado Egipcio. Dejemos que permanezcan en el desierto por unos pocos meses, coman del man (alimento espiritual que Hashem entregó a los judíos en el desierto) y de las codornices, y beban el agua del Manantial. Cuando se hayan recuperado, Yo les entregaré la Torá.»

Además de eso, cuando los Benei Israel abandonaron Egipto, mucha rivalidad y contienda era hallada entre el pueblo. Ellos abandonaron la ciudad de Sucot teniendo discusiones, y cuando acamparon en su próximo destino, Etam, la discordia aún prevalecía. Hashem no podía otorgar Su Torá a personas que no estaban en paz entre sí. Finalmente, al arribar en el desierto de Sinai, ellos pusieron fin a todas las disputas y se unieron. Dijo Hashem, «¡La Torá de Paz les puede ser ahora entregada puesto que han aprendido a vivir en armonía entre sí!» Cuando entraron al desierto de Sinai también hicieron teshuvá por su pecado anterior de haber descuidado el estudio de Torá en el lugar Masa Umerivá.

En el día de su arribo a la montaña, que fue el segundo día de la semana, Hashem no se dirigió al pueblo porque ellos estaban aún débiles del viaje. Ellos descansaron en el lado este de la montaña.

En el tercer día de aquella semana, Hashem convocó a Moshé a la cima de la montaña y le dio las siguientes instrucciones relativas al método de preparar a los Benei Israel para matán Torá: «Habla a las mujeres aún antes que a los hombres; dirígete a ellas dulcemente y dáles los principios generales. Los hombres, por el contrario, deben ser enseñados de una manera severa y deben estar bien versados en todos los intrincados detalles de las halajot (leyes).»
¿Por qué Hashem ordenó que las instrucciones concernientes a matán Torá fueran dadas primero a las mujeres y sólo después de ello a los hombres?
Existen varias razones:
1. Así como las mujeres se vuelven obligadas a observar mitzvot a los doce años de edad, un año antes de que los hombres lo estén, así a ellas les fueron dadas las mitzvot primero en matán Torá.
2. Si las mujeres fueran de tal modo distinguidas, ellas ejercerían el más grande esfuerzo para proveer a sus hijos de una educación de Torá.
3. Hashem dijo, «Cuando Yo di la primera mitzvá a Adám y no a Javá, ella en consecuencia pecó. Ahora a todas las mujeres les será dirigida la palabra primero para que no crean que sus transgresiones de las mitzvot son menos serias que aquéllas de los hombres.»
4. Serles dirigida la palabra primero fue también un honor especial para las mujeres. Les fue concedido porque los Benei Israel fueron redimidos de Egipto en el mérito de las rectas mujeres.

Hashem predijo a Moshé, «Yo Me presentaré a ti en una densa Nube y todo el pueblo escuchará cuando Yo te hable, para que ellos todos crean en ti y en los profetas que te sucederán por todo el tiempo después.» (Las palabras de Hashem implicaban que en Har Sinai, todo K-lal Israel escucharían cómo Hashem se dirigía a Moshé. Esto los convencería a ellos de la verdad, que Moshé era verdaderamente el mensajero de Hashem.)
En aquel mismo día, Moshé también recibió el mandamiento de fijar límites para el pueblo al pie de la montaña. Moshé retornó a los Benei Israel al anochecer y transmitió las palabras de Hashem a los Ancianos en la presencia del pueblo íntegro. Subsecuentemente, él les describió el gran castigo por transgredir las mitzvot y la recompensa por cumplirlas. Todo K-lal Israel estaban deseosos de aceptar la Torá y contestaron, «Naasé – todo lo que Hashem dijo, nosotros haremos.»

A pesar de que el pueblo accedió a permanecer dentro de los límites fijados para ellos al pie de Har Sinai, no estaban enteramente satisfechos con el mensaje que Moshé había confiado. Ellos deseaban escuchar a Hashem Mismo y no meramente ser dados prueba del hecho que Moshé era Su mensajero. «¡Quien aprende algo de un mensajero no es lo mismo al que lo escucha del Rey!» exclamaron. «Nosotros queremos ver a Hashem y escuchar las palabras de Su boca.» En aquel tiempo, no eran conscientes del impacto aterrador que la revelación de la shejiná tendría sobre ellos. Más tarde lamentaron su pedido original y solicitaron a Moshé continuar hablándoles en lugar de Hashem.

En la temprana mañana del cuarto día de la semana, Moshé retornó al Cielo para informar a Hashem de su réplica. (En verdad, Hashem no tenía la necesidad de escuchar la respuesta de Moshé. Moshé demostró por su conducta que es correcto para un mensajero llevar una respuesta a alguien quien encargó tal respuesta.) El confió en que mientras el pueblo había accedido a permanecer al pie de la montaña, ellos habían expresado su deseo de ser dirigidos la palabra directamente por El. Hashem respondió a Moshé, «Yo concederé su petición. Yo Mismo descenderé sobre Har Sinai a la vista de la totalidad de K-lal Israel.» En aquel día, Moshé fue solicitado de instruir al pueblo a prepararse ellos mismos para matán Torá separándose de sus esposas, tevilá (inmersión), y lavando sus vestimentas. Estas purificaciones debían durar dos días, y en el tercer día, Hashem les entregaría la Torá.A pesar de que Hashem había designado sólo dos días de purificación, Moshé entendió Su verdadera intención – que era correcto añadir un tercer día como una precaución especial. El por consiguiente ordenó al pueblo prepararse para matán Torá durante un período de tres días. Al retornar al pueblo al anochecer del cuarto día de la semana, él les ordenó a ellos, «Preparáos vosotros mismos hoy y también en el quinto y sexto día, porque en Shabat, la Torá os será entregada.»
Hashem concordó con la decisión de Moshé.

Después de haber pronunciado la palabra naasé (nosotros haremos) y purificarse ellos mismos por tres días, los Benei Israel parecían ángeles. Ellos alcanzaron nuevamente el nivel de Adám antes de que él pecara y estuvieron listos para recibir la Torá. Antes de matán Torá, Hashem curó todos los defectos físicos de K-lal Israel. Hashem examinó a los Benei Israel quienes partieron de Egipto y los encontró imperfectos. Algunos de ellos eran rengos, ciegos, o impedidos de otro modo. Dijo Hashem, «¿Cómo puedo Yo entregar Mi perfecta Torá a una nación que es imperfecta? Con todo, en lugar de esperar a que la próxima generación crezca y demorar matán Torá, ¡Yo curaré a este pueblo!» Hashem entonces curó a todos sus ciegos, un hecho el cual es derivado del pasuk (versículo) respecto a matán Torá, «el pueblo íntegro vio» (Shemot 20:18). El curó a aquéllos que eran sordos, como está enunciado que todos contestaron «todo lo que Hashem diga nosotros haremos y oiremos» (íbid. 24:7). Todos aquéllos quienes eran rengos fueron también curados, como está enunciado, (íbid. 19:17), «y ellos estaban parados al pie de la montaña.» Asimismo Hashem los curó de toda otra incapacidad. Todos ellos tenían que estar en posesión de todas sus facultades para una perfecta aceptación de la Torá, porque si algunos de ellos no hubieran visto u oído a la shejiná (Presencia Divina), su experiencia de matán Torá hubiera sido incompleta.

Cuando Hashem seleccionó la montaña sobre la cual la Torá iba a ser entregada, una discusión estalló entre las montañas. Cada una insistía, «La Torá será entregada sobre mí.» Har Tabor vino saltando desde Beit Eilam y Har Carmel desde Aspamia, clamando, «¡Soy yo la que Hashem quiere!» Hashem, no obstante, las rechazó a ellas todas, diciendo, «¿Montañas, por qué vosotras discutís? Sóis todas defectuosas. Idolos fueron erigidos sobre la cima de cada una de vosotras. Har Sinai es bajo y por consiguiente nunca sirvió como un lugar de adoración de ídolos. Por lo tanto, es digno de recibir a la shejiná.» Hashem consecuentemente descendió sobre Har Sinai.

Rabino Moshe Weissman

(selección extraída del libro «El Midrash Dice» por Rabino Moshe Weissman, © Ed. Benei Sholem)

SHAVUOT 5771 (8 y 9 de Junio de 2011).Naase VeNishmá (Haremos y escucharemos)

Los judíos no celebran las festividades como meras fechas de aniversario. Cada año causa una expansión y profundización del mensaje transmitido la primera vez. Si Shavuot es la celebración del recibimiento de la Torá en el Monte Sinaí hace 3,300 años, entonces Shavuot este año nos dará un aspecto de la Torá que no recibimos el último año o ninguno de los años anteriores.
Cada Yom Tov (día festivo) decimos la bendición «Shehejeyanu…» que se traduce: «Bendito Hashem… Quien nos ha dado vida, nos ha sustentado y ayudado a alcanzar este tiempo». ¿De qué estamos agradeciendo a Hashem? ¿De ser capaces de consumir más alimentos? ¿De ser capaces de dormir la siesta? ¿Estamos realmente agradeciendo a Hashem de hacernos llegar a este tiempo?
La respuesta es que este tiempo nos está enriqueciendo de una forma que nunca antes nos había enriquecido. Por lo tanto, agradecemos a Hashem permitirnos alcanzar este tiempo cuando recibimos un entendimiento nuevo que nunca nos había sido dado previamente.
¿Qué entendimiento nos da Shavuot, el día del recibimiento de la Torá? Puesto de manera simple, nos da el entendimiento de na-asé venishmá.

Na-asé Venishmá

El segundo día de Siván -justamente unos días antes que recibiéramos la Torá – el pueblo judío le dijo a Moshé: «Todo lo que Hashem nos diga, lo haremos». Moshé subió a la montaña y Hashem le instruyó enseñar dos mitzvot al pueblo que lo prepararían para kabalat HaTorá (el recibimiento de la Torá): prishut (separación de relaciones conyugales) y hagbalá (límites alrededor de la montaña). Cuando Moshé regresó con el pueblo el 4 de Siván, dijeron: «Todo lo que Hashem diga, na»asé venishmá haremos y escucharemos». Repitieron «haremos» y añadieron «escucharemos» es decir, trataremos de entender.

¿Qué es lo que estos términos significan realmente? Si dijeron uno, ¿para que añadieron otro?
Podemos empezar respondiendo estas preguntas formulando otra: ¿existe alguna diferencia entre los mandamientos que observa un gentil – un verdadero gentil bueno que cree en Hashem – y aquéllos que un judío religioso observa? Más específicamente, los gentiles tienen siete mandamientos que deben observar – uno de ellos, por ejemplo, no robar – ¿existe alguna diferencia entre su mandamiento de no robar y el mandamiento judío de no robar?
A primera vista, uno pensaría que no hay diferencia. Sin embargo, sí existe.
Pregunta a un gentil ético por qué uno no debería robar, y te va a decir que si no existe respeto por la propiedad de otros no habría ley ni orden. La sociedad se destruiría. Por lo tanto, te contestaría que ya que la gente tendría una necesidad inherente de robar, es necesario contrarrestarla con las leyes en contra del robo. Es por esto que D-os nos ordenó no robar.
Rabí Eljanán Wasserman, zt-l, preguntó: Sabemos que cada ser humano será juzgado por Hashem un día. Sin embargo, ¿cómo puede Hashem juzgar a un gentil por no cuidar sus siete mandamientos? Puede decir que nunca oyó hablar de ellos. O decir que creció en una comunidad de ladrones y asesinos, con padres que eran drogadictos. ¿Cómo puede ser que el no observar los siete mandamientos sea usado en su contra?
Sin embargo, Rabí Wasserman respondió: los siete mandamientos son leyes exigidas por la lógica natural. Son instintivas. Su lógica inherente se nubla sólo cuando uno se corrompe. Así, de acuerdo a Rabí Wasserman, los gentiles son responsables de observar los siete mandamientos de Noaj no importando cuáles sean sus antecedentes, porque los siete mandamientos son naturalmente razonables. Tienen una filosofía en sí mismos. Y la filosofía dicta la ley.

Cualquier religión basada en los siete mandamientos de Noaj es una religión válida. Y más gentiles deberían ser seguidores fervientes de tales religiones. Sin embargo, cuando una ley es ley porque se adapta al entendimiento humano está, por definición, limitada al entendimiento humano. Sus objetivos son solamente para aquellas cosas que los seres humanos pueden concebir, el objetivo supremo es el funcionamiento armonioso de la sociedad. El problema con esto es que implica que D-os creó leyes con objeto de corregir la naturaleza humana. Sin embargo, si D-os hubiera querido, habría creado un mundo donde la naturaleza humana fuera perfecta, donde no hubiera pobres y nadie quisiera robar. Si sientas un mono a la mesa con un plato de dinero, ¿lo va a robar? No. No obstante, pon un plátano en el plato y sí lo hará. Hashem no le dio al mono la necesidad de robar dinero y Él tampoco se la tenía que dar a los seres humanos. Por lo tanto, decir que la verdadera razón por la que uno no debe robar es porque la humanidad se beneficia con esta ley, es una falacia. Implica que Hashem tiene que reaccionar a las deficiencias del mundo. Hashem creó también las deficiencias.

«2,000 años antes de la creación del mundo, Hashem creó la Torá»

«No robarás» fue escrito 2,000 años antes que el mundo empezara a existir. Así, cuando llegó el tiempo para Hashem de crear el mundo, Él preguntó: «¿Qué tipo de mundo necesita la Torá? Si la Torá dice «No robes» entonces debo crear un mundo donde la gente quiera robar».
Por lo tanto, el argumento de que la Torá fue escrita para que la humanidad funcione bien es superficial. ¡La humanidad fue creada para cumplir la Torá!
Y es por esto que los mandamientos de los judíos difieren de los que corresponden a los gentiles. Para el gentil, el objetivo de la ley es por el bien de la humanidad. Para el judío, el objetivo de la ley es por el bien de D-os; sirve al Plan Divino. En verdad, además de servir al plan de Hashem, los mandamientos también mejoran la condición humana. Sin embargo, la responsabilidad principal y más grande de un judío es realizar los mandamientos porque de alguna manera cumple el Plan Divino al hacerlo así.

Si pudiera expresar una analogía, piensa en una computadora programada para ganar millones de dólares de valores de renta. Todo lo que requiere es que el operador contratado para usar la computadora siga las instrucciones hasta sus más finos detalles. Como un valor agregado, la computadora está programada de tal manera que si el operador oprime la combinación correcta de teclas en el momento adecuado, se produce una hermosa melodía. Por lo tanto, mientras la persona está ejecutando el programa también está tocando música hermosa.

Ahora, imagina que se le pregunta al operador después de usar la computadora durante varias semanas qué es lo que está haciendo. «¿Haciendo? ¿Acaso no puedes oír? Estoy tocando música hermosa».
Ésta es una respuesta tonta. Está en un proceso para ganar miles de millones de dólares y ¡todo lo que cree que está haciendo es tocar melodías! Hashem fue bueno con nosotros ya que mientras nos puso en la tarea de ejecutar Su propósito en la creación, nos dio la capacidad de gozar la «música» del momento. Los mandamientos de Hashem sirven un doble propósito. Cumplen Sus necesidades y las nuestras. Sin embargo, somos tontos si pensamos que todo lo que estamos logrando es aquello que podemos percibir que nos beneficia.

La Torá es una idea muy bonita. Mejora la vida familiar, la vida comunitaria, etc. No obstante, cumplirla solamente por esas razones es pensar en términos gentiles. Cumplimos la Torá porque Hashem nos dijo que lo hiciéramos; porque Él nos dijo que podemos estar seguros de que nuestra observancia produce algo millones y millones de veces más grande que cualquier cosa que percibamos. Y después de eso la cuidamos por las razones evidentes, por el mejoramiento que trae al individuo y a la comunidad.

Los Sabios explican que la bondad de los gentiles es pecado, queriendo decir que cuando un judío sigue valores – aun valores religiosos – que están basados en razonamientos seculares y no judíos, es un pecado. Para los gentiles está bien. Todo debe ser explicable a sus mentes racionales. No obstante, para el judío, no robar u observar cualquier otro mandamiento paralelo de la misma forma que un gentil, es un pecado. Es por esto que la razón para que un judío no robe, debe ser diferente a la razón por la que un gentil no roba. Un judío no roba, primero, porque así dice en la Torá. Esto se llama, na-asé, haremos; lo vamos a hacer sin cuestionar, a pesar de que nuestras mentes racionales encuentren o no atractiva la idea. Lo haremos porque el Creador del cielo y la tierra dijo que lo hagamos. Después de eso, buscaremos nishmá, entendimiento.

El orden de na-asé venishmá es de suma importancia. El máximo objetivo de un no judío es entender con su mente racional todo lo que pueda. Después, y sólo después, procede a hacerlo. Esto es nishmá venaaasé, el entendimiento precede a la acción. El objetivo de un judío es más elevado porque se esfuerza en cumplir los mandamientos de Hashem aun si su mente racional le dice lo contrario. Na-asé venishmá transforma el intelecto de un instrumento que informa al cerebro humano acerca de todo lo que ve, a un instrumento que permite al cerebro humano entender más de lo que puede ver. Ver es creer, pero creer es más que ver.

Antes del Monte Sinaí el pueblo judío era todavía miembro de la raza humana. No tenían más elección que la de actuar sobre lo que el intelecto les decía. Sin embargo, en el Monte Sinaí se les dio acceso a una revelación más grande que el intelecto humano. Se volvieron judíos, miembros del pueblo elegido de Hashem.

(selección extraída del libro «Autoestima» de Ezriel Tauber, © Ed. Jerusalem de México)

Tizku Leshanim Ravot

«Tizku Leshanim Ravot Neimot Ve Tovot»
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B.H. años mejorados